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El menú de carne de lidia del chef Abraham García en Viridiana es para sacarle a hombros por la puerta grande

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El menú de carne de lidia del chef Abraham García en Viridiana es para sacarle a hombros por la puerta grande

Abraham García y su restaurante Viridiana son una meca gastronómica en Madrid. Detrás del maravilloso Retiro, con su aire clásico de siempre, sus espejos, su mantel blanco, unos platos inspirados en el sombrero de ala ancha del chef, su bodega extraordinaria y la altísima calidad de sus productos, es un básico de Madrid. Y no sabemos si nos quedará mucho tiempo para poder disfrutarlo porque Abraham cumple setenta años en Abril y tal vez toque descansar, tras cuatro décadas trabajando y siendo un visionario de la fusión, de la cocina de producto y de la gran cocina que se hace en España hoy. Por eso, su menú de carne de lidia es una ocasión maravillosa para revisitarlo. El precio cerrado y los platos que hemos degustado, bien merecen levantar el teléfono y hacer una reserva para probar una de las mejores cocinas de la capital.

Viridiana

Seis platos eran seis. Cuatro de toro. Y dos postres. Tres semanas, tres. El menú taurino de Viridiana merece ovación del tendido. Pena que el tiempo sea tan limitado. A cambio, el precio es interesantísimo: 60 euros (sin vinos).

Abraham García confiesa que nunca antes había cocinado carne de lidia, pero que cuándo la ha aprobado le ha conquistado. "Tiene muchas analogías con la caza, no es excepcionalmente sabrosa, no es muy grasa y tiene cierto dulzor. Y sobre todo, genera mucha seguridad porque son animales criados en total libertad". Hasta el punto que ha decidido crear un menú especial para estas fechas en las que tras las fiestas de septiembre y con la feria de otoño, la carne de lidia tiene mucha importancia.

Comenzamos la cena. Viridiana tiene la luz de noche justa. Ni muy alta ni muy baja. Se escuchan muchos idiomas en la sala: portugués, alemán, inglés... Muy cerca del restaurante, se hallan los mejores hoteles de lujo de la capital. Cuándo un huésped pregunta por un restaurante, el personal sabe que con Viridiana tienen al cliente contento y es posible que caiga una buena propina.

Primer plato, una Cecina de Toro de lidia de sabor intenso y extraordinario. Con una veta preciosa y combinado con el frescor del mango y el melón, también con higo y almendra frita (una combinación que me ha descubierto el chef y que va a caer en mi casa para siempre), pero sobre todo con un dátil verde, de Jericó. Nunca lo había probado y me sorprendió su mezcolanza de sabor entre el dátil y la castaña.

Cecinamelon

Segunda faena: Vitello "toreato" de novillo de lidia. Abraham García hace su versión del plato clásico de Parma, del que confieso no soy muy fan. Pero es una maravilla porque le pone la salsa justa y de una suavidad perfecta. Consigue darle un toque de anchoa a la carne, tierna y ligera, pero que permanezca el sabor de la misma. Me ha hecho cambiar de opinión respecto a esta especialidad y si lo hago en casa, será con estas proporciones.

Vitello

Abraham, que es todo pasión, viene a la mesa a seguir contándonos. ¿Dónde se compra esta carne?, preguntamos. "Es difícil encontrarla, hay que ir a distribuidores especializados. El de la cecina está en León, por ejemplo. Pero viene mucho de las ferias que hay ahora en septiembre. No hay terneras de lidia porque no interesa al ganadero. Hacen falta años para engordar una vaca hasta los 150 kilos, mientras que un toro de lidia llega a 600 kilos muy rápido. Varias firmas empeñaron su fortuna en criar vacas de lidia, pero luego acabaron cerrando porque el público no respondía. Y ya lo dijo Marx: `todo tiene un trasfondo económico´. Si no es rentable, acaba por desaparecer. Pero se nota que son otra raza".

La gran estocada: el chile y el mole con carne de lidia

Para acompañar la cena recomienda amontillados y palo cortado en los entrantes. Y sí, funcionan muy bien. Y anuncia: "los siguientes platos están basados en la cocina mexicana que es para mi una de las mejores de América y que no tiene el reconocimiento que merece".

Pero Abraham, la pone en su sitio y trabaja con la lidia y nos desarma. Nos hace un Chile dulce relleno de rabo de toro con una chicuelina de Chipotle, que es una barbaridad. Hemos dado un paso hacia su cocina más extraordinaria. El rabo de toro está estofado a fuego lento y el pimiento relleno, asado a fuego vivo... el resultado es fenómeno. El que disfrute de la comida picante, que pruebe a tomar el rabito del pimiento. Suele ser picante. El que prefiera el sabor puro sin interferencias, ya sabe dónde está el truco.

Chile de rabo de toro

Rematamos faena con las albóndigas de toro de lidia al mole poblano con arroz con setas silvestres al romero (dedicado a Curro). Las albóndigas suaves, sueltas, tiernas y melosas. El mole, con su chocolate, y toque picante de jengibre, está enriquecido con almendra y más chocolate y es de una intensidad que dan ganas de empezar a levantar el pañuelo blanco.

Albondigas Viridana

Los tintos para estos platos son de Toro, parece casi una broma. Pero no. Abraham nos abre un Díscolo para los chiles y un Prima para las albóndigas. Impresionante el maridaje. Recordamos que por eso nos hemos venido en Cabify y nos alegramos.

Tocamos el cielo con los postres. Primero un helado casero de canela con un toque a anís que parece hecho a medida para una servidora (que ama las torrijas con anís). Y después un Sol y Sombra de chocolates blanco y negro sobre un albero de almendras en polvo que es otra maravilla.

Helado Viridiana

Abraham García se sienta con nosotros, recita poemas de memoria, nos habla de su infancia, nos cuenta sus historias en la tele, que no cuesta nada llamar para anular la reserva y cómo afecta a los restaurantes como el suyo, que ha ido a ducharse en los postres y usa una nueva colonia de Dior comprada en París, nos muestra el diseño de su menú taurino, y nos acepta una invitación para venir a la cocina de Directo al Paladar y darnos su receta de Chile dulce.

Solysombra chocolates

Se hace tarde y van saliendo los clientes del Viridiana, se acaban los acentos extranjeros, allí seguimos... Somos la última mesa del local y nos sentimos felices de poder disfrutar del final de la velada con este hombre que ha hecho historia en la gastronomía y que escribe en su menú taurino de carne de lidia lo que siempre ha sido su cocina: ¡Va por ustedes!

Datos prácticos.. Dónde: c/ Juan de Mena, 14 (Madrid).
Reservas: 915 31 10 39, 915 23 44 78, 915 31 52 22. Cierra domingo noches y lunes.


Las 19 mejores barras de Madrid, donde disfrutar más que en la mayoría de restaurantes

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Las 19 mejores barras de Madrid, donde disfrutar más que en la mayoría de restaurantes

Protagonistas indiscutibles de los aperitivos, las barras madrileñas evolucionan hasta convertirse en opciones gastronómicas de primer nivel. Atrás quedan los tópicos en los que para disfrutar de una comida había que pasar al comedor, lidiando con primer y segundo plato, permitiendo que ahora las barras cobren protagonismo. Ya sean de pie o en taburetes altos, opciones como las medias raciones ganan presencia culinaria, facilitando al comensal la tarea de elegir platos, probando más alternativas y jugando con las apetencias del día.

Desde ejemplos de alta cocina, incluyendo algún menú degustación con estrella Michelin, hasta las barras de restaurante japonés, donde el chef se pone a los mandos, cuchillo en mano, Madrid vibra y se disfruta con nuevos aires con esta propuesta. Capaces de tocar todos los palos, empezando por lo tradicional, y dando margen a restaurantes de moda o a ofertas de producto puro, la capital se llena y goza sin necesidad de mesas bajas.

Por eso, nos ponemos manos a la obra para decirte qué barras de Madrid reivindican esta nueva ola con la que tentar a los paladares más disfrutones.

A'Barra

A

Con semejante bautizo, era lógico pensar que la barra es una de las artífices del éxito de este joven restaurante (apenas tiene cuatro años) sobre el que Michelin ya ha puesto su florón. Aunque sea una barra atípica, porque sólo tiene la opción de menú degustación (90€), A'Barra merece el capricho y el gustazo. Slow cooking y alta cocina se entremezclan así para 14 comensales, en torno a una larga barra ovalada de mármol, que representa el mismo lujo que su cocina.

De ella se encarga Juan Antonio Medina como chef, al que secundan en sala Jorge Dávila y Valerio Calero en la sumillería. 10 pases en los que los productos de La Catedral de Navarra y los ibéricos Joselito cobran gran protagonismo, ya que los dueños de estas empresas son socios en el local, pero que dejan en manos de Medina la tarea de ejecutar el menú. Ejemplo de esta simbiosis es el helado de tomate en texturas, ajo negro y aceite de oliva LC, el lomo de corzo a la brasa o el arroz a banda estilo A´barra.

Calle del Pinar, 15.

Taberna Artesana Verdejo

Escabeche de jabalí con cebolla y crema de apionabo

Con la cocina impresa en su ADN, Carmen Moragreja y Marian Requeijo decidieron lanzarse a la arena madrileña con un recetario tradicional en el que el producto y la técnica , de inspiración familiar, se materializan en cocina por el chef Miguel de la Cruz. Así abundan los escabeches, guiños a la memoria gustativa de Marian.

A ellos se suman apuestas a caballo ganador, reinas eternas de la barra, como las albóndigas de sepia y cazón, las mollejas de ternera salteadas o la ensaladilla de gambas. Aunque la zona de barra sea menuda, la opción no debe pasarse por alto, sobre todo por las opciones de media ración y por el repertorio de vinos que en el local se trabaja. Numerosas referencias de jereces 'raros' consolidan así una de las tabernas con más encanto de Madrid, en las que siempre es conveniente hacer una paradita.

Calle de Espartinas, 6.

La Primera

La Primera

Bajo la mano de Carlos Crespo y Paco Quirós, el grupo Cañadío ha reivindicado la cocina cántabra en Madrid, siendo La Primera uno de estos iconos. Aunque la zona del restaurante es el gran imán del local, su barra, muy a mano, seduce a madrileños y turistas cuando se trata de apostar por cocina de mercado y sabores de siempre.

Con una carta que no hace distinciones entre butacas y sillas alta, el repertorio oscila con éxito entre las croquetas de lacón y huevo cocido, las rabas al estilo Santander o trozos de merluza Orly con alioli. Más allá de los 'entrantes, la carta se engalana de arroces (como el negro de cachón), cuatro recetones de merluza o platos con más contundencia como los callos a la montañesa o el jarrete de cerdo asado, perfectos para los que creen que comer en barra significa malcomer.

Calle de Gran Vía, 1.

Roostiq

Roostiq

Con la bandera del producto propio izada, el asador Roostiq, donde la brasa manda, dispone sobre la parrilla buena parte de sus reclamos gastronómicos. Verduras y hortalizas traídas desde Palazuelos (Ávila), conviven con pollos de corral y cerdos criados en sus propias instalaciones.

A su vez, pizzas cocinadas en horno de leña e impresionantes cortes de vacuno de Cárnicas Guikar consolidan las propuesta de barra, donde se encuentra una de las peculiaridades del local: los torreznos con champagne. Al mismo tiempo, la huerta también gana protagonismo, como en las alcachofas confitadas o los puerros a la brasa. El remate cárnico se puede colocar con las chuletas pero también con pescados, también braseados, como el rodaballo o el lomo de salmón.

Calle de Augusto Figueroa, 47.

Kappo

Kappo

Uno de los japoneses de más prestancia de la capital es Kappo, donde oficia Mario Payán como itamae, donde los nigiri son los grandes protagonistas de su propuesta, generando dos menú Omakase. Abundancia de sabores marinos, finamente tratados a la vista del comensal, hacen de esta barra japonesa una buena sugerencia para los que quieren disfrutar no sólo de la comida, sino también de la experiencia.

Trucha, pez limón o melva comparten escenario con atún rojo, emperador o vieira, que cabalgan sobre el delicado arroz que Mario Payán elabora expresamente para cada servicio, con ligeros tonos rosados, cuyos tintes se adquieren por el tipo de vinagres utilizados. Recomendalbe también el dejarse tentar por los maridajes con sake, aunque no se debe dejar de lado la oferta de vinos con las que emparentar estas recetas.

Calle Bretón de los Herreros, 54.

Ikigai

Ikigai

El chef Yong Wu Nagahira, japonés de origen pero con un aprendizaje internacional, incluyendo un paso por Francia, dispone una barra de sushi bastante peculiar, que coquetea con diferentes cocinas. La premisa principal gira en torno a la técnica y el producto, haciendo valer además las distintas enseñanzas, que se manifiestan en los nigiri fusionados. Ejemplo de ello es el nigiri de viera con foie y fresa liofilizada o el de nigiri de espardeñas con trufa rallada.

El resto de la carta se confecciona con grandes clásicos de la cocina nipona, que ponen a prueba la destreza del chef. Maki, uramaki, temaki, gunkan y sashimi conforman el resto de la propuesta, que conviene disfrutar en los asientos de la barra, desde los que ver el manejo del chef en primera persona.

Calle de la Flor Baja, 5.

Kitchen 154

Costillas coreanas de Kitchen 154

El Mercado de Vallehermoso es uno de los epicentros gourmet de Madrid, donde los mercados ganan protagonismo. Allí ejercen los chicos de Kitchen 154 con una cocina que coquetea con guiños americanos y asiáticos, desde picantes a toques más suaves, en un local en el que la barra es protagonista, aunque hay también varias mesas bajas.

Bajo el lema de "comida picante y especiada", en Kitchen 154 triunfa la cocina sous vide, que les permite estar dispuestos en el servicio, ya que el espacio reducido del 'local' obliga a cocinar durante otras horas. Clásicos ya de Kitchen 154 son las alitas sweet chili, el curry rojo de gambones (bastante picante) o las costillas coreanas (algo menos picantes), por las que medio Madrid hace cola.

Calle de Vallehermoso, 36.

Barra M

Barra M

Omar Malpartida es, con toda probabilidad, uno de los chefs más inquietos de Madrid. El peruano, al que también se le conoce por haber pasado por Tiradito, por Chambi, o por su propuesta más purista de Luma, reivindica también una barra de mestizaje en la que predomina el ADN peruado.

Una larga barra, una carta no muy extensa y la probabilidad de medias raciones hacen de Barra M un lugar fácilmente compartible. Aguachile, tartares y ceviches forman parte de la primera parte, que forman parte de la comanda fría. En caliente conviene apostar por la tempura, el lomo saltado o el pollo braseado. No conviene acabar la comida sin apostar por el dulce, como la tarta de tres leches de chocolate. Todo ello altamente maridable con la apuesta de piscos, que pone la guinda refrescante al menú.

Calle de la Libertad, 5.

Arallo Taberna

Arallo

Producto gallego, proveniente del gen Alabaster de los creadores de esta taberna, y aires asiáticos y latinos se funden en una cocina gamberra y muy creativa, donde sorprenden con dumplings, baos y buenas dosis de marisco y pescados, que sirven para asentar buena parte de la carta.

Más purista e imprescindible es la croqueta nigiri, rellena de salsa verde pero coronada por una tajada de pescado , que contrastan con las navajas con wasabi o el tartar de carabinero, cuyo coral se convierte en una jugosa salsa. Del mismo modo, curiosidades pizzeras como la de anguila y mango, o guiños como el jurel con jalapeños mezclan sabores con un toque divertido en el centro de Madrid. Todo ello bien regado por vinos curiosos, no pasados de precio, que se salen de las bodegas y denominaciones de origen típicas.

Calle de la Reina, 31.

Lakasa

Lakasa

Algunas mesas altas y una breve barra son los reclamos de picoteo con los que César Martín y su equipo conquistan al madrileño que lleva prisa. Las cartas del restaurante y de la barra coinciden, donde además se pueden pedir medias raciones, reivindican la cocina creativa pero con una importante base de producto con la que Martín se ha convertido en referente dentro de Madrid.

Disponible desde las 13:30 horas hasta el cierre, la cocina nonstop de Lakasa permite alternar a casi cualquier hora del día. Entre sus banderas, los buñuelitos de idiázabal, las manitas de cerdo rellenas de rabo de toro o las albóndigas de buey a la carbonara (en la imagen) o el salmorejo clásico con langostinos de Sanlúcar. Un acierto para comer, merendar o cenar que sólo cierra los fines de semana y festivos.

Plaza Descubridor Diego de Ordás, 1.

Álbora

Álbora

El hermano mayor de A'Barra también presume de picoteos de pie o en mesas alta. Ubicado en el corazón del barrio de Salamanca, el local vuelve a presumir de producto y de sensatez gastronómica en su planta baja, la del bar, mientras que en la superior se abre el restaurante.

Como responsable de ambas propuestas culinarias oficia Agustín González, que apuesta por elaboraciones sencillas en las que la materia prima es protagonista. Ejemplo de ello son las chacinas de Joselito, varias ensaladas y una apartado bautizado como #RecetasSaludables, aunque el resto de la carta no se quedaría corta. Pasadas por la cocina, recetas como la empanadillas de rabo de toro al curry amarillo, los gambones en tempura o tartar de atún con helado de aguacate forman parte de una cocina en la que el sabor fluye por toda la barra.

Calle de Jorge Juan, 33.

Taberna Laredo

Los hermanos Laredo son ya uno de los referentes de la ahora bulliciosa zona de Retiro. Sin embargo, estos tres hermanos (David, Miguel y Paco) llevan 25 al pie del cañón con este local donde el buen comer y el buen beber es el pan de cada día. Dos alturas, la de la barra en la planta baja, y la primera, donde está el restaurante, sirven de templos gastronómicos.

Abajo, perfecta para acodarse, las recetas oscilan entre las preparaciones tradicionales y algunos guiños viajeros. Así coexisten ceviches con las chuletillas de conejo o los guisantes con jamón. Mención especial también merecen sus croquetas, la tortilla de patatas con alcachofa y la ensaladilla rusa. Todo ello debidamente regado por los vinos de la carta, que oscilan desde etiquetas casi desconocidas pero muy sugerentes hasta emblemas enológicos, de altos precios y fama contrastada.

Calle del doctor Castelo, 30.

Lúa

Primeros aperitivos del menú degustación: esferificación de aceituna, torrezno de la cabeza del pulpo y ajoblanco con mosto

Luciendo una estrella Michelin pero no conformándose sólo con la apuesta del menú gastronómico, el chef gallego Manuel Domínguez decidió revitalizar la antesala de su local. Con estos nuevos aires, la barra y las mesas altas de Lúa ganan enteros, aunque no pierde de vista el pie gastronómico. Allí no faltan los detalles a la cocina de pureza gallega, como el pulpo, tanto a feira como al horno.

Del mismo estilo pero sin renunciar a ese toque estelar, otros platos como la vieira con tomatillo o el carpaccio de carabineros siguen aportando el toque marino a la barra. Además, la presencia de la cuchara gana enteros, como en la sopa de ajo o los callos con garbanzos, que además emparentan con otras preparaciones como la merluza frita o o el bacalao al pilpil. Junto a ello, para beber, más de 100 referencias de vinos por botellas y una decena por copas se sirven para equilibrar entre lo comido y lo bebido.

Paseo de Eduardo Dato, 5.

Sala de Despiece

Ya convertida en icono de Chamberí, el local que regenta Javier Bonet es uno de los estandartes de la comida en barra. Aunque algo estrecha y siempre concurrida, la Sala de Despiece es uno de los templos del finger food, frecuentado por grupos de amigos y muy bullicioso, donde copear y picotear son las reglas no escritas de la casa.

La carta es relativamente extensa pero bien organizada, explicando con claridad las preparaciones y aderezos que cada plato lleva. Famosos son sus chipirones a la plancha, las cuatro preparaciones de atún rojo y la presa ibérica curada en casa. Tirabeques, alcachofas, espárragos y papas apuestan por la parte verde de la carta, con la que se suaviza la potencia cárnica de los embutidos o de los cortes de vacuno, como la chuleta, el solomillo o el lomo bajo.

Calle de Ponzano, 11.

Cilindro

El segundo local del peruano Mario Céspedes y la asturiana Conchi Álvarez, tras conquistar Madrid con Ronda 14, apuesta por toques más peruanos, en los que también se siguen paladeando los sabores asturianos. Se gesta así un Perú criollo en el que la primera planta ejerce como santuario de barra, donde ceviches y pescados cobran protagonismo, como la dorada con ají panca.

Los matices asturianos no se hacen esperar, siendo perfectos para compartir, como los tortos de rabo de toro, con un maíz muy bien trabajado, o el rollito asturiano con estofado chifa, que reivindican ese par de universos gastronómicos que confluyen aquí. Además, postres frescos, como el mochi de lúcuma le aportan a la carta matices ligeros que se pueden disfrutar en mesas altas.

Calle de Don Ramón de la Cruz, 83.

El Señor Martín

Consagrado al mundo del mar, Alfonso Castellano oficia en un restaurante en el que, a pesar de estar en Madrid, los productos del mar se saborean con una frescura que uno creería sólo a pie de playa. En esta barra de más de 15 metros, bautizada como 'Mirando al mar' que se puede reservar, la carta coincide en propuestas con la del restaurante.

Allí priman las recetas de pescados sobre brasas, que se venden al peso, como el salmonete, el virrey, el besugo o el mero negro. Antes de llegar a ellos, las entradas sorprenden como el lomo de jurel aliñado, los berberechos al jerez o una importante pléyade de mariscos como gambas rojas, zamburiñas u ostras Gilardeau. El remate se puede colocar con las tablas de quesos, en las que abundan referencias españolas y que sirven de buena pareja de baile para la carta de vinos, en las que predominan los jereces.

