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50 Best cambia las reglas de su famoso 'ranking' de restaurantes: no se podrá volver a elegir a los que hayan sido número uno

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50 Best cambia las reglas de su famoso 'ranking' de restaurantes: no se podrá volver a elegir a los que hayan sido número uno

El Celler de Can Roca no podrá volver a ser elegido mejor restaurante del mundo. Tampoco Osteria Francescana, ganador de la última edición. Ni The French Laundry, The Fat Duck, Eleven Madison Park o Noma. Ni siquiera El Bulli, sea cual sea el formato de su esperada reapertura.

Así lo ha decidido la organización de The World´s 50 Best Restaurants, que, para “promover valores de inclusión, oportunidad y descubrimiento”, ha anunciado que todos los restaurantes que han ganado anteriores ediciones del certamen no serán ya elegibles.

Estos restaurantes top ingresarán en un programa llamado Best of the Best, pues, como explica la organización en un comunicado, “ya han demostrado su valía y ahora serán honrados para siempre como destinos gastronómicos emblemáticos”.

Los chefs y restauradores que en su día estuvieron a cargo de los mejores restaurantes del mundo participarán en charlas en diferentes partes del mundo, compartirán su experiencia a través de clases magistrales y ayudarán a impulsar un nuevo galardón individual: el Premio American Express Icon Award. Pero nada se dice de lo que ocurrirá si, llegado el caso, los restaurantes pierden nivel. Es algo que, sencillamente, no se contempla. Serán honrados para siempre.

El restaurante votado como número uno en la lista conservará esa posición durante un año completo, antes de ser elevado a la categoría “Best of the Best”, en la siguiente edición.

Celer Osteria Joan Roca, chef de El Celler de Can Roca, junto a Massimo Botura, chef de Osteria Francescana, durante la última edición de los premios, en Bilbao.

Nuevo sistema de paridad

El cambio más interesante en el sistema de votación es el que ya se anunció hace unas semanas: una nueva política de paridad. El panel de 1.040 expertos seguirá teniendo la misma configuración profesional: 34% cocineros, 33% periodistas gastronómicos y el 33% lo que la organización denomina “gourmets bien viajados”, formados mayormente por directivos del sector de la hostelería y la alimentación y, en general, gente de alto nivel adquisitivo. Pero, por vez primera, el jurado será paritario: el 50% de los votantes serán mujeres.

Aún no hay fecha concreta para la celebración de la gala, pero se sabe que tendrá lugar en junio, en Singapur. Allí se anunciarán los mejores 50 restaurantes del mundo entre los que, curiosamente, no estarán los mejores.

Imágenes | The World´s 50 Best


'Lobster roll': probamos el bocadillo de bogavante yanqui que es la nueva moda ‘foodie’

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'Lobster roll': probamos el bocadillo de bogavante yanqui que es la nueva moda ‘foodie’

Convertir en un bocado exclusivo lo que era una genuina comida popular es una especialidad hipster. Pero quizás no queda otra cuando estamos hablando del lobster roll, un preciado sándwich de bogavante que se popularizó en la década de los 70 en la zona de Nueva Inglaterra, en el noreste de los Estados Unidos.

Aunque, según la Encyclopedia of American Food and Drink, el bocado se sirvió originalmente en un restaurante de Connecticut llamado Perry´s, en 1929, su primera versión era caliente. Nada que ver con el lobster roll actual, una institución en los estados costeros de Nueva Inglaterra.

El lobster roll de Maine, el estado por excelencia para probar el bocado, se sirve en un bollo para perritos calientes que se abre por la parte superior en lugar de por el lateral y tiene lados planos para que pueda tostarse. La carne de langosta por lo general se sirve fría, en lugar de tibia o caliente, y la mayonesa generalmente se esparce dentro del bollo o se mezcla con la carne. No suele llevar muchos más condimentos.

El lobster roll ha sido hasta hace poco un bocadillo eminentemente local, que solo se podía encontrar en Nueva Inglaterra, Canadá y, a lo sumo, Nueva York. Pero una vez que se ha popularizado en la Gran Manzana, se ha ido extendiendo por todo el mundo desarrollado como la pólvora. Y, como no podía ser de otra manera, ha acabado llegando a España, en distintas versiones más o menos ortodoxas.

Parecen bastante fieles al original los lobster roll de 18 Lobster bar (Bilbao) y Lobsterie (Madrid), que esperamos probar algún día, pero el sándwich que hoy nos ocupa es el que se sirve en The Lobstar, un nuevo local de la capital en el gentrificado barrio de Malasaña que centra toda su carta en especialidades de Nueva Inglaterra.

Lobstar5 The Lobstar quiere imitar el estilo portuario de Maine.

El hot dog marino

Cuentan los responsables de The Lobstar que un equipo de cocineros estadounidenses viajó hasta Madrid para enseñar a sus responsables las técnicas y productos con los que trabajan en sus propios establecimientos.

El bogavante que se emplea para el relleno llega vivo de Canadá y se sacrifica y cocina al vapor en el propio restaurante. Una vez descascarado, se mezcla con una mayonesa especiada y se sirve en un pan de brioche elaborado en el local, que previamente se ha pasado por la plancha con mantequilla. Se decora con un poco de cebollino picado y media pinza de bogavante y se acompaña de patatas o boniato frito, pepinillos dulces y una suerte de kétchup picante.