Calle del General Castaños, 13.

La Tajada

La Tajada

Iván Sáez, alma mater de Desencaja, estrenó el pasado verano su propuesta informal, en la que coinciden los menús del día, los desayunos, los pinchos de tortilla y la alegría y el trajín que una barra significa. En ella se disfruta de una cocina sin pretensiones, en la que los sabores de siempre como el pisto con huevo, la ensaladilla rusa, las patatas revolconas con torreznos o las alitas de pollo con salsa de chiles dulces hablan a las claras de las novedades de Sáez.

Una buena dosis de picoteo que no reniega de la cuchara o de platos que pudiéramos llamar 'segundos'. Ejemplo de ello es el arroz con periquitos, la codorniz estofada en jerez o los callos a la madrileña, con los que el chef reivindica una cocina accesible, para refrescar el mundo de la barra.

Calle de Ramón de Santillán, 15.

BiBo

BiBo Madrid

La primera piedra de Dani García en Madrid llegó para conquistar desde el Paseo de la Castellana con propuestas asequibles, en las que caben reinterpretaciones de platos que le llevaron a las preciadas estrellas Michelin, pero también con ofertas más informales. Allí es donde el eje central del local, en forma circular, en el que la barra es protagonista. Allí algunos platos como el brioche de rabo de toro (en la imagen), el yogur de foie o el salmorejo rojo de centollo dan ese toque a Málaga que el chef persigue.

Tambié cabe el atún rojo en esta comanda, que es compartida con el resto de mesas del local, y guiños a la fritura andaluza. Langostinas en tempura, lubina frita y langostinos dan así el toque crocante a un conjunto ecléctico en el que también hay chuletas de ternera, hamburguesas o recetas de corte marinero como el bacalao a la parrilla o la lubina en costra de sal verde.

Paseo de la Castellana, 52.

Nakeima

Sin reservas y a la batalla cotidiana, Nakeima ha convertido su leit motiv de hacer cola en un reclamo gastronómico que ha conquistado a la capital. Bautizado en el propio local como 'dumpling bar', en el que la carta no existe, sino que cambia día a día, obligaba a que la cocina funcionase mejor que nunca cuando se disfruta en barra.

Eso no significa que no haya platos que, con más o menos recurrencia, se acaben repitiendo como estandartes del local. Es el caso del dumpling de pichón, cuando la temporada de caza lo permite, o el wantán frito, que se rellena de un guiso de gamba. Cierta anarquía gastronómica que merece la pena si uno tiene paciencia y se planta en la cola, a su debido tiempo, da su nombre y luego puede irse con calma, una vez que sepa que su nombre está en esta exclusiva lista.

Calle de Meléndez Valdés, 54.

Imágenes | A'Barra/Taberna Artesana Verdejo/La Primera/Roostiq/Kappo/Ikigai/Cilindro/Kitchen 154/Barra M/El Señor Martín/BiBo/Arallo Taberna/Lakasa/Álbora/Taberna Laredo/Sala de Despiece/Nakeima/La Tajada/Lúa

¿Se puede innovar en la receta del cachopo asturiano? Probamos sus versiones más extravagantes

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¿Se puede innovar en la receta del cachopo asturiano? Probamos sus versiones más extravagantes

Sin duda, la receta del cachopo asturiano de ternera es uno de los platos más populares del Principado, y es normal que en cada casa y en cada restaurante se haga una versión o adaptación del mismo, al igual que sucede con otras recetas, pero... ¿se puede innovar en la receta del cachopo asturiano? ¿Qué variaciones serían naturales?

Podemos pensar en cambiar la variedad de queso del relleno, se puede servir con la clásica guarnición de pimientos o usar otras verduras. Incluso meter estas como relleno entre los filetes. Se podría incluso jugar con la carne, haciendo el cachopo con carne de ternera como es la tradición, o utilizando otras carnes como el cerdo, o el potro.

Podemos cambiar el empanado y sustituir el pan rallado por panko, pero ¿existe algún límite? ¿Seguirían siendo cachopos? La respuesta es muy sencilla: todo vale en cuanto a la creatividad en la cocina, aunque los gustos y aprobación de los clientes (o de la familia), son los que nos dirán si debemos mantener ese cachopo moderno o volvemos a las elaboraciones más tradicionales.

Cachopo Marimorena

En un viaje por el principado, tuve la oportunidad de acercarme a la taberna asturiana La Marimorena, un clásico en materia de cachopos que ha ganado en varias ocasiones el Concurso Regional de Cachopos, y que además, cada año lanza un cachopo innovador.

Allí pude probar además de su cachopo clásico, -elaborado con carne IGP de ternera asturiana, jamón de bodega y queso Vidiago-, algunas variaciones sobre el mismo que han ganado premios en los concursos regionales de los años anteriores y que analizamos a continuación.

Cachopo Primitivo Cachopo primitivo de La Marimorena

El llamado Cachopo primitivo fue el ganador de la IV edición del Concurso Regional de Cachopos en 2017. Este cachopo está elaborado con carne IGP de ternera asturiana de la Montaña ecológica, queso de la Peral, jamón de bodega de gochu astur-celta y un rebozado en harina de trigo y pan rallado. De guarnición patatas y lechuga viva. Esta interpretación del cachopo ha jugado con los ingredientes, imaginando cómo se haría este plato hace cien años, y consiguiendo un resultado que funciona muy bien.

Cachopo 2 Abierto Cachopo Asturias de Oriente a Occidente abierto para ver su relleno con puerro y mezcla de quesos

El Cachopo Asturias de Oriente a Occidente fue el ganador del V Concurso regional, en 2018. Este introdujo numerosas variaciones, al utilizar distintos quesos en el interior del cachopo -Gamoneu, Afuega el pitu y Taramundi- y además, en su relleno, utilizaba una mezcla de puerros confitados, nueces y jamón, que lo hacían muy jugoso. Además el rebozado lleva mezcla de harinas de maíz y de escanda.

Aunque para un purista pueda ser una variación atrevida con el puerro y los distintos quesos, mantiene el aspecto de un cachopo tradicional y la receta funciona bien, según comprobé en mis propias carnes y preguntando al personal que comía en La Marimorena.

Cachopo 1 Cachopo Los pastos de Piloña, subcampeón nacional 2019

Visualmente es un cachopo espectacular con ese gran prado verde y las originales guarniciones que asemejan balas de paja detrás de las vallas o talanqueras elaboradas con patata. El rebozado verde se hace con espinacas, estragón y pan rallado, cuyo sabor se nota, más allá del aspecto.

En el interior, se utiliza una mezcla de quesos Casín, Fraxon y Ca Lechi, avellanas, setas y tocino, y las balas de paja se hacen con huevo, patatas y pasta Kataifi, consiguiendo un aspecto muy realista. Sin embargo, en mi opinión este cachopo no funciona.

Racion Verde Porción del cachopo Los pastos de Piloña de la taberna asturiana La Marimorena

Quizás sea porque esperamos algo diferente, o como en aquel viejo anuncio de la tónica, quizás sea porque lo hemos probado poco, pero aunque es el más espectacular visualmente, en boca es el que menos nos gusta. Incluso los camareros nos dicen que el clásico y el primitivo son los que más salen, los que más pide la gente y los que más les gustan a ellos mismos.

Conclusiones

Cachopo 2

Por supuesto que la creatividad de los cocineros consigue resultados y presentaciones espectaculares y muchas de las innovaciones que realizan, se incorporan a las recetas tradicionales, cuando así lo merecen. Sin embargo, aunque cada año estoy deseando ver las nuevas versiones del cachopo, -que sin duda seguirán llegando-, creo que es difícil superar una elaboración tradicional, más allá de darle un toque personal jugando con los ingredientes.

Innovar con el relleno me parece la mejor opción, introduciendo verduras, probando distintos quesos asturianos, jugando con el tamaño y haciendo formatos para pincho o ración, etc, aunque los cambios radicales, por más que sean muy Instagrameables, no ayudan a la evolución de esta receta, que si gusta es por su sencillez.

La Taberna del Chef del Mar: la opción más asequible para probar la (espectacular) cocina de Ángel León

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La Taberna del Chef del Mar: la opción más asequible para probar la (espectacular) cocina de Ángel León

Junto a la cocina de la Taberna del Chef del Mar, en el Puerto de Santa María, se puede leer una inscripción que apunta que “en esta casa se cocinaron 2 estrellas Michelin”.

En este pequeño local, en el centro de El Puerto –a escasos metros del popular emporio del pescadito frito Romerijo–, un joven Ángel León abrió Aponiente, hoy uno de los mejores y más innovadores restaurantes de España.

Tras obtener su segunda estrella, León trasladó su restaurante matriz al lustroso local que ocupa actualmente también en El Puerto, pero lejos del centro histórico, y reconvirtió su antigua casa en una taberna informal, donde servir por un precio mucho más asequible algunas de las creaciones que le hicieron famoso.

Taberna1 Sardinas a la brasa con berenjena.

Una de las principales características de la Taberna del Chef del Mar es que no acepta reservas. Esto tiene ventajas e inconvenientes: en temporada alta –julio, agosto y semana santa– hay que ir muy pronto a comer o cenar para encontrar hueco (o tener mucha suerte), pero, a cambio, puedes probar la cocina de León sin reservar con meses de antelación. Nosotros fuimos a mediados de septiembre entre semana y el local no estuvo lleno del todo en ningún momento.

El restaurante tiene un ambiente mucho más informal de lo que correspondería a su ticket medio –que suele rondar los 60 euros–, pero a cambio cuenta con un servicio superatento y una comida que justifica cada euro gastado.

Croquetas Croquetas de choco.

Todo está buenísimo

Pese a haber conocido las técnicas de León en diversos congresos, un servidor no había probado nunca su cocina, así que quería comerme toda la carta. Imposible elegir solo unos platos, así que pedimos al camarero que nos pusiera lo que considerara. Fue una sabia elección. No hubo pinchazos.

Probamos primero las sardinas a la brasa con berenjena, que se sirven sobre unas regañás, y están de morirse (9 euros). Seguimos con las croquetas de choco (12 euros), que se alejan por completo del tipo de harina frita que detesto: estaban jugosísimas y el acompañamiento de mayonesa y guindilla les sentaba de maravilla.

Taberna3 Dinas láminas de dorada reposada en plancton, atemperada en ajillo con yema de huevo.

Probamos después una de las últimas incorporaciones a la carta: unas finas láminas de dorada reposada en plancton, atemperada en ajillo con yema de huevo (15 euros). Otro platazo, que conjuga a la perfección una gran técnica, pero también sentido del producto.

También nos encantó la caballa en pericaña (12), un plato muy fresco, con el pescado casi crudo, con un sabor y textura espectacular.

Taberna5 El famoso papelón de embutidos.

Embutidos y plancton

No podíamos dejar de probar los famosos embutidos de mar de Ángel León (19 euros), que el chef elabora utilizando pescado para emular chacinas tradicionales (y que pronto llegarán a los supermercados). Este plato se sigue presentando tal cual en Aponiente, y consta de chorizo, salchichón, lomo y butifarra. Todos los embutidos recuerdan al original cárnico, pero con sabor a cazón o lubina. Es extraño y, aunque quizás no están tan ricos como los realizados con cerdo ibérico, están muy buenos.

Estamos ya un poco llenos, pero no podíamos irnos sin probar el arroz de plancton (26 euros), uno de los platos míticos de León, que cuenta con defensores y detractores, debido a su intensísimo sabor a mar, que puede echar atrás a muchos. Yo me encuentro en el primer grupo: me encantó.

Taberna6 Arroz de plancton.

Para terminar, tomamos su postre de leche con galletas (7 euros) que, aunque está rico, no pasa de correcto.

Aunque los platos no son para nada baratos (lo que no quiere decir que su precio no esté justificado), hay que agradecer que el vino sea asequible. Hay muy buenas opciones por 18 euros, como el vino Forlong, un Palomino ecológico fantástico que iba de maravilla con la comida.

Nos vamos de la taberna con muy buen sabor de boca y locos por ir algún día a Aponiente. Tendremos que ahorrar.

Qué pedir: impresincible probar los embutidos y alguno de los platos con plancton. Pero basta con dejarse aconsejar.

Datos prácticos.
Dónde: c/ Puerto Escondido, 6. (El Puerto de Santa María, Cádiz).
Precio medio: 60 euros.
No admite reservas.
Horario: Cierra lunes, y martes y domingo en cenas.

Los 13 mejores restaurantes italianos de Madrid, donde disfrutar de pasta y pizza bien hecha de verdad

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Los 13 mejores restaurantes italianos de Madrid, donde disfrutar de pasta y pizza bien hecha de verdad

La Bella Italia, además de hermosa, es también muy sabrosa. Plagada de recetas sencillas, generalmente económicas y capaces de encandilar a cualquier paladar, la cocina italiana asienta su éxito mundial sobre el binomio pasta y pizza. Dos platos generalmente muy baratos, responsables también de la difusión que esta gastronomía tiene y de que en nuestro país, como en casi toda Europa, los restaurantes italianos sean los más populares dentro de la cocina 'internacional'.

Preparaciones como la bolognesa, la carbonara, la amatriciana o la puttanesca se emparentan así con diversos tipos de pasta. Desde clásicos secos como los spaghetti, los penne, los maccheroni o los tagliatelle hasta caprichosas formas rellenas, algunas frecuentes como los ravioli o los tortellini, pero llegando a tipos más raros como los fagottini o los agnolotti.

De ellas se pasa a la otra gran bandera de la cuccina, como son las pizzas, que podemos encontrar desde en locales de fast food hasta restaurantes de alta cocina. Nombres comunes como la margarita (margherita para los puristas), la marinara o la capriciosa, no faltan en casi cualquier carta.

Un colofón redondo al que también secundan los risottos, la gran receta arrocera del país transalpino, y muchos quesos. La colección, aunque no muy extensa, es muy reconocible en torno a varias estrellas como la mozzarella, el parmesano, el gorgonzola y, desde hace unos años, la proliferación de burratas, pecorinos o taleggios.

Todo ello, bien presentado, es un auténtico manjar y una de las razones del éxito internacional de esta cocina. Sin embargo, las mismas virtudes que la ensalzan son un arma de doble filo que hace que las malas experiencias en un restaurante que presume de italiano sean también elevadas.

Por eso, encontrar un buen italiano es una proeza, ya que la oferta es tan amplia y, a priori, tan similar que encontrar uno de calidad resulta una odisea. Razón por la que hoy nos hemos puesto con las manos en la masa, figuradamente, para traeros 13 restuarante italianos en Madrid con los que garantizar el éxito de la visita.

Gioia

Tallarines Con Trufa Gioia

En 2015, en un pequeño rincón de Chueca, Davide Bonato (chef) y Daniela Rosso (jefe de sala) instalaron su Gioia, un restaurante que coquetea con la cocina de autor con claros tintes de la gastronomía típica del Piamonte, región de origen de ambos.

En estos años se han asentado en la capital, con recetas de marcada impronta piamontesa, como es el risotto 'Riso e Oro' con azafrán y láminas de oro, que guarda parecido con el clásico risotto zafferano que popularizó el icónico Gualtiero Marchesi, uno de los padres de la cocina italiana moderna.

Reivindicando la tierra, ese húmedo y boscoso Piamonte, las setas también cobran gran relevancia en los fogones de Davide. Trufa blanca y trufa negra aparecen así, en preparaciones como el tagliolini al tartufo, aunque la pasta estrella de la casa es la carbonara, que se elabora con bigoli -una pasta tubular, similar al spaghetti aunque algo más gruesa- y que lleva guanciale -carne curada de la mejilla del cerdo-, huevo a baja temperatura y pimienta, es decir, la carbonara original y no la que en España hemos maltratado con nata. Para cerrar el festín, tiramisú purista o una tabla de quesos del país, que ponen el broche de oro a esta 'alegría' culinaria.

Calle de San Bartolomé, 23.

Don Giovanni

Don Giovanni

Casi quince son los años que lleva el chef Andrea Tumbarello reivindicando una cocina italiana de autor desde este rinconcito, cerca de Retiro, donde se coquetea con la alta cocina pero sin perder de vista la herencia siciliana del cocinero, que traslada un puñado de recetas de la memoria de las abuelas y madres a Madrid.

De entrada algo escondida, el restaurante reivindica los sabores de trattoria, que incluso impregnan el ambiente de las antiguas mesas que pueblan este largo local, que pocos imaginarían tan extenso viendo la puerta de entrada. Una vez allí, lo mejor es recurrir a las propuestas de la sala o de Andrea, que suele salir con frecuencia a comprobar el servicio.

Reina así la trufa, aunque no sea el más siciliano de los ingredientes, pero a la que el chef ha llevado un peldaño por encima en preparaciones italianas. Ejemplo de ello es el Huevo Millesimé, con caviar y láminas de trufa, además de salsa de boletus. En pastas, antes de sentirte abrumado por la muy extensa carta del restaurante, lo mejor es recurrir al consejo del maître o apostar por los sabores más marinos. Ejemplo de ello son los tagliatelle alla siciliana (con botarga, colas de langostino y un sutil pesto) o los linguine ai frutti di mare (langostinos, mejillones y almejas).

En las pizzas, de masa muy fina, destaca la Andrea, parecida a una Cuatro estaciones pero perfeccionada o la Affumicata, que presenta mozzarella ahumada y le da un toque distinto al conjunto. Por cierto, los amantes del vino están de enhorabuena. Esta carta también es muy extensa e incluye numerosas referencias a vinos italianos, por lo que conviene dejarse aconsejar y salir de la zona de confort enológica.

Paseo de la Reina Cristina 23, Posterior.

Lisanderella

Tagliatelle Tartufo Nero Lisanderella

Heredando los mimbres del icónico restaurante Don Lisander, famoso por sus pizzas, el grupo decidió cambiar de aires y reinventarse con Lisanderella, trasladándose a la bulliciosa zona de Doctor Castelo. Aquí sigue oficiando el chef Gonzalo Vernacci, que reivindica los valores de osteria clásica, con una carta que no deja ningún palo de la cocina italiana, dotándole de aires tradicionales.

Así nos encontramos de nuevo a las pizzas como protagonistas, que son boleadas por un pizzaiolo en cocina vista, en más de una veintena de recetas (entre las que más destacan son la Gonzalo Vernacci o la de huevos de codorniz). Sin embargo, el chef ha procurado que la carta esté bien provista desde los entrantes, diferenciando una decena de antipasti entre fríos y calientes, con los que entender que Lisanderella no quiere ser un italiano más.

Para ello ha procurado rodearse de productos puramente italianos, como los embutidos (el speck, el prosciutto San Daniele o el lardo di Colonnata), con los que asegurar el éxito. De ahí se debe pasar a las pastas (con una veintena de referencias aproximadamente), entre rellenas y frescas, donde destacan los rigatoni Bosco o los ravioli de bogavante y cangrejo. Como capricho, los spaghetti al cartoccio -sólo por encargo- y que se terminan de cocinar en una especie de papillote, donde pasta y marisco se ensamblan, merecen por sí solos una visita.

Calle del Doctor Castelo, 26.

Anema e Core

Anema E Core

Uno de los clásicos italianos de Madrid deslumbra de nuevo, bajo una nueva dirección y con nuevo chef a los mandos. Fiel al estilo napolitano y volcado al Mediterráneo, el cocinero Jean Carlo ha dado una vuelta de tuerca a la carta del restaurante, manteniendo algunos clásicos de la carta pero renovando buena parte de la propuesta, que también se ha trasladado a la decoración del local.

Siguen siendo imprescindibles las pizzas, al estilo Napolés, cocinadas en horno de leña, por lo que su Margherita es casi obligadas. Más extravagante pero muy curiosa es la salsiccia e frijiarelli (salchicha fresca desmenuzada y grelos), que sorprenderá a más de un comensal o la siempre sustanciosa calzone.

También destacan sus focaccias como entrantes y las pastas y arroces, bastante innovadores en algunos aspectos, como son los panzerotti de calabaza con pesto de pistacho o el risotto amalfitana, que emparenta en el mismo plato al calabacín con el carabinero. Los postres, también caseros, tienen un broche de oro con la pastiera napolitana, un dulce de Semana Santa, poco frecuente en las cartas, que se rellena de requesón y, en Anema e Core, también con naranja escarchada.

Calle de los Donados, 2.

Luna Rossa

Desde hace 25 años Napolés se paladea en este local, regentado por la familia Zucchini, cuya actual propietaria, Anna Carla, tomó el relevo de su padre hace casi dos décadas. Basado en cocina napolitana, por lo que tampoco faltan las pizzas en horno de leña, el restaurante no se escuda únicamente en las recetas del sur, sino que ha ido perfilando una carta que bien podría ser el Giro di Italia. Condensada y perfecta para no complicar la elección al comensal, a la que además suelen secundar fueras de carta y sugerencias del chef a diario.

Eso no implica que no haya pilares sobre los que se asienta Luna Rossa, como la panzanella (en la imagen), una receta toscana donde se aprovecha el pan de leña y se mezcla con tomates frescos y secos, o los bottoni di pappa al pomodoro, también de aires toscanos, en los que pan y tomate sirven de relleno para los bottoni, una pasta fresca circular que aquí miman con una salsa de mantequilla.

En el apartado pizzero no conviene perder de vista las pizzas blancas, que no tienen base de tomate, y que se sustentan sobre mozzarella fior di latte, más ligera que la habitual, sobre la que se añaden diversos ingredientes. Quizá en este sentido la más espectacular sea la Pizza Oro, que lleva queso taleggio, láminas de trufa negra y de lardo di Colonnata. Como postres, irse de Luna Rossa sin probar el tiramisú se consideraría casi un pecado.

Calle de San Bernardo, 24.

Noi

Platos Noi Raviolone Con Carne Estofada Y Patata A La Mantequilla

El retorno de Gianni Pinto a los fogones madrileños, tras su exitoso paso por Sinfonía Rossini, se produce con este Noi, el primer restaurante de cocina no española que el Grupo El Pradal abre. Sin embargo, apostar por Pinto es una garantía de calidad, que ha trasladado a la carta guiños locales pero también un recorrido gastro por toda Italia, mimando cada regionalismo con los mejores ingredientes y, sobre todo, saliéndose de algunas normas preestablecidas.

Para ello se han creado dos espacios distintos. Por un lado, una barra, emulando a una salumeria típica, donde disfrutar de manera más informal; por el otro, el comedor, distribuido en dos coloridas salas, donde disfrutar de la cuccina italiana ya en la mesa. Con el sello de Pinto, sabores italianos y españoles se funden, demostrando la dualidad de ambas cocinas. Ejemplo de ello es la panacotta ahumada con anchoas de Cantabria, que comparte protagonismo con clásicos tan italianos como la caponata de berenjenas o una curiosa reinterpretación del vitello tonato, que elabora con ventresca de atún rojo y la salsa del vitel toné.

Sin embargo, es en el mundo de las pastas donde Gianni más se explaya, trayendo sabores de toda la vida como los de los rigatoni con ragú genovese o los spaghetti aglio olio e peperoncico, que irradian los aromas de Puglia, región natal del chef. Todo ello bien secundado por una buena dosis de quesos y embutidos italianos, además de los vinos importados, ofreciendo casi todas las grandes regiones enológicas del país. Como colofón goloso, el tiramisú, herencia de Sinfonía Rossini, que se presenta de forma esférica y que debe romperse con la cuchara para disfrutar de su sabor.

Calle de Recoletos, 6.

Casa Marco

Acogedor y familiar, Marco di Tullio regenta este local, con una impronta muy tradicional en el que la carta no es larga pero que se fortalece con los fuera de carta. No trabaja las pizzas, una rareza para ser un italiano, pero lo compensa con las pastas, que representan a la perfección la italianidad del propio chef.

Especialidad de la casa son los gnocchi, tanto los que se acompañan de gorgonzola y nueces como los gnhocchetti sardi, con trufa negra y queso pecorino. De hecho, una de las señas de identidad de su cocina es la presencia de hongos, que se encarga de mercar muchas de ellas en su propio país. Muestra de ello es el carosello di funghi (un plato que reúne varias setas distintas) o los tagliatelle, que también se acompañan de boletus edulis.

El colofón dulce se pone con algunas recetas clásicas, no muy frecuentes, como la cassata de estilo siciliano -una potente tarta a base de ricotta, mazapán y frutas escarchadas- o la sfogliatina di mela, una aplanada tarta de manzana, que es frecuente en el norte de Italia.

Calle de Gaztambide, 8.

Mercato Ballarò

Troffiete Mercato Ballaro

El nombre de Angelo Marino es uno de los más recurrentes cuando se habla de restauradores italianos en Madrid. A él le conocimos con la ya extinta La Taverna Siciliana, tras la que levantó este Mercato Ballarò, homenajeando a un mercado de su Palermo natal. Con semejante bautizo era lógico esperar que la cocina marinera de Sicilia ganase protagonismo, aunque Marino no reniega de productos y recetas del resto del país.

La carta es breve, algo atípico para un restaurante italiano, trabajando pocas pastas y prescindiendo de pistas. Bajo la misma máxima de "lo breve si bueno dos veces bueno" se encuentran platos como los tagliatelle al cartoccio con frutti di mare -la citada papillote de pasta y marisco mencionada anteriormente- o los tagliolini con spremuta de Sicilia, una salsa a base de cítricos, trabajada en mortero.

A su lado florecen también guisos de cocciones largas, como la mascella di manzo -carrillera de ternera, acompañada de guisantes y puré- o unos intensos bussiatti -una pasta siciliana, fina, alargada y enrrollada, algo más gruesa que un spaghetti- que se acompaña de un ragú de cerdo ibérico. También abundan los fueras de carta y es conveniente preguntar por el risotto del día.

Calle de Santa Engracia, 24.

Da Giuseppina

Ignazio Deias, sardo de pro, regenta este coqueto restaurante con apenas una decena de mesas en el que no sólo presume de la cocina de su Cerdeña natal, sino también del resto del país. Esto se palpa sobre todo en los antipasti, como la burrata -propia de la Puglia, al sur del país-; el saor veneciano, que son unas sabrosas sardinas en escabeche blanco; la caponata de berenjenas, icono de la cocina siciliana; o la baccalá in polpetta, típica de Roma.

Ya entrando en los platos sardos de pasta se reivindican los orígenes del chef. Anchoas, gambas, atún, mújol o la peculiar nduja (similar a una sobrasada, aunque algo más picante) se emparentan con pastas sencillas, principalmente spaghetti, penne y otras pastas cortas, perfectas para que las salsas se impregnen en cada bocado. Fuera de la pasta también se debe prestar a los platos del día y a algunas recetas con carne, como el pollo alla luciana o la trippa alla calabrese, una receta de callos típica de Calabria que Ignazio mezcla con nduja.

Todo ello bien secundado por una carta de vinos bastante extensa, bien provista de referencias italianas, y una buena opción golosa, basada en clásicos como la panacotta, el tiramisú, la pastiera o los cannoli sicilianas. Además, tiene servicio de take away, pudiendo enviar a domicilio cualquier plato, no sólo sus pizzas de masa madre.

Calle de Trafalgar, 17.

Trattoria da Alfredo

Tan inquieto como creativo, el chef Alfredo Gelso presume de cocina siciliana en su coqueto local, ahora cerca de Alonso Martínez, donde apenas hay espacio para una quincena de comensales. No tiene carta, sino que funciona sólo con cocina de mercado, siendo la más relevante la que llega del mar, anotando las propias comandas en la sala.

Ejemplos claro de ello son las sardinas a la siciliana (aderezadas con limón), los boquerones marinados con salicornia o las pastas del día, que pueden entroncarse con mariscos como los carabineros o las gambas, aunque también suelen caer muchos moluscos en sus cazuelas, como almejas o berberechos, que el chef dispone generalmente con spaghetti. Eso no implica que los productos de la tierra no tengan también protagonismo, sobre todo los que piden largas cocciones.

Así, en temporada de caza, no es raro encontrar ragú de ciervo o de jabalí, así como setas durante el otoño y la primavera. Los postres, pocos pero bien elaborados, suelen variar en función de la temporada pero destacan los cannoli y la granita de almendras e higos.

Calle del Españoleto, 4.

La Tavernetta

La Tavernetta

Angelo Loi, la otra mitad de La Taverna Siciliana, montó por su cuenta esta Tavernetta, donde abundan recetas sicilianas y de Cerdeña, región natal del chef. Abundan productos marinos, como los mejillones, que se sirven dentro de un antipasti con una salsa de tomate ligeramente picante o el pane frattau, un pan plano y crujiente de Cerdeña, que apila en capas con tomate, queso y huevo, que se considera el plato estrella de la casa.

En esa misma disposición por capas se encuentra la lasaña a la bolognesa, posiblemente una de las mejores de la capital, secundada por otra colección de pastas, no demasiado extensa pero sí suficiente. Ejemplo de ello son los gnocchi sardi, acompañados de alcachofas y langostino, o los intensos tallarines con bottarga y queso pecorino, que guardan cierto parecido con una carbonara, sólo que de tintes marineros, realmente sabrosos.

La oferta se completa con algunas recetas de carne, donde resulta curiosa la de cordero al hinojo y entrañable la de conejo con aceitunas y laurel. Todo ello se puede maridar con una colección de vinos italianos bastante amplia, incluyendo muchos por copa, y con precios bastante ajustados para vinos de importación.

Calle de Orellana, 17.

A vÁnvera

A Vanvera Tagliatelle Al Ragu Blanco Romagnolo

Saliéndose de los tópicos decorativos y vistiendo con toques modernos y un ambiente claro, Luigi Bertaccini presenta en A vÁnvera una cocina de su región natal, la Romagna, centrándose en recetas icónicas y prescindiendo, en la medida de lo posible, de preparaciones que no tengan ese arraigo local.

En este sentido destacan los tagliatelle, siendo los más afamados los que se sirven con ragú blanco (en la foto), aunque no deja de lado la clásica bolognesa, tanto en tagliattele como en forma de lasaña. Apostando además por las masas, desde pizzas a piadinas, hasta llegar a las focaccias, con las que es conveniente empezar el ágape. Junto a ellos, otras preparaciones más generalistas de salsas, como el pesto, la amatriciana o los ravioli con burro y salvia, a base de mantequilla.

En los segundos protagonizan las carnes de vaca la carta, desde la tagliata -un corte de carne, generalmente chuleta o entrecot, que se presenta trinchado en mesa- o los escalopines, al limón, o los más especiales, los que se bañan con vino Marsala. Recetas que piden vinos a la altura y que Luigi ha procurado en buena cantidad dentro del restaurante, con más de treinta referencias, que van de los tintos a los vinos de postre, sin olvidar algunos frizzantes, blancos y rosados.

Calle de Zurbano, 85.

Ouh...Babbo!

Ouh Babbo

Casi 15 años lleva el actor Bruno Squarcia regentando este restaurante, al que ha dotado de una estética sencilla en el que es la carta la que habla. De tintes entre sardos y napolitanos, la propuesta de Ouh Babbo basa su propuesta en pizzas de horno de leña, al estilo de Napolés, que en apenas un par de minutos están listas para llegar a la mesa.

Antes de ellas, que podríamos considerar plato principal, destacan algunos entrantes sencillos como el souté di vongole, un plato muy marinero a base de almejas, que sirve de preámbulo además para las pastas, destacando los spaghetti con polpettine (albóndigas de pequeño tamaño), aunque depende de la disponibilidad en carta. Mención especial merece la temporada de otoño, donde las setas cobran protagonismo, tanto en lasañas como en pastas, como los tagliatelle.

En carnes, pasando también por el horno, se suiele encontrar cordero a la leña y, dependiendo del mercado, algunas recetas con caza, tanto en guisos como con pastas, siendo frecuente que se encuentren con pappardelle, una pasta plana y alargada, a la que se suele bañar con ragús.

Calle de los Caños del Peral, 2.

Imágenes | iStock/Gioia/Don Giovanni/Lisanderella/Anema e Core/Noi/Mercato Ballarò/A vÁnvera/La Tavernetta/Ouh Babbo

Cangrejo real: cómo es y a qué sabe el marisco de moda que los soviéticos trajeron a Europa

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Cangrejo real: cómo es y a qué sabe el marisco de moda que los soviéticos trajeron a Europa

El cangrejo rojo real (Paralithodes camtschaticus) es uno de los mariscos más apreciados del mundo. Y con un precio que ronda en España los 75 euros el kilo cocido o congelado (hasta 150 si se compra vivo), es, además, uno de los más lucrativos.

Su peso no suele bajar de los tres kilos, pero hay ejemplares que llegan a pesar 12, con un caparazón de casi 30 cm y patas que alcanzan casi los dos metros. No es tan grande como el cangrejo de los cocoteros, el mayor del mundo, pero es un pedazo de bicho, que goza de cierto misticismo, además, por lo difícil que resulta capturarlo.

La pesca del cangrejo real es una de las más peligrosas que existen, pues habita en regiones próximas al círculo polar ártico, donde las condiciones meteorológicas son extremas, y dado su tamaño no es sencillo manejarse con las jaulas y redes con los que se captura.

Chatka

El oro rojo

El animal es oriundo del Mar de Bering, en el Océano Pacífico, y ha sido históricamente una de las mayores fuentes de recursos de los pescadores de Alaska y la península de Kamchatka.

Dado su valor económico, la Unión Soviética introdujo la especie en el fiordo de Murmansk, en el Mar de Barents, en los años 60. Fue entonces cuando se hizo muy popular la marca Chatka –abreviatura de Kamchatka, dónde comenzó su pesca– que hoy sigue comercializando sus popular cangrejo enlatado. Con el tiempo el producto se empezó a conocer como “el oro rojo”. Puro lujo soviético.

Aunque los rusos siguen capturándo el cangrejo en sus aguas, la especie se fue desplazando hasta la costa este de Finnmark, y se ha convertido también en un recurso valiosísimo para el condado más septentrional de Noruega.

Cangrejo Real 2

Los pescadores noruegos están encantados con su presencia, pero el cangrejo real es una especie invasora en toda regla. Al no tener grandes enemigos naturales, además de los pescadores, tiene carta blanca para devorar cualquier ser viviente que se cruce en su camino. Se alimenta tanto de animales como de algas del fondo del océano y se sabe que ha logrado extenderse por toda la costa de Noruega.

Desde hace ya unos años, las autoridades noruegas han acotado la dispersión del cangrejo más allá de la región del este de Finnmark, donde se controlan sus capturas, para mantener una población sostenible.

En Alaska su pesca también esta controlada: es el único estado de Estados Unidos cuya constitución establece explícitamente que todos los productos del mar se utilizarán, desarrollarán y mantendrán en función del principio del rendimiento sostenible. La pesca del cangrejo real es, no obstante, abultada, pues Alaska cuenta con las masas de agua más productivas del planeta. Hablamos de más de 9000 toneladas al año, gran parte de las cuales acaban en productos procesados para el mercado estadounidense.

Cangrejo6 La cabeza del cangrejo servía para cubrir el plato de arroz.

Un menú de cangrejo real

Aunque el sabor del cangrejo real tiene fama por lo suculento de su carne, lo cierto es que, cuando se cocina vivo. recuerda mucho al de una nécora o un centollo. Más que en su sabor, la gran ventaja del cangrejo reside en que, una vez en cocina, su gran tamaño permite elaboraciones imposibles de llevar a cabo con otros mariscos.

Tuvimos la ocasión de probar el cangrejo real en un menú organizado por el madrileño restaurante The Tuna House (C/ Pintor Juan Gris, 5), que practica una cocina asiática ideal para comprobar la versatilidad que puede alcanzar el marisco.

Los cangrejos llegaron vivos desde Noruega y se sacrificaron en el mismo restaurante. Aunque eran tirando a pequeños –entre 3 y 4 kilos–, permitieron al chef utilizar distintas partes para cada elaboración.

Cangrejo2 Sashimi de cangrejo.

Empezamos la comida con una ensalada con la carne de cangrejo y wakame que no levantó pasiones, pero la cosa mejoró enseguida. Con las patas más grandes, el cocinero preparó un sashimi y unos nigiris exquisitos; con las medianas, uno de los platos de la noche: un salteado al estilo malayo, para comer con las manos, que era un delicia.

Cangrejo4 Salteado de cangrejo al estilo malayo.

Por último, las patas pequeñas (que aún así medían más de 20 cm) fueron cocinadas abiertas al horno, con ají amarillo y salsa de shiso –conocida como la albahaca japonesa–.

Cangrejo5 Las patas pequeñas, asadas al horno.

Para terminar, no podía faltar la cabeza, la parte más sabrosa del animal (esencia de nuestro querido txangurro) que en este caso sirvió para elaborar un arroz muy sabroso que, no obstante, no acabó de convencerme para vestir semejante manjar.

Aunque en principio el menú iba a estar disponible durante una semana, a un precio de 60 euros por comensal, los cangrejos volaron enseguida y apenas dieron para dos servicios. La jornada, no obstante, volverá a repetirse los días 17, 18 y 19 de octubre. Las reservas están ya abiertas.

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Imágenes | Mar de Noruega/Chatka

Cenas de lujo, para el Ibex 35: los mejores chefs del mundo vienen de gira a Madrid a 750 euros el cubierto

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Cenas de lujo, para el Ibex 35: los mejores chefs del mundo vienen de gira a Madrid a 750 euros el cubierto

No es una idea novedosa. Cada vez son más los grandes cocineros que hacen bolos fuera de sus restaurantes para llevar su cocina a las grandes capitales del mundo, pero World Chef Tour lleva la propuesta a un nuevo nivel.

El proyecto, ideado por un grupo de empresarios españoles, aterrizará en enero de 2020 en Madrid. Durante nueve meses, el hotel Villa Magna acogerá por turnos a nueve de los mejores chefs del planeta, que trasladarán sus cocinas y parte de sus equipos a la ciudad, para cocinar solo para 80 privilegiados a lo largo de una semana.

Hablamos de algunos de los cocineros más prestigiosos del mundo, como Mauro Colagreco (del Restaurante Mirazur, en Francia, último ganador del 50 Best); Massimo Bottura (de Osteria Francescana, considerado uno de los mejores restaurantes del mundo) o Ángel León, el único español que participa, que trasladará Aponiente a la capital. También de los considerados como mejores restaurantes de Asia o Latinoamérica, muchos más difíciles de visitar para los europeos.

A diferencia de otras propuestas de tipo pop-up, World Chef Tour se dirige no tanto a los amantes de la gastronomía, sino a la élite empresarial, la única capaz de pagar lo que cuestan las cenas: una mesa de temporada para poder disfrutar de los nueve chefs se puede adquirir a partir de 7.000 euros por persona, y los cubiertos para disfrutar de cada experiencia por separado van desde los 750 euros a los 990 euros por barba.

Villa Magna

No son cenas normales

“La idea surge un poco pensando en que alguna vez hemos querido reservar para agasajar a algún cliente en uno de estos restaurantes de renombre -cuando estaba abierto el Bulli, en el Bulli, o ahora El Celler-, pero tienen una lista de espera de meses y se convierte en misión imposible”, explica a Directo al Paladar la CEO de World Chef Tour, Rocío Herrero Pidal.

Las experiencias serán algo distintas a las que se pueden vivir en cada restaurante de origen, y es que hay que justificar un precio que en algunos casos triplica el ticket medio de los establecimientos.

“No es solo una cena, es una experiencia completa”, apunta Herrero. “Hay una cata previa de productos gourmet de altísimo nivel, que pueden ser una cerveza artesanal, un champán, un sake…; luego un menú de mano de los chefs con algunos de los platos icónicos de los restaurantes, pero también propuestas más innovadoras solo para World Chef Tour; y terminamos con un cóctel propuesto por uno de los mejores cocteleros del mundo. Toda la experiencia es única”.

Aunque las cenas están dirigidas a cualquiera que pueda permitírselas (que no es cualquiera), los organizadores de World Chef Tour piensan, sobre todo, en que sean grandes empresas las que compren las mesas dentro del presupuesto de sus abultados gastos de representación.

Como apunta Herrero, la propuesta tiene dos targets específicos, uno son particulares de clase alta, que se quieran dar un capricho, pero el otro son grandes empresas, “principalmente del Ibex 35”, que son las que compran las mesas completas para agasajar a sus clientes, socios o franquiciados.

“En España las ventajas que se dan a los clientes de banca privada o los socios de una aseguradora son muy limitadas”, explica la CEO de World Chef Tour. “Son fútbol, tenis y alguna oferta cultural en el Teatro Real, pero experiencias gastronómicas hay muy pocas. Es verdad que cada vez hay más, los chefs son figuras de mayor prestigio, pero nunca nadie había montado una gira de este nivel y con unos chefs tan internacionales”.

La propuesta tiene, además, parte de gala benéfica: World Chefs Tour donará un 10% del total de sus beneficios netos a causas seleccionadas por los propios chefs y a Acción contra el Hambre.

Collage Tour Dos Julien Royer, Mitsuharu Tsumura y Manish Mehrotra.

Ya está abierto el periodo de reservas

La propuesta, de momento, parece estar funcionando. Como apunta Herrero, ya se han efectuado más de 200 reservas, que se realizan solo a través de la página web.

Si todo sale bien, World Chef Tour tiene previsto llegar a algunas de las ciudades más importantes del mundo en los próximos años, como Londres (donde se prevee llegue también el año que viene), Dubai, Hong Kong o Nueva York. “Cuando salgamos fueras queremos llevar a varios de nuestros chefs españoles”, explica Herrero.

Esta es la programación completa del World Chef Tour en Madrid:

  • Del 28 de enero al 2 de febrero: Mauro Colagreco (Restaurante Mirazur - Menton, Francia) – The World’s Best Restaurant.

  • Del 17 al 23 de febrero: Julien Royer (Odette, Singapur) – The Best Restaurant in Asia.

  • Del 16 al 21 de marzo: Massimo Bottura (Osteria Francescana – Modena, Italia) – Best of the Best.

  • Del 20 al 26 de abril: Manish Mehrotra (Indian Accent, Nueva Delhi – India)- The Best Restaurant in India. 

  • Del 18 al 24 de mayo: Rodolfo Guzmán (Borago – Santiago, Chile) – The Best Restaurant in Chile.

  • Del 15 al 21 de junio: Mitsuharu Tsumura (Maido, Lima – Perú) – The Best Restaurant in Peru. 

  • Del 13 al 19 de julio: Jorge Vallejo (Quintonil, México DF – México) – Latin America’s 50 Best Restaurants. 

  • Del 21 al 27 de septiembre: Vladimir Mukhin (White Rabbit, Moscú – Rusia) – No 13 The World’s 50 Best Restaurants.

  • Del 19 al 25 de octubre: Ángel León (Aponiente, El Puerto de Santa María – España) – Grand Prix de l’Art de la Cuisine. 


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Temporalidad, producto y (mucha) literatura: así sabe la cocina bilbaína de Nerua en un 'txoko' improvisado en Madrid

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Temporalidad, producto y (mucha) literatura: así sabe la cocina bilbaína de Nerua en un 'txoko' improvisado en Madrid

El relato es tan imprescindible en la cocina como en la política, pero en ambos terrenos es un arma de doble filo. Si un plato no funciona, da igual cómo lo vendas, una literatura excesiva o injustificada no hará más que poner en evidencia a los farsantes; pero una propuesta acertada gana enteros si aparece rodeada de un discurso coherente que, además, predispone al comensal a disfrutar de lo que tiene enfrente.

En este último grupo encontramos la cocina que Josean Alija despliega en Nerua, el restaurante del museo Guggenheim Bilbao: un escenario inigualable, pero no imprescindible, para disfrutar de la propuesta del cocinero vasco.

Alija ha venido a Madrid para presentar la próxima edición del BBVA Bilbao Food Capital, una de las citas gastronómicas del año, que celebrará su tercera edición los próximos 25,26 y 27 de noviembre. Y que mejor embajador que uno de los cocineros con más personalidad de Vizcaya, que destaca, además, por practicar una cocina atrevida y vanguardista, pero genuinamente vasca.

“Hacemos una cocina ligada a la temporalidad y el producto, que son los valores de la cocina vasca”, explica Alija. “Somos de un territorio en el que hoy tenemos de todo, pero antes no teníamos nada. Éramos muy pobres”.

La cocina de Alija es hoy una de las más punteras del País Vasco (y esto no es poca cosa), pero la enorme complejidad técnica de sus platos está supeditada a un resultado final nada estridente, que despierta la pregunta que suele acompañar a los grandes logros creativos: ¿cómo no se le había ocurrido esto antes a nadie?

Nerua1 ¿El primer 'pintxo' de la historia?

Un txoko en Madrid

Trasladar la cocina de Nerua a un espacio pop-up (aunque se trate de uno de los mejor equipados de Madrid, The Art of Living) no está exento de dificultades, pero Alija se las ha arreglado con solo dos de los cocineros de su restaurante, más los ayudantes locales, para presentar una muestra más que fidedigna del menú de otoño que está sirviendo estos días en Bilbao. “Esto es como un txoko”, ha bromeado.

Vinos rancios, de hielo, o de elaboración ecológica, han servido para acompañar una comida memorable

Tampoco ha faltado a la cita la otra parte imprescindible de Nerua, su sumiller Ismael Álvarez, que selecciona el maridaje siempre cambiante de sus menús, arropado de un contexto que muy pocos profesionales son capaces de ofrecer. Álvarez no solo es un gran sumiller, muy atrevido en la selección de vinos, es un excelente comunicador, que logra que te guste lo que sirve en la copa antes si quiera de probarlo.

Vinos rancios, de hielo, o de elaboración ecológica, han servido para acompañar una comida memorable, que comenzó con un aperitivo tan humilde como el “grillo” que, según nos explicó Álvarez, es uno de los primeros pintxos de la historia del País Vasco, formado por patata, lechuga y cebolla, que recibe su nombre por el chasquido que se produce al morderlo.

Este es un buen ejemplo de cómo se venden los platos y los vinos en Nerua: todo tiene su historia.

Nerua2 Ostra con yema de huevo y crocante de arroz.

Complejidad en la sencillez

Tras tomar un exquisito caldo de verduras asadas, empezamos la comida propiamente dicha con una ostra con yema de huevo y crocante de arroz, un plato que Alija reconoce está basado en la famosa tortilla vaga de Sacha. Es una mezcla de ingredientes que a priori nunca mezclarías, pero que funciona, algo que empezamos a comprobar es una seña de identidad de Alija.

Seguimos con otro plato que no es lo que parece: unos tallos de alcachofa (que sin el corazón parece a simple vista algún tipo de seta), con un jugo de puerros y almendras. Sabrosísimo. Al igual que las pochas, protagonistas de la siguiente propuesta. Esta legumbre está en plena temporada, y en Nerua las recolectan y las cocinan al momento, para que no pierdan ninguna de sus propiedades. Para tenerlas siempre disponibles, las embotan y las sirven con encurtidos. Y el resultado es magnífico. “Tiene las texturas y matices de una ensaladilla, pero con pochas y sin mayonesa”, explica el cocinero.

Nerua4 Pochas con verduras encurtidas.

Comer marisco sin mancharse las manos

Aunque en Nerua se cuida el producto, Alija se la juega en las cocciones de los mariscos. El cocinero asegura que es difícil manipular estos pero su objetivo es liberar al comensal de mancharse las manos, sin necesidad de que renuncie al sabor que solo se consigue chupando bien las cascaras. Para lograrlo, presenta unas quisquillas peladas, acompañadas de un puré de coliflor y una salsa elaborada con sus huevos y corales, lo que permite concentrar todo su sabor en cada cucharada. Magnífico.

Nerua5 Quisquillas, coliflor y salsa de sus huevas.

Más temerario es el siguiente plato de marisco: unos percebes guisados, con lechuga y maíz. Es rarísimo encontrar este marisco dentro de otras elaboraciones, por lo difícil que resulta cocinar con él. El resultado es curioso, aunque es el único plato en el que se perdía la pureza del producto (amén de que tenían bastante tierra). Eso sí, el caldo de maíz estaba buenísimo.

Nerua6 Percebes guisados, con lechuga y maíz.

Tras el marisco llega el pescado, aunque el primer plato de este grupo es en realidad una chalota confitada. ¿Por qué? Como explica Alija, es una reinvención del clásico chipirón a lo Pelayo (con cebolla caramelizada), pero en el que se sustituye el chipirón por su acompañamiento. El plato era sencillamente espectacular, la chalota, confitada en mantequilla negra, estaba sabrosísima, y se acompañaba de caviar y alcaparras, que le daban el punto ácido.

Nerua7 Chalota en manteca tostada, alcaparras y caviar.

Seguimos con otros dos platos más vascos que el árbol de Gernika. Primero, una kokotxa de merluza (que el cocinero, asegura, le ha costado Dios y ayuda traer a Madrid), acompañada de coles y salsa verde. Es en la salsa donde residía el encanto del plato, que hace a la antigua, mucho más recia y amarga que la que conocemos hoy, pero que contrasta con las coles y la kokotxa en otro plato espectacular.

Nerua8 Kokotxa de merluza, coles y salsa verde.

Segundo, una raya en salsa vizcaína, que personalmente fue mi plato preferido de la comida. En Nerua meten la raya en salmuera durante tres días, lo que hace que cambie por completo su textura, y acumule un sabor umami que es para volverse loco. A esta le acompaña una tradicional salsa vizcaína, pero con un intenso toque picante, que se logra con un agua de chiles. De morirse.

Nerua9 Raya en salsa vizcaína.

Del mar a la tierra

No podía faltar en un menú vasco una buena alubiada, pero a la manera de Nerua. El plato parte de un potaje de alubias de Gernika tradicional, pero Alija separa el caldo por un lado y las alubias, por otro. Las alubias las texturiza y las sirve a modo de puré sobre el caldo, que acompaña con tuétano y piparras, que dan el contraste graso y ácido. Otro plato de diez.

Nerua10 Alubias de Gernika, tuétano de vaca y piparras.

El siguiente pase es una oreja de cerdo rebozada, con puré de garbanzos y chile. Sorprende enormemente la textura de la oreja, que carece por completo de cartílago. Para lograrlo, Alija mete la oreja en salmuera y después la cocina a baja temperatura: 12 horas a 100 grados. Después separa la grasa y sequeda solo con el colágeno, que reboza como si fuera un buñuelo. El resultado, como apunta el propio cocinero, es “una oreja en salsa sin salsa”

Oreja Oreja de cerdo rebozada con puré de garbanzos y chile.

Para acabar la parte salada del menú, otro plato sorpredente: foie con lenteja verdina y acelga. De nuevo, el prodigio técnico se integra a la perfección en una combinación de sabores sublime. El foie tiene una textura que jamás había probado, que se logra metiendo este en salmuera y cocinándolo en dos tiempos: queda firme, no untuoso. Muy loco.

Nerua11 Foie con lenteja verdina y acelga.

Finalizamos la experiencia con varios dulces no muy dulces. Y es que, como reconoce Alija, los vascos son más de salado. Primero, un pastel de limón, con almendra, miel y romero; segundo, un bollo de mantequilla helado, que recuerda a una merienda muy popular en Euskadi. Un broche perfecto a una comida excepcional.


Un matrimonio portugués ha abierto una de las mejores cafeterías de Madrid (y tiene mucho que enseñarnos)

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Un matrimonio portugués ha abierto una de las mejores cafeterías de Madrid (y tiene mucho que enseñarnos)

Café de auténtica calidad elaborado con mimo y cuidando cada detalle de la preparación; es la simple y a la vez ambiciosa declaración de intenciones con la que Café del Art ha abierto su nuevo local en Madrid, una cafetería en pleno corazón de La Latina que se suma a la oferta de cafeterías de especialidad de la capital, todavía muy desconocidas.

Porque en España nos creemos muy cafeteros pero seguimos maltratándolo, y sin darnos cuenta. Es algo de lo que aún tenemos que aprender de nuestros vecinos en Portugal, donde disfrutar de una taza con algún dulce es casi un ritual. Y precisamente Café del Art tiene sello portugués; sus propietarios llevan diez años intentando transmitir esa cultura cafetera lusa en nuestro país, combinada con las últimas tendencias.

De Portugal a La Latina, pasando por el Mercado de San Miguel

Café del Art

Detrás de Café del Art están Edgar Fonseca y Sandra Almeida, matrimonio portugués cuyo proyecto profesional cumple ya diez años siempre ligado al mundo del café. Tras una etapa ocupando un pequeño espacio en el Mercado de San Miguel, vieron las posibilidades de abrir su propio local enfocado plenamente al café de calidad.

El emplazamiento elegido no sorprende; La Latina ha pasado de ser uno de los rincones más castizos de Madrid a uno de los barrios de moda, muy frecuentado por turistas, jóvenes, estudiantes y artistas de todo tipo. Vecinos de toda vida se mezclan con extranjeros, visitantes y residentes temporales en un ambiente multicultural que se refleja en los nuevos negocios que van abriendo.

Cafe Art

En los alrededores hay más cafeterías "modernas" y locales que siguen las tendencias del mercado, pero Café del Art nace enfocado quizá más puramente al café, sin perder ese toque portugués. Digamos que no es un lugar al que ir a tomarse una caña o pedir una ración de bravas con vermut o refrescos.

El horario tampoco se presta mucho como lugar para empezar las copas: cierran a las 20.00. Esperan pronto albergar actividades al caer la tarde en torno a la cultura cafetera o de otra índole artística.

Entre la tradición y las nuevas tendencias

Tanto el local como la carta responden a la filosofía del proyecto, un templo del café de calidad sin prisas que combina la tradición heredada con tendencias actuales.

Cafe Art

Así, en la carta conviven el esspreso y el café con leche -con su latte art- con un flat white o un kalita, sin olvidar la selección de tés -no podía faltar el kombucha-, junto con la selección de aguas internacionales, vinos o licores portugueses. Además preparan sangría de Oporto y ofrecen agua saborizada con fruta de libre consumo al cliente -buen detalle que se ve poco-.

Para acompañar la bebida, los amantes de la repostería portuguesa están de enhorabuena. El expositor luce con diferentes especialidades de nuestros vecinos, con los pastéis de nata como grandes protagonistas. A 1,50 euros la unidad, lo traen de Portugal y se van calentando a lo largo del día a medida que se vacía la bandeja; lo sirven con canela y también se ofrece para llevar en packs.

Cafe Art Tosta

Quien prefiera desayunar, almorzar o merendar con algo salado, puede escoger entre varias tostadas -más bien tostas- con el ya imprescindible aguacate, pero también brandada de bacalao -muy suave y sabrosa, pulled pork o pollo reina pepiada. Utilizan buen pan de calidad de un obrador cercano y las raciones son generosas en el relleno.

El local, sin ser muy grande, ofrece distintos espacios con una pequeña zona más recogida al fondo. El estilo decorativo sigue la tendencia de combinar elementos antiguos y vintage con cierto eclecticismo, pero no se nota aquí tan forzado como en otros sitios. Los estratos de las paredes con ladrillo visto recuerdan la historia de todos los negocios que ocuparon el local a lo largo de los años.

Cafe Art

La artista Martina Billi ha colaborado en la decoración elaborando diferentes ilustraciones de temática cafetera repartidas por todas sus paredes, sobre madera y con bolígrafo bic. Junto a ellas, muchas plantas y objetos antiguos que recuerdan al café de otras generaciones.

La figura del barista: no es solo una moda hipster

De poco sirve invertir en una buena máquina y comprar café de origen bien tostado si detrás de la barra no hay personal debidamente cualificado. Aquí entra en juego el papel del barista, un término que todavía se asocia al fenómeno hipster pero que tiene una enorme importancia en el café de especialidad.

Cafe Art

Café del Art cuenta en su plantilla con un equipo de baristas profesionales formados y especializados en todo lo que rodea al mundo del café, desde la plantación en origen hasta cada detalle de la extracción, pasando por el lavado del grano, el tueste, el grado de molienda, el tipo de cafetera o el grado de molienda.

Cuando el café de especialidad irrumpió en España, empezaron a ganarse cierta fama de snobs o pretenciosos porque venían a defender la calidad de un producto frente a los estropicios que se cometen con esta infusión. ¿Falta de comunicación? Es más que probable, pero para apreciar de verdad un espresso de Etiopía 100% arábica, de tueste ligero y recién molido, sin azúcar, hay que tener una mentalidad abierta.

Café del Art

Poco tiene que ver un buen café de filtro con el típico solo o cortado de bar de mala muerte -o de restaurante de postín, que el maltrato al café es algo muy democrático-, por eso hay que valorar el entusiasmo que ponen los profesionales por su trabajo, y no echarles en cara que tuerzan el gesto si se te ocurre preguntar por sacarina.

Por eso es un placer contar con baristas como Robert, un venezolano que transmite esa pasión cafetera con cada gesto, demostrando que la preparación del café es todo un arte, pero también ciencia. Detrás de cada taza hay mucho trabajo, muchas horas de catas, pruebas y práctica, y eso se nota.

Cafe Art

Aquí cuentan con una cafetera espreso italiana La Marzocco y utilizan café en grano de distintos orígenes, tostados por The Barn, de Berlín, de los tostadores más prestigiosos de Europa. Y no se utiliza el mismo origen para un café espresso (2 euros) que para un café con leche (2,5 euros), siempre decorado finamente con latte art -y que se puede tomar sin lactosa o con leche de avena-.

La barra de cafés de filtro y el espectáculo del sifón japonés

Uno de los puntos fuertes de esta cafetería es que cuenta con una barra separada dedicada íntegramente a los cafés de filtro manuales. Actualmente ofrecen cold brew (indusionado en frío 12 horas), filtro batch, Kalita Wave (cafetera de goteo o drip similar a la V60, infusión de 5 minutos) y, destacando por encima de todos, el café de sifón.

Cafe Art

Aunque inventado en Alemania, los japoneses perfeccionaron este sistema de preparación que combina extracción por goteo e inmersión, con un mecanismo que requiere su tiempo, pero que es todo un espectáculo visual. En la cafetería utilizan el sifón Hario con una base de lámpara halógena y pantalla digital que permite precisar con detalle la temperatura exacta.

El sifón en funcionamiento y las explicaciones del barista atrapan a quien busque una experiencia diferente y que abarca así todos los sentidos. No es un café para tomar con prisas ni todos los días (no es barato, 7 euros para dos personas), pero es desde luego algo completamente diferente que extrae un sabor único a los granos.

Cafeart Sifon

Acercarse a los cafés de especialidad puede ser una buena manera de empezar a abandonar el hábito de tomarlo con azúcar, leche -muchas veces quemada-, o edulcorantes. Siempre podemos saciar el antojo dulce con alguna de las tentaciones del expositor, que muy ligeras, para qué engañarnos, no son.

Qué pedir. Un espresso, solo, para apreciar todos los matices del café de origen, y un café de filtro si todavía el café sin azúcar resulta demasiado "fuerte". El pastel de nata no tiene pérdida, y la tostada de brandada es una buena opción para quien prefiera algo salado.

Datos Prácticos
Dónde: Plaza de Cascorro, 9, Madrid.
Precios: Espresso 2 €; café con leche 2,50 €; sifón para dos personas 7 €; tostada de aguacate y tomate 4,50 €; pastel de nata 1,50 €; tartaletas y magdalenas 3,00 €.
Contacto: 650 73 63 33 - Facebook - Instagram
Horario: 08:00 – 20:00, cierra los martes.

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Pizza frita y otras genialidades napolitanas que solo puedes probar en el restaurante que tuvo el primer horno italiano de Madrid

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Pizza frita y otras genialidades napolitanas que solo puedes probar en el restaurante que tuvo el primer horno italiano de Madrid

Anna Carla Zucchini no recuerda siquiera el año exacto en que su padre abrió el restaurante Luna Rossa en Madrid, pero sí que desde los 13 años esta ha sido su casa. Eran los años 90 y, aunque la cocina italiana ya era bien conocida en España, no había ni de lejos el nivel que puede encontrarse hoy en día.

Luna Rossa cumple 29 años, y fue el primer restaurante de Madrid que empezó a elaborar auténtica pizza napolitana, cocinada en un horno de leña que mandaron construir a imagen y semejanza de los que encontramos en la capital de Campania. “Lo construyeron con piedra de Sorrento, refractaria, trajeron el cemento y los ladrillos, todo”, explica Zucchini. “Hay muchos hornos prefabricados que se traen, pero no llegan a aguantar tanta temperatura. Este alcanza entre 430 y casi 500 grados”.

En los últimos años han abierto muchas pizzerías de estilo napolitano en Madrid, pero aunque Grosso Napoletano o NAP hagan pizzas de nivel, ninguno supera a las que elabora en Luna Rossa el pizzaiolo Cristian Ojea, el marido de Zucchini. Su Margarita DOP –elaborada con productos con denominación de origen– tiene un precio elevado (13,50 euros), pero es de otro planeta; o, más bien, de otro país, uno que queda a más de 2000 km y cuya gastronomía no es tan fácil de imitar.

Luna8 La estelar Margarita de Luna Rossa.

“El nivel de las pizzas [en España] ha subido muchísimo”, explica Zucchini. “Eso me alegra, porque la gente ya sabe a lo que viene aquí. Pero yo intento compararme con las pizzerías de Nápoles”. Y es que Zucchini visita recurrentemente la ciudad –donde vive su hermana, que sigue siendo socia del restaurante– para estar al tanto de lo que se cuece.

Pero un horno de madera tope gama –alimentado por 11 kilos de madera de encina al día–, una masa muy cuidada que se deja fermentar durante 45 horas y unos ingredientes de primera no bastan para hacer buenas pizzas. Hay que tener a un pizzaiolo bien entrenado como Ojea, y no demasiada prisa. Y es que, como explica Zucchini, no es lo mismo tener un take away que fabrica 300 pizzas al día que un restaurante en el que se sirven 50: “El horno tiene que estar siempre a la misma temperatura. Si haces siete a la vez una sale bien y otra no. Somos 3 o 4 euros por encima de la media, pero los que la venden más barata no me han quitado ni un cliente”.

Luna5 Pizza frita.

Pizza frita, el secreto mejor guardado

Las pizzas de Luna Rossa han conquistado a reyes, presidentes y famosos de todo pelaje –Felipe y Letizia fueron a cenar allí antes de casarse y Pedro Sánchez sigue teniendo un tuit en el que asegura que es “cojonuda”–, pero su cocina esconde muchos más secretos. Uno de los mejor guardados es la pizza frita, un plato tradicional napolitano que Luna Rossa trabaja por encargo (13,50€), pues su elaboración es casi imposible de llevar a cabo si el restaurante está completo –algo que suele ocurrir–y no se prevé de antemano.

La pizza frita es prácticamente desconocida fuera de Italia, pero se trata de un plato muy popular en Napolés que, cuentan, se empezó a preparar los lunes, el día que cerraban los hornos: la gente no quería dejar de comer ni un solo día pizza y la freían en casa.

Luna10 Cristian Ojea aguanta un calor que no tiene nombre.

Ojea nos invita a ver cómo prepara la especialidad y entendemos por qué no ha triunfado fuera de Italia: es mucho más difícil de elaborar que una pizza convencional. La masa es la misma, y su elaboración es igual que la de un calzone –se colocan los ingredientes en el centro y se cierra–, pero la fritura es muy delicada. La temperatura tiene que estar exactamente a 180º (Ojea tiene un termómetro láser para no equivocarse) y hay que manejarla con mucho cuidado al freírla para que no se abra ni se queme.

Luna4 Ojea nos enseñó cómo prepara la pizza frita.

Aunque en Napolés se pueden encontrar muchas versiones de pizza frita, la más tradicional –que es la que preparan en Luna Rossa– es de queso ricotta, pimienta negra, tomate, albaca y ciccioli (un embutido italiano que se prepara comprimiendo, secando y curando trozos de grasa de cerdo).

El resultado podría definirse como un híbrido de churro y pizza, súper jugoso, y menos pesado de lo que parece a simple vista. Aunque no hay nada que iguale a una buena pizza, es un plato que merece mucho la pena probar.

Luna6 Tostas de polenta con hígado y lengua.

Otras especialidades napolitanas

Luna Rossa bien podría dedicarse a vender solo pizzas, pero Zucchini es una propietaria curiosa, que siempre está buscando cosas nuevas que ofrecer a los clientes. El restaurante tiene varios caballos de batalla que siempre se encuentran la carta, pero el resto de platos van cambiando en función del chef que haya en cada momento. “Cambian cada uno o dos años”, explica Zucchini. “Ahora hay un cocinero del sur sur, antes ha habido de Roma o Florencia”.

En la carta, o fuera de ella, podemos encontrar de todo. Hoy hemos probado, por ejemplo, unas tostas de polenta a la plancha –harina de maíz hervida, popular en buena parte de Italia– acompañadas de hígados marinados con aceite, ajo y perejil y lengua guisada con setas. La casquería, explica Zucchini, es también muy típica de Napolés, una ciudad con mucha influencia española, dado que perteneció a nuestro mismo reino durante cientos de años. Estaba buenísimo.

Luna7 Scialatelli con pulpitos y tomate Piennolo.

Como no podía ser de otra manera, en Luna Rossa también preparan buenos platos de pasta, que cambian en función de los productos disponibles. Probamos unos scialatelli –una suerte de tallarines rectangulares– con pulpitos y tomate Piennolo, que solo crece en la base del Vesubio, en tierra volcánica, y tienen una carne sabrosísima. Estaban también de diez.

Para rematar (y es que como buena anfitriona italiana Zucchini no deja de sacar platos que, nos asegura, debemos probar) presenta la que, explica, es una de las pastas estrella de Luna Rossa: unos ziti alla genovese.

Luna9 Ziti alla genovese.

Se trata de una receta clásica del sur de Italia compuesta, principalmente, de una pasta tubular alargada y cortada en trozos (los ziti) acompañada de carne de ternera y distintos tipos de cebolla –en Luna Rossa utilizan tres variedades– que se pochan durante cinco o seis horas. El resultado es un pedazo de guiso que, al no poder terminar de lo llenos que estamos, acaba zampándose Zucchini. Dejar que se vaya a la basura es pecado mortal.

Para terminar, el restaurante cuenta también con buenos postres tradicionales como el omipresente tiramisú –lo único que, hay que reconocer, no me pareció top–, el babá, un bizcocho empanado en ron muy típico de Nápoles; o la torta caprese, un bizcocho elaborado con harina de almendras, chocolate negro y licor de hierbas aromáticas que parece el hijo bastardo de una tarta de Santiago y un brownie.

Luna11 La triada de postres.

Nos tomamos una grappa para bajar tamaño banquete y nos vamos pensando que es una de las mejores comidas italianas que hemos tenido fuera de Italia. No entiendo por qué demonios no habíamos visitado antes este restaurante.

Qué pedir: Zucchini recomienda pedir para compartir un entrante, una pizza y una pasta para cada dos personas. Y, visto lo visto, es una buena idea. Solo hay vinos italianos, que pueden subir bastante la cuenta. Si quieres ahorrar pide cerveza.

Datos prácticos.
Dónde: Calle de San Bernardo, 24. (Madrid).
Precio medio: 40 euros.
Reservas: 915 321 454 o en su página web.
Horario: Cierra lunes.

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Banquete a muerte en Vallecas: bienvenidos a la pantagruélica Taberna Búlgara

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Banquete a muerte en Vallecas: bienvenidos a la pantagruélica Taberna Búlgara

El distrito madrileño de Vallecas (o Vallekas, para los amigos) no es un conocido destino gastronómico, pero como la mayoría de los barrios de la ciudad esconde restaurantes y bares que bien merecen una visita, como es la Taberna Búlgara.

En este restaurante, tremendamente popular en la zona del puente, se sirve, obviamente, cocina búlgara, una absoluta desconocida en España que encuentra aquí uno de sus pocos bastiones. Pero vaya bastión… La Taberna Búlgara es un sitio con solera, decorado en un estilo que suponemos tradicional, con paredes de madera, trajes regionales, fotos del politburó y una tele en la que se emiten en bucles vídeos del folclore local, que en estos lares resultan desconcertantes. No es un restaurante fino, pero es divertido como pocos.

Como nos explica María Ivanova Selimska, una de sus simpatiquísimas camareras, el restaurante abrió ya hace dieciocho años, por lo que suelen abrir todos los locales en los que se sirve auténtica comida de otras partes del mundo: para dar de comer a los expatriados.

“En el barrio de Vallecas había mucha población búlgara emigrante, y la gente echaba de menos la comida típica y las tradiciones búlgaras”, explica Ivanova.

Taberna2 La tradicional ensalada shopska.

Ensaladas con aguardiente

Su extensa carta incluye todos los platos típicos de Bulgaria, cuya cocina se caracteriza por mezclar influencias balcánicas, turcas y griegas.

Imposible comenzar la comida sin probar la famosa ensalada shopska, el plato nacional búlgaro: una ensalada de pepino, tomate, pimiento, olivas negras y queso. “La diferencia es el queso búlgaro que es lo que marca la diferencia, lo demás productos los tenéis aquí”, explica Ivanova. “Es un queso de vaca, pero que sabe más a queso de cabra”.

Las comidas búlgaras empiezan siempre con esta ensalada, algunos aperitivos (como el queso frito que probamos, o todo tipo de verduras asadas), y una copita de rakia, el aguardiente de frutas tradicional de la zona, que no puede faltar en la comida y que, nos aseguraron, suponemos que a modo de mentira piadosa, que no da resaca.

“No tomamos pan con la ensalada y los aperitivos, siempre los tomamos sin comer pan, con el aguardiente”, explica Ivanova.

Taberna3 Snezhanka, el exquisito plato frío de yogur con pepino.

Otro ingrediente estrella de la cocina búlgara es el yogur que, supuestamente, se inventó en el país. Hoy en día, no obstante, el yogur búlgaro tiene poco que ver con el que ha popularizado Danone en Occidente.

“Se hace solo por la temperatura y la bacteria que fermenta la leche, tiene un sabor muy específico”, explica Ivanona. En la Taberna traen el yogur de Bulgaría y hacen platos tan geniales como la snezhanka, un yogur deshidratado que se mezcla con queso crema, se pone en un molde especial donde se escurre el agua para que quede muy espeso y se mezcla con pepino, ajo, eneldo y nueces. Estaba delicioso.

Taberna5 Típica carne a la parrilla búlgara. Las guarniciones no valían mucho, pero la salsa de tomate estaba buenísima.

Carne a tutiplén

Tras este simulacro vegetariano, los platos principales son siempre con carne y se acompañan ya con el típico pan búlgaro, una especie de torta de aceite muy similar al pide turco, así como cerveza o vino locales, muy recomendables.

Como habréis adivinado, estamos ante una comida de alto contenido alcohólico, pero nos es fácil emborracharse con las inmensas raciones que se sirven en la Taberna.

En nuestra visita probamos platos tradicionales como el sach, un plato que recibe el nombre del recipiente en que se elabora: una gran olla de hierro que se usaba en la Bulgaria rural para cocinar en el suelo todo lo que hubiera a mano.

“Es de esta parte de Bulgaria donde había mucha agricultura, se cogía a lo mejor un pájaro, lo deshuesaban, lo hacían con verduras del campo y queso”, explica Ivanova. “Es una comida muy rural”.

Taberna4 Sach, un plato que recibe el nombre del recipiente en que se cocina.

El plato, que en la Taberna nos sirvieron con varios tipos de carne y verduras, recordaba misteriosamente a las fajitas mexicanas: era una gochada importante, muy sabrosa.

En Bulgaria son también amantes de todo tipo de carnes a la parrilla, en especial de hamburguesas y salchichas locales. “Nos gusta mucho la carne picada de cerdo o ternera”, explica Ivanova. “Hacemos hamburguesas y salchicas muy especiadas, pero siempre a la brasa. La carne sale con un sabor diferente”.

Como habíamos comido poco, pedimos también el vilar, un pantagruélico tridente con carne de pollo, cerdo y ternera marinada (en la foto de apertura). El invento es solo para fardar, pues no tiene ningún sentido cocinar a la vez tres carnes que tienen tiempos de cocción distintos. Si no quieres hacerte fotos haciendo el chorra, es mejor pedir las brochetas por separado que, por lo demás, están muy ricas.

Taberna7 Baklava, porque siempre hay sitio para el postre.

Precios ridículos

Para finalizar este banquete sin fin, la Taberna tiene también postres caseros como la clásica baklava. Este postre, que se hace también en Turquía, Grecia y Rumanía, se elabora con una pasta de pistachos o nueces trituradas, distribuida en una masa filo y bañada en almíbar o miel.

Si no quieres salir rodando, también puedes tomar un yogur, que como hemos dicho está buenísimo, pero no lo hagas por ahorrarte unos eurillos, porque en la Taberna se come muchísimo por muy poco. De lunes a viernes tienes un menú degustación que solo se acaba Sansón por 15 euros (20 los fines de semana), y comiendo de carta hay que hacer el vikingo para pagar más de 30 euros. Un gustazo.

Qué pedir: es obligatorio probar las ensalada shospka y los platos con yogur, para terminar con tu carne preferida a la brasa y, si sois un grupo grande, el inmenso sach.

Datos prácticos.
Dónde: Av. de Peña Prieta, 82. (Madrid).
Precio medio: 30 euros.
Reservas: 915 51 56 00.
Horario: Abre todos los días

El cocinero holandés afincado en Cádiz que ha logrado mejorar la tortilla de camarones

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El cocinero holandés afincado en Cádiz que ha logrado mejorar la tortilla de camarones

El cocinero holandés Léon Griffioen llegó a Cádiz hace 20 años por amor y, tras pasar por diversos hoteles de la zona, decidió abrir un restaurante en el que plasmar las técnicas que había aprendido en Francia y desarrollado en Londres.

Su primer restaurante, La Cigüeña, fue una rara avis en Cádiz, pues su carta se salía del repertorio clásico gaditano –el pescadito frito y los guisos tradicionales de la zona–, y causó una pequeña revolución en una ciudad muy poco abierta a las novedades gastronómicas. Desde 2011, regenta en la Plaza de la Candelaria Código de Barra, un restaurante que, en unos meses, se moverá a un nuevo local más grande.

Griffioen se atrevió a darle una vuelta de tuerca a un plato tan intocable como la tortilla de camarones. Y es que, como explica a Directo al Paladar, el no tiene los prejuicios de alguien que ha comido la famosa tapa toda su vida. “Entiendo que si has comido tortitas con tu padre cuando iba al bar sientas que el plato no pueda cambiarse, pero a mi esto no me pasa”, explica el cocinero. “Y creo que puede ser una ventaja”.

En su opinión, las tortillitas de camarones son, en general, demasiado grasientas, algo que se podía solucionar cocinándolas de otra manera. Sus famosas tortitas se elaboran colocando la masa tradicional –aunque con más camarones de lo habitual– entre dos laminas de masa filo que precocina en el horno. Esto le permite obtener una suerte de plancha de tortilla de camarones que puede cortar en la forma deseada, antes de pegarle una rápida fritura. En la actualidad presenta las tortitas en forma de bastón, acompañadas de una salsa salsa andaluza –mayonesa con pimientos asados–, pero ha probado muchas otras presentaciones.

Codigo4 Los famosos langostinos al ajillo de Código de Barra.

Una vuelta de tuerca a la cocina gaditana

Las tortillas están, sencillamente, impresionantes, pues guardan toda la esencia del plato tradicional, pero son mucho más jugosas. Y son un buen ejemplo de la cocina que practica Griffioen.

El cocinero recibió muchas críticas cuando empezó a jugar con platos que en Cádiz son sagrados, pero hoy, con el público consolidado, tiene claro que su cocina es genuinamente gaditana.

Cádiz es una ciudad donde siempre se ha comido bien –para mí es, junto a San Sebastián, el mejor lugar de España para tapear, con la diferencia de que todo cuesta la mitad–, pero no había espacio a la innovación. Como explica Griffioen, cuando abrió Código de Barra la Plaza de la Candelaria estaba muy degradada y, aunque atesoraba dos de los lugares donde mejor comida tradicional se come –la taberna Laurel y la peña carnavalesca La Estrella– no había nada parecido a su propuesta. Hoy la plaza cuenta ya con varios bares de cocina moderna y se ha convertido en uno de los centros gastronómicos de la ciudad.

Aunque en Código de Barra hay mucho comensal extranjero, Griffioen asegura que tiene también parroquianos locales –Ángel León se encuentra entre sus adeptos–, que gustan de sus inventos, muchos de los cuáles son fijos en su menú. Es el caso de su versión de las gambas al ajillo, que elabora con langostinos. Cocina el plato de forma tradicional, pero añadiendo fino –un truco que aprendió en un bar de Conil– y, el aceitillo que nos encanta mojar en pan lo transforma con ayuda de un texturizante (en concreto, maltodextrina de tapioca), para que quede en forma de polvo. Así, según vas comiendo, el plato se transforma –el polvo se convierte en aceite en la boca–, pero concentrando todo su sabor. Estaba espectacular.

Codigo3 Brioche tostado con yema curada, huevas de arenque y sardinas marinadas

También nos encantó uno de los platos más locos de la carta: el brioche tostado con yema curada, huevas de arenque y sardinas marinadas. El cocinero explica que este plato se le ocurrió cuando en Cádiz se empezaron a poner de moda las tostas. “Todos los bares tenían tostas”, explica. “Si no tenías tostas no eras nadie”. Así que, a modo de broma, empezó a ofrecer su propia tosta, que nada tiene que ver con lo que cabría esperar de esta.

En vez de colocar los ingredientes sobre el pan, Griffioen prepara estos por capas en un plato hondo y los cubre con un brioche tostado que ha convertido en una crema, pero conserva todos su sabor. El plato, reconoce, es muy poco estético, pero damos fe de que, además de lograr el desconcierto, estaba buenísimo, pues en un solo bocado se mezclan en la boca los sabores intensos de la arenque y las sardinas con el brioche.

Codigo5 Ventresca de atún a la roteña con sobao pasiego.

A por un local más grande

En los platos principales Griffioen deja entrever su formación en cocina francesa, tanto en las elaboraciones, como en las presentaciones. Son más tradicionales, pero sin pasarse.

Nos encantó su ventresca de pez espada a la roteña, una pieza que Griffioen descubrió buscando alternativas a la carísima ventresca de atún –en Cádiz, explica, no puedes sobrevivir con un ticket medio de 70 euros–. La pieza, apunta, no puede dejarse tan cruda como la del túnido, pero el cocinero le tiene cogido el punto para que quede súper jugosa. La salsa de tomate roteño no acompaña todo el pescado, como sería habitual en Cádiz, sino que rodea a este, acompañado además de pequeños trocitos de sobao pasiego, una mezcla que puede resultar extravagante, pero que funciona.

Codigo7 La torrija caramelizada nunca defrauda.

No sabemos si fue un error puntual, pero la carne que probamos nos gustó menos: un magret de pato con otra guarnición excelente, pero que estaba cocinado en exceso. El postre, una torrija caramelizada con helado, aunque está muy vista, nos hizo olvidar enseguida este fallo.

Código de Barra ha sido todo un descubrimiento, al que seguro volvemos en nuestras próximas visitas a Cádiz. Nos pica la curiosidad por lo que puede hacer Griffioen en el nuevo local donde pasará de tener una cocina de 8 m2, en la que trabajan apiñados cuatro personas, a dirigir una de 20m2. “Estamos hartos de darnos codazos”, bromea. El cocinero espera inaugura el nuevo restaurante (en calle San Francisco, 7) para Carnaval.

Qué pedir: Son imprescindibles la tortilla de camarones y los langostinos al ajillo. El restaurante cuenta con dos menús degustación, una clásico, a 35€, y otro más vanguardista, a 47.5€. La carta de vinos es interesante y nada subida de precio. Se ofrecen también económicas opciones de maridaje.

Datos prácticos.
Dónde: Plaza Candelaria, 12. (Cádiz).
Precio medio: 50 euros.
Reservas: 635 53 33 03.
Horario: Cierra domingos.

Restaurante Noa en Santa Cruz (A Coruña): un rincón frente al mar con gran producto gallego y arroces impresionantes

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Restaurante Noa en Santa Cruz (A Coruña): un rincón frente al mar con gran producto gallego y arroces impresionantes

A Coruña se ha convertido, gracias a Inditex especialmente, en una ciudad gastronómica que merece mucho la pena. Si el producto gallego ya merece la pena siempre, la nueva cocina y las tendencias que llegan a la ciudad la hacen crecer en lo gastronómico y mucho. Y allí, confundidos casi con la ciudad, se encuentra el Ayuntamiento de Oleiros y la localidad Santa Cruz, al otro lado de la ría. Con un precioso castillo en mitad del agua y vistas que nos atrapan, con su Noa Boutique Hotel y el restaurante del mismo nombre, que nos ha encandilado. Os contamos qué hay que pedir y cómo disfrutar al máximo de esta escapada gastronómica con su puesta de sol, su aroma a mar y A Coruña de fondo.

Llegamos a A Coruña a finales de octubre, pero con un tiempazo que no podíamos creer. Y así hemos podido disfrutar aún más de Santa Cruz, de su castillo, su pequeño paseo marítimo y del Hotel Noa que ahora es uno más del paisaje, y que esconde una decoración preciosa. Minimalista, sencilla, pero de lujo. Cada habitación es una ventana a la ría y no hay arte en las paredes porque no hay mejor obra que la naturaleza a través de la ventana (especialmente para los que no tenemos la suerte de vivir junto al mar).

Noa Boutique Hotel 1

El paisaje conquista, pero también el paisaje gastronómico: el restaurante Noa. En una sala impresionante, porque es amplia (las mesas están a kilómetros unas de otras) y ofrece unos grandes ventanales a la ría que se abren completamente si hace buen tiempo. Se celebran comidas de empresa (el hotel tiene además salas de trabajo muy interesantes), eventos familiares y algunos más especiales... Se encarga de su carta el chef Carlos Cordero. Antes regentaba una casa de comidas que siempre estaba llena, Casa Paquita, pero ha crecido aún más gracias al hotel, al entorno y a las posibilidades de una magnífica cocina y bodega que acompañan todo. A destacar que la cocina es especial porque igual que todo el hotel, está llena de luz, con ventanales y una puerta al paseo y al mar.

Comenzamos la comida con un aperitivo de cortesía que es un salmón ahumado por ellos y con algo fuera de carta, huevos rotos con patatas y boletus de temporada. Deliciosos por su sencillez y el gran sabor de esos huevos (eso sí que son huevos de oro).

Berberechos Noa

A continuación, estando en Galicia no podía ser de otra forma, llegaron unos berberechos. De calibre impresionante y con un punto de cocción muy difícil de conseguir: hechos ligeramente, pero sin la sensación de que están crudos. Perfectos.

Navajasnoa

Para seguir con el homenaje al mar, navajas con salsa de coco que tienen un sabor a brasa que te hacen querer llevar a casa el horno de carbón en el que se hicieron (confieso que pregunte por él, un Josper del que me enamoré y quiero uno, aunque no pueda ser). La calidad del producto gallego se nota a cada bocado. Y en este, la salsa es suave y le da un ligero punto de fusión y exotismo que lo convierten en un básico del lugar.

Raviolismarisconoa

Continuamos saboreando Galicia con unos raviolis de gambón y capuccino de marisco que están al nivel de grandes restaurantes de fama mundial. El ravioli, finísimo. La espuma, también, y todo con un sabor muy intenso. Seguimos con el pulpo a la plancha con cremoso de patata. Está rico, y se disfruta mucho con la mezcla inaudita de los pequeños tropezones de beicon. Es menos fino que otros platos que hemos degustado, eso sí.

Pulpo

Uno de los mejores arroces que he probado.

Para acabar la comida, el plato que nos robó el corazón definitivamente y que nos hará volver: el arroz de nécoras. Yo no suelo pedir arroz fuera de casa porque te encuentras con un mundo infinito, y las posibilidades de fallar son altas (sobre todo si desciendes de buenas cocineras alicantinas), pero aquí ya nos lo habían recomendado. Y hay que probarlo. Es posiblemente uno de los mejores arroces que he comido. Estaba hecho con un fumet impresionante, muy concentrado, de merluza o rape y cabezas de marisco. Intenso y sabroso. Con ese caldo hacen sus otros arroces también. En nuestro caso, el punto del arroz al dente y, sin ser caldoso, tampoco era seco del todo.

Arrozdenecora

Los postres

Cada vez se hace más: compartir postres para probar de todos un poco. Y aquí es casi obligado. De los tres que vinieron a la mesa, no podría elegir sólo uno. Como buena amante del chocolate, me pareció una delicia el soufflé de chocolate y avellanas: un bizcocho con chocolate caliente dentro. Muy especial es la mini Larpeira, porque nunca había probado este dulce gallego y ahora ya tendré que pedirla allá dónde la vea (temo que no será igual). En Noa, se sirve caliente y se hace al vapor con un toque de horno final. 

Larpeira

Aunque si tuviera que decidirme sólo por uno, sería el membrillo con queso del país. En la carta simplemente lees: "queso con membrillo", y parece menos de lo que luego te ofrecen. La mezcla es espectacular gracias a la suavidad del membrillo, su sabor y textura eran de un nivel altísimo y el queso un poco cremoso junto a la almendra crujiente, unas hojas de menta y unos arándanos lo convirtieron en el gran postre que no esperabas.

Membrillo

En su cantina: comida informal.

Os hemos contado la sala principal del restaurante. Pero para comer de manera informal, hay un bar o cantina encantadora, con carta de tapas para compartir. Y, si hace bueno, la terraza es especial. Los atardeceres, únicos. Se llenó en un satiamén (y eso que llegamos pronto). 

Lounge Bar Del Noa

Pudimos probar allí, junto a la brisa del mar, sus mejillones y la caballa en escabeche casero (para mi de lo mejorcito del viaje), albondigas también de estilo casero (cremosas y en las que sólo quieres mojar pan y más pan), muy buenas croquetas y unos tacos de zorza que son la especialidad del lugar y que sorprenden a todos por la fusión perfecta del producto gallego clásico con los sabores mexicanos. También un básico de la taberna, la tarta de queso: Cremosa y sin galleta, me ha hecho replantearme mi propia receta.

Zorza
Escabeche
Tartaqueso

No acaba todo con la comida porque nos quedamos a dormir en el Noa Boutique Hotel y os tenemos que hablar del desayuno. No es bufet libre, vienen a tu mesa (con vistas al castillo y al mar de nuevo) con todo lo que ni siquiera imaginas en un bufet: Una tabla de bollería (tres piezas y una de ellas con chocolate), pan tostado (impresionante) con jamón, mermeladas de distintos sabores, mantequilla de trufa y normal, una delicada macedonia con cierto aroma de flores. El café, Siboney (una tostadora de la región), es espectacular. Sólo una advertencia: la camarera, atentísima, no ve bien que te dejes nada. Como si estuvieras en casa, pero mejor. Porque es Galicia.

Datos prácticos
Dónde: Calle Concepción Arenal, 51. Santa Cruz, A Coruña.
Precio medio: 40 euros.
Reservas: 34 881 244 155
Horario: Lunes a jueves y domingos 13h30 a 17h00. Viernes y sábados 13h30 a 17h00 y de 21h00 a 23h00.

Imágenes| Directo al Paladar y Noa Boutique Hotel. En Directo al Paladar| Arroz A banda y Tarta de queso estilo coulant.

Qué restaurantes tendrán esta noche las nuevas estrellas Michelin de España (según los mayores críticos gastronómicos)

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Qué restaurantes tendrán esta noche las nuevas estrellas Michelin de España (según los mayores críticos gastronómicos)

Esta noche se presenta en Sevilla la edición 2020 de la Guía Michelin de España y Portugal, que otorgará a los restaurantes las codiciadas estrellas que la empresa de neumáticos gala lleva concediendo en nuestro país desde hace 110 años.

La Guía Michelin recibe críticas todos los años por un criterio de selección que hay quien considera discutible, pero lo cierto es que sus estrellas siguen siendo el máximo reconocimiento al que se puede aspirar en cocina, y el manual sigue siendo la referencia absoluta en lo que se refiere a la buena mesa. Una referencia aupada, además, por sus protagonistas: los propios cocineros, que son los primeros que persiguen sin descanso su lugar en la guía.

Faltan solo unas horas para conocer unos galardones que son la comidilla del sector: siempre sobrevuelan rumores, pero su resultado final se guarda con celo.

Tenemos, eso sí, algunas evidencias. La principal es que España perderá uno de sus once restaurantes con estrella Michelin de la guía de 2019: el que Dani García tiene en Marbella. Tal como había anunciado el cocinero al poco de conseguir el máximo galardón de la guía, el restaurante cerró sus puertas este fin de semana, un año después de conseguir la tercera estrella, en una fiesta que reunió a lo más granado de la gastronomía española.

Es de esperar que el hueco que deja Dani García sea ocupado por un nuevo tres estrellas o, incluso, dos. “España tiene un nivel de cocina para tener más triestrellados, sobre todo si lo comparas con otros países, incluso del entorno”, explica a Directo al Paladar la responsable de gastronomía de la agencia EFE, Pilar Salas, una opinión que comparten todos sus colegas.

¿Tres nuevos tres estrellas?

Pese a que la guía presume de secretismo y discreción (una seña de identidad que ha cumplido durante su siglo largo de historia), los rumores sobre posibles tres estrellas son intensos. De hecho, varios de los encuestados confirman que hay cocineros que presumen ya de nueva estrella, algo impensable hace solo unos años.

“Ahora parece que los cocineros se enteran con mucha antelación”, explica Carlos Maribona, crítico del ABC. “Yo prefería cuando las cosas se hacían en secreto”.

Ya nadie confía en que le den las tres estrellas a Mugaritz, que los prescriptores demandan año tras años, pero suenan con fuerza más nombres que nunca. Hay tres restaurantes nuevos que podrían elevarse al Olimpo de la guía, lo que sería histórico: Coque, en Madrid; Atrio, en Cáceres, y el Cenador de Amós, en Cantabria.

Granda ¿Podría recibir Marcos Granda su segunda estrella para Skina?

Para la segunda estrella se repiten insistentemente nombres como Noor (Córdoba) –que casi se da por segura–, Iván Cerdeño (Toledo), Enigma (Barcelona), Skina (Marbella) o Zuberoa (Guipuzcoa), que muchos de los críticos encuestados insisten en que debería recuperarla.

En las nuevas guías de Francia e Italia han perdido la estrella veteranos restaurantes que parecían intocables

Para la primera tenemos sospechosos habituales como La Tasquita de Enfrente (Madrid), Lera (Zamora) o Los Marinos José (Málaga), que confirmarían el buen momento que vive en España la cocina centrada en el producto, y restaurantes más nuevos, como Gofio (Madrid), que se repite en las quinielas de muchos de los expertos.

Habrá que esperar a las 20 horas de esta noche, cuando comienza la gala en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, –que también se podrá seguir en streaming– para conocer que hay de cierto en la insistente rumorología, también en lo que respecta a los restaurantes que podrían perder estrellas.

Como explica Philipppe Regol, autor del blog Observación Gastronómica, el nuevo director internacional de las guías Michelin, Gwendal Pouillenec, está introduciendo cambios, y en las nuevas guías de Francia e Italia han perdido la estrella veteranos restaurantes que parecían intocables. ¿Se atreverán a hacer lo mismo aquí con algunas de nuestras vacas sagradas?

Lera Todo el mundo coincide en que la familia Lera se merece una estrella.

Los restaurantes favoritos de los prescriptores

Ante la pregunta de qué restaurantes se llevarán las nuevas estrellas Michelin de este año los gastrónomos encuestados apuntan los establecimientos que más posibilidades tienen de llevárselas, pero también aquellos que a su juicio deberían recibirlas, que no es lo mismo.

Esta es su opinión individual, que sirve también para conocer qué restaurantes han destacado este año (y merece la pena visitar, se lleven estrella o no).

Matoses

El popular crítico gastronómico conocido por el sobrenombre de Matoses insiste en la necesidad de que la Guía Michelin reconozca a los restaurantes más centrados en el producto: “Al final las materias primas son el estandarte de la gastronomía nacional, y hay ejemplos alucinantes, como Los Marinos José, Estimar, FM o Lera que no tienen ese reconocimiento”.

Casi todos los gastrónomos con los que hemos hablado insisten en que Lera debería tener estrella sí o sí, y en el se detiene con denuedo Matoses: “Lera responde al ADN de lo que es la Guía Michelin, un sitio que te da extraordinariamente de comer, uno de los mejores cinco o diez sitios de caza de Europa, que no solamente tiene cierto confort, sino además ocho habitaciones para el conductor del camino que necesita un sitio en el que le den bien de comer. Es puro ADN Michelin. Me sorprende muchísimo que no haya un reconocimiento de eso”.

Marinos Jose Los Marinos José cuenta con una de las mayores ofertas de marisco de España.

Matoses insiste, también, en la excelencia de Enigma (Barcelona), que considera “una punta de lanza en la restauración internacional”, que debería tener cuanto antes su segunda estrella.

Su lista de restaurantes que, explica, merecerían la primera estrella es alargada: en Madrid, Gofio, Sacha (otro nombre que se repite todos los años, pero que ya parece dado por muerto por la guía) y La Tasquita de Enfrente; en Valencia Acua, El Poblet o El portal; o en Andalucía La Cosmopolita y Bardal.

El crítico insiste también en que Baleares es la región más olvidada de la guía: “¿Para cuándo un espaldarazo a restaurantes como Sa pedrera des pujol o Sa Llagosta en Menorca o La gaia o Heart en Ibiza?”

Alberto de Luna

El autor del blog Dime un restaurante…, y conocido prescriptor en redes sociales, es muy crítico con la Guía. En su opinión, los criterios de homogeneidad a los que se compromete la compañía en todo el mundo no se cumplen en España. “Eso es una completa mentira ya que, por ejemplo, en Asia hay restaurantes con estrella que creo que no la tendrían aquí: StreetXo, Nakeima o Umiko”.

Ivan Cerde

“Dicen que le darán la tercera estrella al Cenador de Amós (Cantabria), lo cual vendría a confirmar esa falta de homogeneidad”, explica De Luna. “Y suenan para la segunda Bardal (Ronda) y Noor (Córdoba), y la primera para Iván Cerdeño (Toledo), lo cual me parecería justo. También suena Etxeco (Madrid), lo que confirmaría que Martín Berasategui, como Arzak, son las vacas sagradas de Michelin en España”.

“No las ganarán, pero se merecerían la primera, entre otros, La Tasquita de Enfrente, Zalacaín, La Bien Aparecida o Lera. Y se merecerían la segunda, por ejemplo, Zuberoa (San Sebastián) o Etxebarri (Vizcaya)”, concluye De Luna.

Pilar Salas

La responsable de gastronomía de Efe tiene claro que, como explicó a la agencia el propio responsable de comunicación de Michelin en España, Ángel Pardo, este año veremos aumentar las estrellas en todos los segmentos de la Guía.

Salas tiene claro que al menos veremos dos nuevos tres estrellas este año, puede que tres. Su apuesta sería Disfrutar (Barcelona) o Casa Marcial (Asturias), aunque reconoce que todo apunta en otra dirección, y es que Atrio, Coque y el Cenador de Amós suenan con fuerza.

Manzano El chef Nacho Manzano lleva años sonando para llevarse la tercera estrella para Casa Marcial.

Salas da por hecho que Noor (Córdoba) recibirá la segunda, un reconocimiento que le gustaría ver también colgado en Nerua (Bilbao), aunque no tiene claro que ocurra.

En lo que respecta a primeras estrellas insiste, al igual que muchos de sus compañeros, en la necesidad de premiar a algunos restaurantes de producto injustamente olvidados como Lera, Los Marinos José o Cataria, que se ha convertido, apunta, en el hermano andaluz de Elkano. También apuesta para el primer macaron por la cocina japonesa del restaurante madrileño Kappo y la segunda para Kabuki, que “es el restauante que más ha hecho con la gastronomía japonesa en España”.

Carlos Maribona

El crítico del ABC, responsable del blog Salsa de Chiles, cree que faltan muchas estrellas en España y pone como ejemplos la segunda de Nerua o Casa Gerardo, y las terceras de Disfrutar o Ricard Camarena (pese a que le dieron la segunda el año pasado).

Camarena Ricard Camarena recibió su segunda estrella en la pasada gala, pero hay quien cree que está ya preparado para la tercera.

También insiste en que Lera es un “caso sangrante” –pero no se lo van a dar, pues no están invitados a la gala–, al igual que Los Marinos José, Sacha o La Tasquita de Enfrente, restaurantes centrados en el productos que “están marginados” por la Guía Michelin, pues “en cualquier otro sitio del mundo tendrían una estrella”.

Julia Pérez Lozano

La directora de Gastroactitud sigue apostando por las tres estrellas de Coque, Atrio y Santceloni, que ya pidió el año pasado. Y le gustaría ver la segunda colgada en Enigma, aunque no cree que se la den.

En su opinión, la lista de restaurantes que se merecen la primera estrella es interminable, y la Guía, explica, no tiene en su opinión un criterio acertado en su concesión: “Hay mucho restaurante nuevo que mercería tener una, locales de gente joven muy bien preparada, pero se las darán a las segundas marcas de los tres estrellas como ya es habitual”.

Albert Adria Varios de los encuestados demandan la segunda para el restaurante Enigma, de Albert Adriá.

“Para mi, lo peor de Michelin es que no diferencia los originales de las copias, ese es su drama”, prosigue Lozano. “Da las mismas estrellas a locales con alma y personalidad que a otros que no la tiene, los que se suben al carro de las modas pero que no tienen verdadero calado culinario. Creo que España vive un gran momento gastronómico que la guía Michelin sigue sin reflejar”.

Carlos Mateos

El gastrónomo malagueño Carlos Mateos, más conocido como Mr. Espeto, no se atreve a aventurar quién se llevará las estrellas, pues “los criterios de los inspectores de la Michelin son tremendamente dispares y confusos y, en muchas ocasiones, difíciles de comprender y compartir”.

Prefiere citar los restaurantes que, a su juicio, deberían recibir las estrellas: “Comenzando por mi zona de influencia que es Andalucía, creo que la renuncia de Dani García a su tercera estrella, obligará a la guía a buscar nuevos referentes en la región además de Aponiente. Parece cantado el ascenso del Noor de Paco Morales a las dos estrellas, que podría ir acompañado por Bardal (ronda) y Skina (Marbella) siendo optimistas. Parece también muy razonable que le cayese una estrella al jerezano Mantúa”.

Mantua Israel Ramos, chef de Mantúa, suena fuerte para recibir la primera estrella.

“Como todos los años nos quedaremos con las ganas –ojalá no– de ver ahí a lugares de cocina tradicional y de producto como Los Marinos José, El Campero o Cataria”, prosigue Mateos. “Eso mismo lo podría predicar de lugares en el resto del país como DBerto, Güeyu Mar, Askua y tantos grandes restaurantes dedicados a la mejor materia prima. El Jardín de Lutz o La Cosmopolita en Málaga merecen también esa estrella”.

En el resto de España Mateos apuesta por la primera de Lera, la segunda en Zuberoa, y la tercera en Disfrutar y Atrio. “Si hablamos de Madrid o Barcelona parecen clamorosos los casos de lugares como Gresca, La Tasquita de Enfrente, Sacha, Lakasa, la segunda de Vía Véneto y Alkimia…”, apunta. “Hay tantos ejemplos”.

Philippe Regol

El autor del blog Observación Gastronómica prefiere no dar nombres sobre las nuevas estrellas y centrarse en lo que a su juicio otorgaría más credibilidad a la guía: los restaurantes que deberían perder el macaron.

“Hace años que digo que la credibilidad de la guía estriba tanto en su criterio (a veces contestable) para otorgar estrellas, como en el de quitarlas a cocinas que languidecen o se extravían en terrenos que no son los suyos”, explica Regol. “Ahí se demostraría su valentía”.

Berasategui ¿Se llevará Berasategui otra estrella para su colección?

“Espero de la guía que demuestre un poco menos de complacencia hacia las cocinas de grandes hoteles asesoradas por cocineros bi o triestrellados”, prosigue. “Son segundas marcas de lujo en las que se replican estilos de cocinas ya conocidos de las casas madres. Al menos sería deseable que la otorgación de esas estrellas de segundas marcas no fuera tan automática e inmediata”.

Por último, insiste Regol, ni siquiera deberíamos estar haciendo este artículo: “En cuanto a la lluvia de estrellas anunciada para este año (con rumor insistente de 3 estrellas, que el año pasado se anunció desde el verano y al final se cumplió), quería decir que infringe una regla de Michelin que ha sido a lo lardo de ese siglo largo de existencia el secretismo y la discreción. Los inspectores de lo que se llamaba ‘la guía muda’ se han vuelto desde hace unos años excesivamente parlanchines”.

Jorge, de Estrellas Sin Michelin

El autor del blog Estrellas sin Michelin, y conocido influente en redes sociales, reconoce que sus gustos no suelen coincidir con los de la guía, aunque repite los nombres de muchos de sus colegas.

“A mí me gustaría que le diesen la primera estrella a La Cosmopolita, a La Tasquita de Enfrente, a Lera y a Gofio”, apunta. “La segunda para Bagá, Noor y Enigma (a Zuberoa directamente no lo meto porque es imposible que suceda). Y la tercera claramente para Disfrutar”.

Disfrutar Mateu Casañas, Oriol Castro y Eduard Xatruch, de Disfrutar.

También coincide con Regol en la necesidad de quitar estrellas: “Estaría bien que la Guía, por fin, se atreviese a quitar algunas estrellas a lugares sobrevalorados. Tanto en Barcelona como en San Sebastián y sobre todo en Madrid hay ejemplos flagrantes que no se entiende que tengan un reconocimiento tan importante por parte de Michelin”.

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El restaurante cántabro Cenador de Amós celebra sus nuevas tres estrellas Michelin en una gala con menos premiados de lo esperado

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El restaurante cántabro Cenador de Amós celebra sus nuevas tres estrellas Michelin en una gala con menos premiados de lo esperado

El restaurante cántabro El Cenador de Amós, liderado por el cocinero Jesús Sánchez, es el único nuevo restaurante con tres estrellas de España, que sigue con solo once restaurantes en la máxima categoría después del cierre de Dani García.

Sánchez, muy emocionado, ha dedicado el premio a sus padres, presentes también en la gala celebrada en Sevilla. En declaraciones a la prensa, el cocinero ha explicado que empezaron a creerse el sueño de llegar a la tercera estrella Michelin después de obtener la segunda en 2016, y lograron que el equipo también confiara en que podía lograrse.

Su cocina tiene que compensar la visita a un pueblo de 300 habitantes, a 30 kilómetros de la ciudad más cercana, Santander; pero la guía ha reconocido que merece la pena. Los que lleguen encontraran una cocina que el chef define como "de fondo y memoria". De fondo porque detrás está toda la cultura de Cantabria, así como sus productos: la huerta, la carne y los lácteos. De memoria porque Sánchez se define como un cocinero viajado, que interpreta el entorno de forma contemporánea.

Collage Dos Estrellas Paco Morales, de Noor; Marcos Granda, de Skina y Benito Gómez, de Bardal.

Cinco nuevas dos estrellas

Sánchez ha sido el gran protagonista de la nueva edición de la Guía Michelin de España y Portugal, que, por lo demás, ha dejado muchas menos estrellas de lo esperado.

La guía de 2020 incluye un total de 1487 restaurantes, de los cuales 160 son entradas nuevas, sumando no solo los restaurantes con estrellas Michelin, sino también aquellos en la categoría Big Gourmand y "Plato Michelin". Pero, pese a que los responsables de la compañía habían asegurado en varias entrevistas que este año la guía iba a ser “generosa” lo cierto es que se han repartido dos estrellas menos que en 2019: una de tres, cinco de dos y 19 de una.

Algunos de los restaurantes que se alzan con el segundo macaron entran dentro de lo esperado por su nivel de cocina: Noor (Córdoba), Skina (Marbella) y Bardal (Ronda). Las estrellas confirman el buen momento de la gastronomía andaluza -donde también se han repartido dos nuevas primeras estrellas-, que empieza a mirar de tú a tú a Cataluña y a el País Vasco.

Sorprenden -o quizás ya no tanto- la segunda estrella de Angle (Barcelona), el restaurante que el televisivo chef Jordi Cruz tiene en el Hotel Cram, y El Poblet, el establecimiento de Quique Dacosta en Valencia, lo que confirma la predisposición de la guía a premiar las aperturas de marcas ya consolidadas.

Mc Dacosta Jordi Cruz y Quique Dacosta en un reciente programa de Masterchef.

19 nuevas primeras estrellas

La lluvia de primeras estrellas ha sido menos intensa: 19 frente a las 23 que se repartieron en 2019.

Se veían venir las primeras estrellas del restaurante de cocina canaria Gofio (Madrid) o Iván Cerdeño (Toledo) -que ya la tenía en su anterior ocupación-, nombres que estaban en boca de todos. Y por fin podemos celebrar el macaron para Begoña Rodrigo, en La Salita (Valencia) -lo que confirma que los editores de la guía no son rencorosos-.

Salita1 Begoña Rodrigo tiene ya su merecida estrella.

Hay que destacar, además, la sorprendente incorporación de dos restaurantes de Gran Canaria: La Aquarela y Los Guayres, y una estrella en Ibiza, la isla más olvidada por la guía, para Es Tragón, de Sant Antoni de Portmany.

Menos sorprendente es ver cómo Martin Berasategui, el chef más querido por Michelin, se cuelga ya doce estrellas. Ha recibido esta noche dos nuevos macarons: uno por Ola Martín Berasategui, en Bilbao; el otro por Fifty Seconds, su filial en Lisboa.

Tampoco nos asombramos ya de comprobar que la guía no está dispuesta a premiar a determinados restaurantes centrados en el producto.

Establecimientos como Lera o Los Marinos José, cuyas estrellas se piden insistentemente todos los años, han vuelto a quedarse sin macaron. Pese a que la directora comercial de Michelin Experience en España y Portugal, Mayte Carreño, ha asegurado en la gala que “la selección de los productos es el primer criterio de selección de la Guía”, no parece que sus inspectores se preocupen por premiar a los restaurantes que más cuidan la materia prima.

Una Estrella La guía deja 19 nuevas primeras estrellas.

En el apartado de salidas no hay que lamentar ninguna bajada de categoría entre los restaurantes con dos y tres estrellas. Sin contar a Dani García, que pierde sus tres estrellas por “supresión por nueva orientación de negocio”, todos los restaurantes con dos macarons mantienen estos.

Sí hay diez restaurantes que pierden su primera estrella, cuatro por cierre o traslados (en Michelin mudarse implica perder la distinción hasta recibir la visita de los inspectores en la nueva ubicación), y seis porque los jueces han determinado que los establecimientos no son ya merecedores de la estrella: La Barra de Carles Abellán (Barcelona), Kabuki Raw (Casares, Andalucía), Els Brancs (Roses, Cataluña), Terra (S’Agaró, Cataluña), Villena (Segovia) y Tierra (Torrico, Castilla-La Mancha).

Estas son los 19 restaurantes que estrenan estrella Michelin:

  • La Aquarela (Arguineín, Gran Canaria)
  • Los Guayres (Mogán, Gran Canaria)
  • Aürt (Barcelona)
  • Cinc Sentits (Barcelona)
  • Ola Martín Berasategui (Bilbao)
  • Voro (Canyamel, Mallorca)
  • Magoga (Cartagena)
  • La Biblioteca (Pamplona)
  • Dama Juana (Jaén)
  • Mantúa (Jérez de la Frontera)
  • 99 KO sushi bar (Madrid)
  • Gofio by Cícero Canary (Madrid)
  • Taller (Quintanilla de Onésimo, Castilla y León)
  • Es Tragón (Sant Antoni de Portmany, Ibiza)
  • Deliranto (Salou, Cataluña)
  • Iván Cerdeño (Toledo)
  • Retama (Torrennueva, Castilla-La Mancha)
  • La Salita (Valencia)
  • Tula (Xàbia, Comunidad Valenciana)

Estos son los 19 nuevos restaurantes con estrella de la Guía Michelin 2020: cómo son, dónde están, cuánto cuestan

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Estos son los 19 nuevos restaurantes con estrella de la Guía Michelin 2020: cómo son, dónde están, cuánto cuestan

Pese a cumplirse gran parte de las quinielas, la presentación de la nueva Guía Michelin 2020 de España y Portugal ha dejado menos estrellas de las vaticinadas, confirmando tendencias ya repetidas desde hace años. Con el Cenador de Amós como gran triunfador de la nueva edición, en total nuestro país cuenta con 25 nuevas estrellas, siendo 19 los nuevos restaurantes que entran en la lista estrenando su primer macaron.

En la gala celebrada en Sevilla hemos visto, de nuevo, escasa presencia femenina, destacando el reconocimiento que finalmente ha conseguido La Salita de Begoña Rodrigo, cuya primera estrella ya se venía demandando desde hace tiempo por muchos profesionales y críticos. Además sobresale este año la incorporación de dos restaurantes de Gran Canaria y se repite la sensación generalizada de que el norte, en general, lleva ya varios años algo olvidado por los inspectores de la Guía.

Andalucía

Dama Juana, Jaén

Damajuana

Propiedad del chef Juan Aceituno, es el segundo restaurante de la provincia andaluza en obtener una estrella, tras el estreno de Bagá el año pasado. Los inspectores han destacado “su cocina tradicional de hondas raíces locales, finas texturas y delicadas elaboraciones”.

Con una cocina tradicional de tendencias vanguardistas, el restaurante es un homenaje a la abuela del chef, cuya herencia traslada a su carta en platos donde la memoria de los platos tradicionales y el producto local tiene un gran protagonismo, con menús degustación concebidos con gran elegancia y una carta muy variada y completa, con gran relación calidad-precio.

Dónde: Calle Melchor Cobo Medina, 7, Jaén
Precio medio: 50 euros
Reservas: 953006454

Mantúa, Jérez de la Frontera (Cádiz)

Mantua

La cocina que practica Israel Ramos está muy centrada en el producto y la defensa de los Vinos del Marco locales que incorpora además a sus creaciones. En un local con pocas pero amplias mesas y ambiente relajado, en Mantúa se puede elegir entre tres menús degustación con platos basados en la cocina tradicional de la zona y el producto de temporada.

El máximo respeto por la materia prima guía todo el protagonismo que tiene el sabor en cada uno de sus platos, siempre resueltos con toques creativos que buscan sorprender ya desde el emplatado.

Dónde: Plaza Aladro, 7, Jerez de la Frontera (Cádiz)
Precio medio: 55-75 euros según menú (sin maridaje)
Reservas: 856652739

Baleares

VORO, Canyamel (Mallorca)

Voro

El restaurante de Álvaro Salazar, que a pesar de su juventud ya sabe lo que es ganar una estrella, se ubica dentro del hotel Park Hyatt Mallorca y apenas lleva abierto unos meses, desde marzo de este mismo año 2019.

El chef presenta una cocina que apuesta por encandilar con propuestas que llaman la atención ya desde el plato. "Sabiduría, inspiración, paisajes culinarios y cromatismos" invitan a dejarse llevar para encontrar una "vivencia única". Con varios menús disponibles, el perfil de cliente que se espera en el establecimiento queda claro en el lujo que exhibe cada uno de los platos, sin olvidar el producto local.

Dónde: Park Hyatt Mallorca, Urbanización Atalaya de Canyamel, Canyamel (Mallorca)
Precio medio: 105 euros
Reservas: 871811234

Es Tragón, Sant Antoni de Portmany (Ibiza)

Es tragon

Autodefinido como "alta cocina callejera", el restaurante encabezado por Álvaro Sanz exhibe una cocina que sigue la tendencia "canalla" bien entendida que no oculta ese aire desenfadado ya desde el nombre. Con una base de producto y tradición local, la cocina juega con técnicas de vanguardia que permitan sorprender con soluciones creativas y un gran despliegue de sabores en los que no faltan los toques fusión.

Con dos menús degustación bien completos, Es Tragón permite también comer a la carta, solo con mesas completas de mínimo cuatro comensales. Destaca el fuerte apego a la cocina mediterránea pero reinterpretada con nuevos procesos y emplatados "ideados para disfrutarse individualmente".

Dónde: Ctra. Cap Negret, s/n, Sant Antoni de Portmany (Ibiza)
Precio medio: 100 euros
Reservas: 971346454

Canarias

La Aquarela, Gran Canaria

Acuarela

Ya con más de treinta años a sus espaldas, La Aquarela cuenta con una localización privilegiada frente al mar en la zona turística de Anfi, en el sur de la isla. En su oferta prima el producto local en una carta variada que siempre cuenta con buenas opciones de carnes y pescados, y ofrece distintos menús de gustación que cambian cada cuatro semanas.

"Rica cocina, alto oficio, técnica perfecta, naturalidad, desenvoltura y diversión" es como se define la oferta culinaria del chef Germán Ortega, cuidando mucho la finura de los acabados y la elegancia de las presentaciones, procurando no enmascarar los sabores de la mejor materia prima.

Dónde: Barranco de la Verga Apartamentos Aquamar, Patalavaca (Gran Canaria)
Precio medio: 80 euros según menú (sin maridaje) Reservas: 928735891

Los Guayres, Mogán (Gran Canaria)

Guayres

Situado en el Hotel Cordial Mogán Playa, la segunda estrella de las islas viene encabezada por la cocina de Alexis Álvarez en un restaurante de aire clásico que en su propuesta gastronómica reinterpreta los sabores tradicionales de la cocina canaria. Las técnicas de vanguardia y presentaciones más creativas no quitan protagonismo al sabor de la materia prima local, guiándose la oferta según el mercado de temporada.

Dónde: Avenida de los Marrero 2, Puerto de Mogán (Gran Canaria)
Precio medio: 80 euros
Reservas: 928724100

Cataluña

Aürt, Barcelona

Aurt

El recién estrenado restaurante de Artur Martínez brilla por haber obtenido el premio al Mejor Diseño Europeo otorgado por The International Hotel & Property Awards, pero ese galardón no distrae del verdadero protagonista, su forma de ver, y reflexionar, la cocina. El chef, que reconoce no sentirse muy cómodo delante de los focos que exige el mundo de la alta cocina, apuesta por la más pura esencia, priorizando la emoción sensorial sobre la exhibición técnica.

Situado en el lobby de un hotel, en Aürt se pueden encontrar platos de cocina fusión con notas exóticas, que sin embargo reducen al mínimo los ingredientes empleados para no distraer del sabor más puro.

Dónde: Hilton Diagonal Mar Barcelona, Passeig del Taulat, Barcelona
Precio medio: 95 euros
Reservas: 935070860

Cinc Sentits, Barcelona

Cinc

Situado en el Eixample de Barcelona, la cocina liderada por el chef Jordi Artal propone un viaje por la cocina catalana reinterpretada a través de varios menús degustación que cambian según la temporada y la oferta de cada estación.

Buscando sorprender al comensal con sabores completamente nuevos en cada paso, aseguran no repetir ingredientes entre un plato y otro para encadenar sensaciones distintas, creando un discurso gastronómico completo.

Dónde: Entença 60, Barcelona
Precio medio: 99 euros el menú corto (sin maridaje)
Reservas: 933239490

Deliranto, Salou (Tarragona)

Deliranto

La propuesta gastronómica de Josep Moreno se define bien desde el nombre del propio restaurante, en alusión al delirio que busca causar en una degustación de platos muy completa donde prima la creatividad y se promete una experiencia que pretende ir más allá de los sabores.

En solo seis mesas, cada servicio o show despliega una sucesión de propuestas que quieren sorprender con ingredientes y técnicas novedosas, para crear "sensaciones y recuerdos" en el paladar del comensal más experimentado. La cocina de espectáculo se intuye ya desde el nombre de cada plato para ir más allá del mero producto.

Dónde: Carrer de Llevant 7, Salou (Tarragona)
Precio medio: 80 euros más IVA el menú corto
Reservas: 977380942

Castilla y León

Taller, Quintanilla de Onésimo (Valladolid)

Taller

Este restaurante es el nuevo proyecto gastronómico de Bodegas Arzuaga y el chef Víctor Gutiérrez, quien ya contaba con una estrella Michelin en su haber. Cocina castellana y vanguardia se dan la mano en una propuesta culinaria totalmente conectada con la tierra y, cómo no, la propia bodega y la cultura del vino.

Destacan los platos de carne, según temporada, con producto de caza de la finca La Planta. Se puede elegir entre dos opciones de menú degustación, con la posibilidad de adaptar platos o directamente diseñar una propuesta vegetariana, y también cuenta con gastrobar para degustar copas y tapas gastronómicas.

Dónde: Ctra. N.122 Aranda-Valladolid, Km 325, Quintanilla De Onésimo (Valladolid)
Precio medio: 70 euros el menú corto (sin maridaje)
Reservas: 983681146

Castilla-La Mancha

Iván Cerdeño, Toledo

Cerdeño

En realidad la nueva estrella manchega corresponde al traslado que supone la nueva aventura gastronómica del chef Iván Cerdeño, que revalida su prestigio tras haber obtenido dos estrellas en sus etapas en La Casa del Carmen y El Carmen de Montesión.

Situado ahora en uno de los cigarrales más privilegiados de la zona, con unas vistas magníficas de Toledo, Cerdeño desarrolla una cocina inspirada directamente en la propia tradición y herencia cultural de la ciudad del Tajo, bebiendo de la memoria de la tierra y de la huella gastronómica que dejaron las distintas culturas.

Dónde: Cigarral del Ángel, carretera de la Puebla de Montalbán, Toledo Precio medio: 40 euros el menú de mediodía; 115 euros el menú largo (sin maridaje)
Reservas: 925223674

Retama, Torrenueva (Ciudad Real)

Retama

El joven Javier Aranda, que dirige además dos establecimientos que ya obtuvieron estrella en Madrid (La Cabra y Gaytán), es quien construye la propuesta gastronómica del restaurante del Hotel La Caminera, uniendo tradición local con modernidad y técnicas más vanguardistas.

En Retama, Aranda vuelve las raíces de la tierra materializando su particular visión de la cocina manchega sin olvidar toques de otras culturas, pero primando el producto de proximidad. Platos como el rodaballo con gazpachuelo de pollo amarillo y gel de Jerez o el lomo de ciervo con cuscús y dátiles ejemplifican bien la identidad de su cocina.

Dónde: Hotel La Caminera Club de Campo, Torrenueva (Ciudad Real)
Precio medio: 60-90 euros según menú (sin maridaje)
Reservas: 926344733

Comunidad de Madrid

99 KO sushi bar, Madrid

Sushi

La última incorporación del Grupo Bambú a la propuesta asiática de la capital presenta un sushi de alta cocina liderada por la batuta del chef David Arauz. Concebida al estilo de las barras de sushi tradicionales de Japón, este local situado en los bajos del Hotel Villamagna solo tiene cabida para 16 comensales por servicio, y prima la exclusividad del producto.

La materia prima y su preparación en vivo y directo son los protagonistas de una oferta gastronómica inspirada en la cocina kaiseki. Los menús degustación ofrecen un desfile de pequeños bocados combinando sabores que van más allá del simple pescado crudo sobre arroz y algas, con propuestas como el sushi edo-mai, con raíz de loto, ume y sisho.

Dónde: Calle Marqués de Villamagna 1, Madrid
Precio medio: 110-165 euros según menú
Reservas: 914313878

Gofio by Cícero Canary, Madrid

Gofio

La original propuesta de Safe Cruz, Aida González y su equipo en la capital era una de las que más sonaban para ganar su primer estrella este año, y la Guía no ha decepcionado. Con una cocina muy particular dando su personal visión de la gastronomía canaria, Gofio busca romper esquemas y sorprender con platos de sabores únicos y una cocina muy creativa.

“La estrella es el premio a la constancia, a la fe ciega en lo que hacemos y una garantía para poder ser aún más atrevidos con nuestra propuesta gastronómica”, ha declarado el chef tras recibir el macaron. La cocina canaria es siempre el hilo conductor de sus menús, reinterpretándola bajo la creatividad única que siempre ha definido este restaurante.

Dónde: C/ Lope de Vega 9, Madrid
Precio medio: 65 euros
Reservas: 915994404

Comunidad Foral de Navarra

La Biblioteca, Pamplona

Alma

Leandro Gil dirige la cocina del Hotel Alma con dos ambientes diferenciados, siendo La Biblioteca un espacio concebido para disfrutar de una propuesta gastromómica más elaborada. En este restaurante los platos reflejan la cocina de autor que no olvida la tradición navarra fundamentándose, sobre todo, en los productos de la tierra. Destaca el protagonismo de las verduras locales en soluciones muy creativas y personales, y cuenta con huerto propio.

Dónde: C/ Beloso Bajo 11, Pamplona
Precio medio: 80 euros el menú degustación corto (sin maridaje)
Reservas: 953045074

Comunidad Valenciana

La Salita, Valencia

Lasalita

Tras la polémica surgida el año pasado cuando la guía roja se "olvidó" del restaurante de Begoña Rodrigo, La Salita finalmente ha conseguido la esperada estrella que solo confirma el buen hacer de un proyecto que no deja de cosechar éxitos.

La chef, que no tiene remilgos a la hora de dar su visión sobre el mundo gastronómico y las desigualdades que siguen imperando, continúa fiel a una cocina que poco a poco ha ido encontrando su propio camino, recuperando el producto de proximidad. Investigando y trabajando sin cesar, Rodrigo apuesta fuerte por los productos de la huerta valenciana y la cocina mediterránea, siempre bajo su sello personal.

Dónde: Carrer de Sèneca, 12 (Valencia)
Precio medio: 80/90 euros
Reservas: 963 81 75 16

Tula, Jávea (Alicante)

Tula

En La Marina Alta se encuentra la cocina de la joven pareja de chefs Borja Susilla y Clara Puig, donde han ido ganándose su hueco con una filosofía de trabajo basada en el respeto del producto de temporada de primera calidad. Con platos pensados en su mayoría para compartir, sabor y técnica bien ejecutada se dan la mano en una carta con excelente relación calidad-precio.

Además de los imprescindibles pescados de la zona, en su carta destacan los guisos, las legumbres y las verduras locales de estación, sin olvidar escabeches, curaciones y algunas notas internacionales.

Dónde: Avenida Llibertat 36, Jávea (Alicante)
Precio medio: 30/50 euros
Reservas: 966471745

País Vasco

Ola Martín Berasategui, Bilbao

Ola

En la primera planta del Hotel Tayko se encuentra una de las últimas apuestas del multipremiado Martín Berasategui, que ya suma 12 estrellas entre todos sus proyectos. En Ola se pretenden recuperar algunas de las recetas que más éxito ha tenido el chef de Lasarte a lo largo de su trayectoria, ofreciendo una selección de lo mejor de su cocina con el menú degustación.

En carta, platos basados sobre todo en la estacionalidad del producto más de proximidad, como las verduras salteadas con caldo de foie y jamón ibérico, pescados y carnes a la brasa o guisos y arroces, según temporada. Quesos y el pan de masa madre ocupan siempre un lugar protagonista.

Dónde: C/ Ribera 13, Hotel Tayko, Bilbao
Precio medio: 98 euros el menú degustación (sin maridaje)
Reservas: 944652066

Región de Murcia

Magoga, Cartagena

Magoga

El joven proyecto liderado por la chef María Gómez y su marido, Adrián de Marcos (sumiller y jefe de sala) ha dado una nueva estrella a la Región de Murcia gracias a una propuesta honesta y sensible marcada por el equilibrio entre vanguardia y tradición.

La cocina de María Gómez está fuertemente conectada a sus recuerdos familiares y a la identidad de la tierra, recuperando ingredientes y recetas tanto de la zona de Cartagena como del Mar Menor y del Mediterráneo, siempre con su visión particular. Destaca además la bodega, con más de 300 referencias de vinos, y su cuidado y completo carro de quesos seleccionados.

Dónde: C/ Reja de la Capilla 3, Cartagena
Precio medio: 70-140 euros según menú (sin maridaje)
Reservas: 953045074

Imágenes | Michelin/Fotos promocionales de cada restaurante
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Restaurante Al-Mounia, más de 50 años haciendo disfrutar de la alta cocina marroquí en Madrid

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Restaurante Al-Mounia, más de 50 años haciendo disfrutar de la alta cocina marroquí en Madrid

No sé calcular cuántas veces habré ido al Restaurante Al Mounia, en los más de 50 años que lleva haciendo disfrutar de la cocina marroquí en Madrid. Probablemente habrán sido más de quince veces y en todas ellas he salido feliz y satisfecho.

Nada más entrar por sus puertas te trasladas al Magreb. Las mesas bajas, los azulejos, la mampostería, las vidrieras, todo hace que parezca que has viajado aunque estés en pleno centro de la ciudad. Después de la vista, al probar los distintos platos, olfato y gusto entran en juego y el disfrute continúa.

Los espacios

Interior Al Mounia

Al entrar al restaurante Al Mounia, te parece que prácticamente te has trasladado a una ciudad marroquí con a las clásicas mesas bajas y los espacios acotados que encuentras en los restaurantes de este país. La decoración de las paredes, las vidrieras y hasta la vajilla, te hacen sentir que vas a vivir una experiencia exótica.

Interiores Mesas Almounia

En realidad, no resulta especialmente cómodo, más bien al contrario, pero la sensación de inmersión en la cultura magregí te predispone a disfrutar de su comida. La atención del personal de sana es muy cercana y sientes que te cuidan desde el primer momento.

Qué pedir en el restaurante Al Mounia

Entrantes Al Mounia

Para comenzar, son muy recomendables sus aperitivos, unos rollitos crujientes o unas pequeñas albóndigas de carne especiada, excelentes para abrir boca. También podemos pedir diferentes variedades de hummus, ensaladas o elaboraciones que mezclan el cuscus con diferentes tipos de carne.

Imprescindible, la pastella farsi, el bocado dulce y salado de pollo envuelto en capas crujientes de pasta fillo, espolvoreado con canela y especias, que provoca el deleite de los comensales. Es un plato magnífico, resultado de una larga cocción del pollo, las almendras y las verduras y un horneado que deja este plato en su punto.

Cocido Almounia

Una buena elección es el cocido bereber, un tipo de cocido peculiar ya que no tiene presente en sus ingredientes el cerdo, lo que confiere un sabor especial tanto a las carnes y verduras, como a la sopa, que presentan en dos vuelcos separados, y que reconforta cucharada a cucharada.

Tajine Pollo

Muy buena opción es disfrutar del tajin de pollo, un plato que realizan en un tajine de barro cocido y que impregna de aroma de aceitunas y cáscara de cítricos la carne de ave, siendo una de las opciones más económicas y sabrosas que podemos degustar. También hay otros platos cocinados en el tajine, con carnes de pollo o de ternera.

Carnes Almounia

Los pinchitos morunos, -brochetas de kebab de cordero, kefta de ternera, brochetas de pollo de corral o un surtido de dichas variedades-, son excelentes, tiernos y aromáticos y se presentan con guarnición de arroz.

Además de esos platos de carne o de aves, se puede solicitar de encargo, el asado bereber o el mechoui de cordero para compartir. Se echa de menos que haya platos de pescado, ya que en la carta solo hay dos preparaciones de merluza, en tajine o la merluza fassi.

Los dulces y postres

Postres Al Mounia

Son uno de los momentos más valorados de la experiencia de comer en Al Mounia, ya que se acompañan del té moruno o té de menta, servido a la perfección por el personal de sala y que se toma sin azúcar.

Por contraste, los dulces son bastante azucarados, en general elaborados con dátiles, miel, almendras o coco, de los que es bueno pedir una selección para compartir. Todos ellos tienen ese sabor auténtico que evoca un viaje al Magreb y sirven para poner un excelente final a una comida exótica y muy agradable.

La experiencia de comer en Al Mounia, sale bien de precio, en torno a 40 euros por persona, incluyendo vino. También hay algunos menús especiales, en época de ramadán o en ocasiones, y además se puede solicitar de encargo un menú de grupo.

Datos prácticos

Restaurantes Al Mounia
Abre de lunes a domingo
Comidas: de 13:00 h a 16:00 h
Cena: 20:00 h a 23:30 h
C/ Recoletos, 5 28001 Madrid
Tel reservas (+34) 914 350 828
Página web

La renovación de Benares Madrid, el restaurante hindú en el que come el embajador de la India

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La renovación de Benares Madrid, el restaurante hindú en el que come el embajador de la India

Hace tiempo visitamos el restaurante indio Benares Madrid, ubicado en el mismo local que durante años ocupó Annapurna, uno de los indios más clásicos de la capital. Y dos años más tarde hemos vuelto para conocer los cambios que han tenido lugar en la dirección del mismo y, por supuesto, su nueva propuesta gastronómica.

Llegamos a Benares Madrid y nos reciben con la misma amabilidad y profesionalidad que recordábamos. Nos encontramos con que el embajador de La India ocupa mesa cercana a la nuestra y pensamos "buena señal". Sentimos que los cambios han debido ser acertados, tan distinguido comensal es buen aval. Nos disponemos a comprobarlo.

Al frente de la cocina ya no encontramos a Atul Kochhara sino al chef Diego García Fernández, cuyo currículum es extenso. Ha pasado por las cocinas de Coque, La Biblioteca del Hotel Santo Mauro y por los restaurantes londinenses Zuma, Santini y Barrafina.

Benares Madrid Salón principal con vistas a la terraza

García Fernández ha conseguido adaptar la cocina india a las tendencias y gustos de los españoles, sin perder el trasfondo, tras hacer un exhaustivo repaso de su recetario tradicional.

La oferta gastronómica de Benares Madrid es atractiva y está repleta de platos ya conocidos para los iniciados en la cocina del subcontinente indio, como el pollo tikka masala, los currys y, por supuesto, el tandoori. A ellos se suman ingredientes muy nuestros, como el pulpo o la lubina, cocinados con muchas especias (que no picantes) y métodos indios.

Vieiras Vieiras a la sartén, crema de apionabo, crujiente de quinoa y salicornia
Pulpo Pulpo marinado guarnecido con chutney de papaya verde tailandesa

Comenzamos nuestro viaje gastronómico dejándonos aconsejar por el servicio, amababilísimo y muy atento por cierto, y nos sorprende con dos platos espectaculares: vieiras jalparí, a la sartén, crema de apionabo, crujiente de quinoa y salicornia y pulpo bhuna, marinado guarnecido con chutney de papaya verde tailandesa. Se nos saltan las lágrimas de lo riquísimos que están ambos entrantes, tanto que nos dan ganas de pedir que paren el resto del menú y nos traigan más de lo mismo.

lubina Lubina marinada en cilantro y jengibre

No obstante confiamos en la casa, que con tan buen criterio ha comenzado este exótico viaje gastronómico, y nos vuelve a sorprender con otro plato de pescado, algo muy inusual en los restaurantes indios en los que las carnes (especialmente el cordero y el pollo) dominan el panorama. Tras el nombre tikka de pescado dhaniya se encuentra una lubina fresquísima, en lomos, marinada en cilantro y jengibre. Impresionante. Nos hace replantearnos la manera en que cocinamos el pescado y soñar con recrear la receta en nuestras casas.

Clásicos de la cocina india Benarés Madrid Pollo tikka masala, rogan josh de cordero y otros clásicos de la cocina india

Continuamos saboreando La India con los clásicos pollo tikka masala, curry con base de tomate, cebolla y fenugreco, y cordero rogan josh, al estilo Cachemira aromatizado con cardamomo y azafrán. Un arroz pulao, aromatizado con comino y azafrán, y pan naan los acompañan, no podían faltar (son guarnición obligada y perfecta). Tenemos capricho de volver a probar las lentejas negras que nos enamoraron en aquella primera visita y volvemos a caer rendidos a sus pies. Cremosas y aromáticas, nada que ver con nuestra manera de cocinar esta legumbre (sin menospreciarla, conste en acta).

Nos encanta el uso comedido que el chef García Fernández hace del picante y las especias que, aunque perfectamente distinguibles en cada plato, no ocultan el sabor de los elementos principales. Es más, lo complementan y resaltan. Perfecto para quienes buscan tantear la cocina india con suavidad.

Yogur al vapor con aroma de rosas Bhapa doi o yogur al vapor con aroma de rosas y pistacho

Las especias también tienen cabida en los dulces y el bhapa doi, yogur al vapor con aroma de rosas y pistacho, es buena muestra de ello. Finísimo, ligero, refrescante y muy equilibrado. De esos postres que ponen el broche de oro a una comida soberbia y quedan grabados en la memoria por y para siempre.

Elegancia para todos los gustos

Benares Madrid es un lugar elegante. Ya lo era en sus inicios y sigue manteniendo esa línea aunque el entorno se ha dividido en varios ambientes para satisfacer todo tipo de gustos, desde los más sofisticados a los más informales. Para estos últimos, las mesas a la entrada del salón sin mantel son perfectas, y para los primeros, un salón más clásico, con dos reservados y ventanales con vistas al jardín exterior. Es el lugar perfecto para una cena romántica o, simplemente, respirar un poco de paz en pleno centro de Madrid. El ambiente en la terraza es especialmente exótico por la noche, cuando proyectan videos de la ciudad de Benares en la pared.

Benares Bar 13 De 1 Paz y tranquilidad en la terraza de Benares Madrid

Se suma a los espacios de la sala principal del restaurante, Benares Madrid un bistró afrancesado abierto a la calle. Esta es la zona de bar, con carta de cócteles y picoteo propia. Concebido para disfrutar de bocados de street food típicos del país en formato tapa, idóneos tanto para el aperitivo del mediodía como para el afterwork vespertino.

Benares Bar Bar a la entrada de Benares Madrid, abierto a la calle

Además del cambio de rumbo en la carta y la redistribución de los espacios del salón, nos llama (gratamente) la atención la presencia del nuevo menú lunch o menú del día. Cambia cada mes y permite disfrutar de la alta cocina india por un precio más que asequible. Consta de entrante, principal, acompañamiento y postre (a elegir entre tres opciones en cada caso), más agua o refresco.

Qué pedir: Son imprescindibles las vieiras, el pulpo, las lentejas negras y el bhapa doi, sentarse en una de las mesas de la terraza, por la noche, para sentirse como en La India. La carta de cócteles del bar y el menú lunch a 19€.

Datos prácticos.
Dónde: Zurbano, 5 (Madrid).
Precio medio: 35-45 euros.
Reservas: 913 198 716.
Horario: Cierra domingos.

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Una casa llamada Zalacaín: platos y gentes de un restaurante legendario que lleva 46 años dando de comer a la élite de Madrid

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Una casa llamada Zalacaín: platos y gentes de un restaurante legendario que lleva 46 años dando de comer a la élite de Madrid

El 4 de junio de 2017 Zalacaín cerró sus puertas por primera vez en 44 años. El restaurante, primer establecimiento en España que había recibido las tres estrellas Michelín, atravesaba su peor momento.

Los establecimientos pioneros de la alta cocina en Madrid –además de Zalacaín, templos como Horcher o Jockey (que cerró en 2012)– habían quedado obsoletos. Quizás injustamente, su cocina ya no era sinónimo de sofisticación, sino de antigualla, y la crisis se los llevó por delante. Zalacaín ya no tenía estrellas que colgar en la puerta para atraer al público joven que estaba llenando DiverXO, pero, además, estaba perdiendo parte de su clientela fija. Cada vez se trabajaba menos.

La empresa lo tuvo claro: tocaba renovarse o morir. El restaurante planteó un ERTE a la plantilla y cerró cuatro meses, algo que nunca olvidarán los más viejos del lugar, que alucinaron al ver cómo se echaba abajo la sala en la que habían pasado la mayor parte de su vida laboral. Al principio hubo dudas, pero dos años después de la reapertura –el 3 de octubre de 2017– todo el personal agradece la decisión: Zalacaín ha retomado el pulso, con llenos diarios y una cocina que, comprobamos, sigue mereciendo mucho la pena.

Zalacain3 El libro de Pio Baroja que da nombre al restaurante decora uno de sus pasillos.

Cambiarlo todo sin que nada cambie

Los mayores responsables de este éxito son Carmen González y Julio Miralles, directora de operaciones y chef: los dos jóvenes profesionales escogidos para tomar las riendas de un restaurante legendario.

“Cuando me llamaron lo primero que pensé es si era la persona adecuada para llevar esto”, reconoce Miralles a Directo al Paladar (de negro, en la foto de apertura). “El restaurante estaba en un momento crítico, pilló la crisis y se había quedado atrás en muchas cosas. Reformamos el establecimiento completo e intentamos actualizar cosas de la casa, sin perder la espina dorsal, pero introduciendo nuevo producto, nuevos formatos, pero con la manera de entender la cocina que tenemos todos aquí dentro”.

Zalacain Sala La sala de Zalacaín conserva algunos detalles heredados de su anterior etapa.

La nueva sala puede ser irreconocible para el comensal que había visitado el antiguo Zalacaín de forma esporádica, pero los clientes fijos advierten enseguida que allí siguen la cubertería de plata, los manteles de lino o las sillas, que han sido restauradas pero son las mismas que hace casi medio siglo.

La idea, como explica González, era “cambiarlo todo sin cambiar nada”. La nueva directora de operaciones conoció los entresijos de la casa de manos de su predecesor Carmelo Pérez, el mítico maître de Zalacín, que se jubiló el pasado año. Y, al igual que Miralles, se dio cuenta enseguida de que la esencia del restaurante nada tenía que ver con su vetusta sala, tampoco con su famoso steak tartar con patatas suflé, sino con Uceda, Miguel, Santiago o Aurora, los trabajadores que entraron en la casa siendo unos críos y que imprimieron la personalidad a un establecimiento que, sin ellos, no tendría pasado; y sin su legado tampoco futuro.

Zalacain2 Aurora Galán lleva desde los 17 años trabajando en la lavandería de Zalacaín.

De la lavandería a la cocina

Aurora Galán empezó a trabajar en Zalacaín con 17 años recién cumplidos: hoy tiene 44. Regenta la que, creemos, es la única lavandería que resiste en un restaurante de España. Su trabajo lleva siendo casi el mismo desde que llegó a la casa: plancha, lava, repara y coloca toda la lencería del restaurante: servilletas, fundas, manteles, y también todos los delantales y trapos que usan sus compañeros de cocina, que encuentran todo lo que necesitan bien ordenadito al llegar a su puesto de trabajo.

Galán nunca ha comido en Zalacaín. Dice que se le haría raro. Pero tampoco concibe trabajar en otro sitio. El restaurante funciona a la antigua usanza: con una jerarquía rígida y un sistema de aprendizaje en el que han ido prosperando muchos de los trabajadores de la casa. Y sigue teniendo una rotación mucho más baja que la media del sector.

En cocina, explica Miralles, “todos empezaron desde lo más bajo que hay en la casa, que es el familiar, el que cocina la comida para toda la familia: aprende a guisar cocinando para las 40 personas que trabajan en el restaurante. El siguiente paso es el que hace las patatas suflés. El siguiente es el cuarto frío, después a entremetier [rango inferior al chef, encargado de elaborar todas las sopas y consomés, las hortalizas y sus guarniciones], después los responsables de pescados y carnes. Son los pasos lógicos. Es la organización de restaurante clásico, de toda la vida”.

Zalacain4 Francisco Javier Uceda, barman de Zalacaín.

Algo parecido ocurre en sala. Antes de comer tenemos la suerte de charlar un rato con el barman Francisco Javier Uceda, otro histórico de la casa, en la que lleva 45 años. Su whisky sour –que elabora solo con jarabe de azúcar casero, zumo de limón y bourbon– es un clásico de la coctelería madrileña, pero cuando entró a trabajar en Zalacaín no había puesto una copa en su vida.

Miralles solo acepta a un 'stagier' en el equipo, al que enseña para que, si todo funciona, se quede en la casa

Uceda llegó a Zalacaín como aprendiz en sala, en una época en la que nadie estudiaba para ser camarero. “Han cambiado mucho las cosas”, reconoce. “Antes te decía el jefe ‘haz esto’ y lo hacías diciendo ‘sí, señor’. Ahora pides a alguien algo fuera de lo normal y te dice que no es su cometido”.

Hoy, claro, existen las escuelas de hostelería, pero a Zalacaín aunque se venga aprendido, se viene a aprender. La cocina ni siquiera cuenta con stagiers. Miralles solo acepta a un aprendiz en el equipo, al que enseña para que, si todo funciona, se quede en la casa. “No queremos tener a gente de prácticas como mano de obra”, zanja.

Zalacain8 El pequeño búcaro Don Pío, uno de los platos míticos de Zalacaín que sosprende en su clasicismo.

Nuevos platos, con viejos sabores

La solera que desprende una casa como Zalacaín es algo que nadie debería permitir que se perdiera, pero también puede ser un escollo para avanzar.

“Hemos introducido nuevas técnicas de cocinado que antes no se utilizaban en la casa”, asegura el chef

“A día de hoy estamos en un momento muy bueno, en el que todos hemos encontrado nuestro sitio, todos trabajamos para todos y funcionamos conjuntamente, pero el que llega de nuevas a una jefatura en una empresa que lleva x años y diga que todo es un camino de rosas, o no se ha metido en el barro o ha pasado desapercibido”, apunta Miralles. “Al final la zona de confort de cada uno es la zona de confort de cada uno y nos hemos tenido que adaptar todos”.

El nuevo chef tenía claro que debía introducir cambios en la carta del restaurante e, incluso, en sus procesos operativos, pero sin que el cliente de toda la vida se sintiera extrañado. Y no ha sido sencillo.

Zalacain9 Yema de huevo curado con brioche al tomillo, caldo rancio de foie y boletus. Una de las nuevas (y deliciosas) creaciones de Miralles.

“Lo principal es que hay mucho más trabajo sobre el plato”, apunta Miralles. “La base de salsas y de cocina clásica sigue existiendo, pero hemos introducido nuevas técnicas de cocinado que antes no se utilizaban en la casa, por ejemplo las bajas temperaturas. Hay que buscar qué técnica le viene mejor a cada producto. Hace 40 años había unas técnicas, que eran las que había, y de 40 años hacia delante todo ha evolucionado. Si te quedas en el pasado al final también te limitas, porque no avanzas y te vas lapidando”.

En la carta de Zalacaín seguimos encontrando clásicos como el pequeño búcaro Don Pío, quizás el plato más reconocible del restaurante: una creación del primer chef de la casa, Benjamín Urdiain, que debe su nombre al recipiente en el que se sirve, un pequeño vaso de porcelana fina que ya nadie fabrica. Dentro encontramos un doble consomé de carne gelificado, acompañado de huevos de codorniz, salmón ahumado, caviar y crema agria, que bien podríamos encontrar con otra presentación (probablemente, menos suntuosa) en cualquier restaurante de tres estrellas Michelin.

“Es una cocina que sigue siendo muy actual, en la que el plato da soporte a la comida”, explica Miralles. “Ya hace 45 años se pensó en que ese plato tenía que ir en ese recipiente”.

Zalacain12 Zalacaín, fiel a su clasicismo, tiene mucha presentación en sala. Aquí el pichón se muestra a los comensales antes de ser trinchado...
Zalacain13 ...y se sirve acompañado de una buena salsa y el exqisito bombón de foie y anguila.

El chef ha dado una pequeña vuelta a clásicos de la casa como los raviolis de seta, foie y trufa o las manitas de cerdo rellenas de cordero, crema de apio nabo y salsa de callos, que siguen siendo reconocibles, pero cuya técnica ha cambiado. “Los hemos ido contemporizando”, explica. Pero, además, se ha atrevido con nuevas creaciones que no desentonan lo más mínimo, como el pichón curado en grasa de pato, que se acompaña de un pastel de foie y anguila (un plato soberbio) o la yema de huevo curada, con brioche al tomillo y caldo rancio de foie, que rezuma clasicismo bien entendido.

“Son platos de apariencia tradicional, pero no lo son tanto”, explica Miralles. “Es cierto que utilizas bases de recuerdo clásico, pero visualmente es completamente diferente, quieras que no eso te dice que el trabajo está bien hecho, cuando nada chirría. Te esperabas una cosa y encuentras otra, y da igual que sea clásico o no, la casa sigue funcionando”.

Zalacain10 Otro plato actualizado por Millares es el cordero asuado con su cuello: una absoluta exquisitez.

Larga vida a Zalacaín

Fuera de carta todos los días hay platos nuevos. Y es que Zalacaín tiene una decena de parroquianos que aparecen a comer tres o cuatro días por semana, entre ellos algunos de los más conocidos empresarios madrileños.

“Tenemos que convivir con dos mundos muy diferentes”, explica Miralles. “El mundo de los negocios, que viene a comer y no a que le cuentes historias, y por la noche a lo mejor si tenemos otro tipo de público que viene a vivir la experiencia de Zalacaín como algo novedoso”. Y hay que dar de comer bien a todo el mundo.

Collage Steak El steak tartar se prepara en sala al gusto del comensal y se acompaña de patatas suflés. Una combinación imbatible.

“Fuera de carta es mercado puro y duro: ahora tenemos hongos, tenemos rodaballos, tenemos siempre un plato de carne, un plato de cuchara –hoy tenemos fabada–….”, explica el chef. “Vamos dando a esa gente algo que le haga sentir como en casa, que haya comida de diario, que al final es lo que vienen buscando”.

Hoy parece claro que Zalacaín ha vuelto al lugar que le corresponde: el de uno de los templos por excelencia de la gastronomía madrileña y española.

“Teníamos que reinventarnos, y no significaba cambiarlo todo, había que volver a ser Zalacaín”, concluye González. “Esta en el mismo sitio de hace 45 años, pero ahora apetece ir, y no solo por darse un homenaje”.

Zalacain17 Imposible terminar la comida sin probar los clásicos crepes de Zalacaín, que se preparan en sala.

Qué pedir: no se debe abandonar Zalacaín sin probar algunos de sus platos míticos como el pequeño búcaro Don Pío, el cordero asado con su cuello, el steak tartar o las patatas suflés, pero tampoco debe faltar alguna de las nuevas creaciones de Miralles, que nos han sorprendido muy gratamente. Se ofrecen medias raciones, que permiten probar más cosas, y un menú degustación de 98€ perfecto para darse un homenaje.

Datos prácticos.
Dónde: Calle Álvarez de Baena, 4. (Madrid).
Precio medio: 110 euros.
Reservas: 915 614 840 y en su página web.
Horario: Abre todos los días

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Dejó la obra pública para convertirse en parrillero: ahora prepara la mejor hamburguesa de España

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Dejó la obra pública para convertirse en parrillero: ahora prepara la mejor hamburguesa de España

La hamburguesa del restaurante madrileño Juancho’s BBQ, en el mercado de Chamberí, ha sido la ganadora del primer Campeonato de España de Hamburguesas.

Se trata de una hamburguesa sencilla, de la vieja escuela, que ha conquistado tanto al jurado popular como el profesional, que ha escogido el primer puesto por unanimidad. Frente al barroquismo de muchos de los bocados participantes, la Baconjuancheeseburger, que así se llama, solo lleva como complementos panceta ibérica macerada en bourbon con coca-cola y queso cheddar.

Su creador, Juan Antonio de la Rica, ni siquiera se ha mostrado sorprendido por el veredicto. Se sabía ganador. “De verdad creo que tengo la mejor hamburguesa, si no creyese que doy la mejor hamburguesa haría lo que fuese por cambiarla e intentar que fuese mejor”, ha asegurado a Directo al Paladar.

¿El secreto? No se puede puede contar. “Lleva una mezcla de carnes, todo vaca, que picamos nosotros todos los días y seleccionamos, también algunas especias, pero la receta no puedo contarla”, explica De la Rica.

Juanchos2 La hamburguesa ganadora, antes de recibir de manos de los patrocinadors del certamen, Estrella Galicia, la peineta símbolo del concurso.

De la construcción a la barbacoa

De lo que no cabe duda es de que el sándwich, que estamos desando probar, no se ha presentado a la ligera. “Hay mucho más trabajo de lo que pueda parecer en un plato considerado a menudo como fast food, hay muchísima prueba-error, mucha investigación y muchísimo cuidado del producto”, explica su creador.

“Cuando por fin tuve la mejor hamburguesa pensé que a lo mejor tenía que reconducir mi carrera”

De la Rica ni siquiera era hostelero. Como explica a Directo al Paladar, el restaurante, que abrió en primavera del pasado año, “surgió de hacer barbacoas los fines de semana y pasar años y años obsesionados con encontrar la hamburguesa perfecta”.

“Cuando por fin la tuve pensé que a lo mejor tenía que reconducir mi carrera, dejar las obras públicas, donde estaba en ese momento, y dedicarme a cocinar en la parrilla”, reconoce el parrillero.

Al puesto del mercado de Chamberí –donde se puede probar ya la hamburguesa ganadora por 12 euros– se sumará en breve un nuevo local, que si todo va bien se inaugurará en solo dos semanas en la calle Gabriel Lobo, 33 –así que habrá que elegir entre sus hamburguesas y los callos del Alonso, o comerse ambas cosas–.

Atypikal La hamburguesa de Atypikal, en Valladolid, ha quedasdo en segundo posición.

Un concurso que llega para quedarse

En el nuevo certamen han participado 101 establecimientos, entre los que se han elegido por votación popular 14 finalistas, que son los que se han sometido a la cata a ciegas. El jurado, presidido por Jose Carlos Capel y formado por los cocineros con estrella Michelin Javi Estévez, de La Tasquería, Julián Mármol, de Yugo The Bunker y Manuel Domínguez, de Lúa, y la divulgadora gastronómica Alejandra Ansón, ha escogido por unanimidad la hamburguesa de Juancho´s como la ganadora de la primera edición, pero no ha sido el único galardón repartido.

Tipula La hamburguesa de Tipula, en Bilbao, ha quedado en tercera posición.

En segunda posición encontramos la hamburguesa de Atypikal, en Valladolid, y en tercera, la de Tipula, en Bilbao. También se ha entregado un premio especial a la mejor hamburguesa con queso (aunque la ganadora absoluta también lo llevaba), escogido por el público, que ha recaído en el sándwich de Toro Burger Lounge, en Marbella.

El jurado también ha repetido premios por comunidades, que relatamos a continuación:

  • Andalucía: Toro Burger Lounge (Marbella)
  • Asturias: Arde Lucus (Gijón)
  • Castilla y León: Atpikal (Valladolid)
  • Galicia: La Pepita Burger Bar (Santiago de Compostela)
  • Madrid: Juancho´s BBQ
  • País Vasco: Tipula

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