Lobstar2

El bocadillo está muy bueno: es muy jugoso y el brioche (pese a que no es el pan auténtico del plato) le da un toque dulce que le va de maravilla. Ahora bien, es un tipo de fast food de lujo. El sándwich tiene un precio de 19 euros, un coste no muy distinto al de los lobster roll de Maine y, suponemos, obligatorio con este producto, pero que puede resultar excesivo para un “hot dog marino”, como lo definen en el propio restaurante. La ración es correcta, pero no demasiado abundante.

El establecimiento sirve otros bocadillos similares como el shrimp roll, servido en el mismo brioche, pero relleno de langostinos frescos en tempura y una salsa cóctel ligeramente picante, y el crab roll, con carne de cangrejo de concha blanda. La carta incluye también una hamburguesa, en este caso elaborada con carne de pez espada.

Lobstar1 La clásica sopa de almejas de Nueva Inglaterra.

Entrantes auténticos

Como entrante optamos por la clam chowder, una sopa de almejas que es otro de los platos icónicos de la cocina de Nueva Inglaterra. Es tradicional servir esta sopa los viernes, pues surgió, precisamente, para evitar comer carne durante la Cuaresma.

La receta de The Lobstar parece bastante fiel a la original. Como han explicado sus cocineros a Directo al Paladar, las almejas se cocinan con leche, con la que se prepara una sopa que lleva también cebolla, apio y patata. No he tenido la suerte de probar el original, pero la sopa que se sirve en The Lobstar, aunque es reconfortante, sabe mucho a leche y patata y muy poco a almeja.

Otros entrantes en la carta son el Lobstar Mac & Cheese, su particular versión del popular plato de macarrones con queso al que añaden carne de bogavante, y las Almejas Casino, unas almejas gratinadas con bacon y panko e ideadas para comer de un bocado.

Lobstar4 Donuts de sidra.

De postre probamos el donut de sidra, una preparación que, como nos advirtió la camarera, era poco fotogénica, pero muy típica de la cocina de Nueva Inglaterra. La versión auténtica se parece más a una rosquilla, pero la que se sirve en The Lobstar, aunque también va frita, se presenta coronada de un glaseado de manzana y acompañada de coulis de arándano y vainilla con canela. Un postre extremadamente dulce y contundente, demasiado basto, que no deja buen sabor de boca para una comida, por lo demás, disfrutable.

Lo mejor: la carta ofrece especialidades inexistentes en Madrid, el lobster roll está realmente bueno, el local y el servicio son agradables.

Lo peor: el tique medio puede resultar excesivo para una comida que, en su origen, no deja de ser "callejera".

Datos prácticos
Dónde: Calle Carranza, 4 (Madrid)
Precio medio: En torno a 35 euros.
Reservas: 912147057
Horario: Todos los días de la semana de 13:30 a 16:30 y de 20:00 a 00:00h.

¿Es posible la alta cocina saludable?

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¿Es posible la alta cocina saludable?

Cada vez que tengo la oportunidad de comer en un buen restaurante y disfrutar de un menú degustación, mi mujer o mis amigos me preguntan que qué tal estuvo y yo suelo decirles: "Mañana te contaré". La razón es que en ocasiones, aunque la comida me haya encantado, es posible que no me siente muy bien, quizás por la cantidad de calorías que supone uno de estos menús o por los aditivos como espesantes, colorantes, emulgentes o texturizantes que se suelen utilizar en ellos. Por eso me planteo en ocasiones si es posible la alta cocina saludable.

Hace unos días, tuve ocasión de probar el Menú saludable que proponen en el restaurante Álbora, que plantea la posibilidad de preparar menús de cuatro aperitivos, un primero, dos segundos y un postre sin superar las 1.100 kcal por persona y sin incluir aditivos en las elaboraciones, y todo ello dentro de un precio de menos de 50 euros por persona. Os cuento la experiencia.

En un trabajo conjunto de la dirección y equipo de I+D del Grupo Álbora con técnicos especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, se ha elaborado un menú que se sirve a los interesados todos los días -coexistiendo con sus menús habituales- y que permite disfrutar de una buena comida, sabiendo a la vez que no se están cometiendo excesos con los alimentos incluidos.

El chef de A Barra Juan Antonio Medina y el equipo de cocina de Álbora, reciberon formación en nutrición y asesoría para elaborar los menús, que a su vez fueron testados y valorados por los expertos, para adaptar cantidades y técnicas culinarias para hacerlos más saludables. Tras llegar a un consenso que aunase alta cocina y salud, se presentaron al público.

Alta Cocina Saludable Albora

Desde el lunes 21, se puede solicitar este menú de degustación de alta cocina saludable al precio de 49,50€ -bebidas aparte- y que cambiará cada semana para hacer atractiva la oferta a los que quieran cuidarse sin renunciar a comer un menú gastronómico lleno de creatividad y buen producto.

En la composición del menú se indican desglosados los nutrientes -hidratos de carbono, fibra, proteína, grasa total (distinguiendo entre monoinsaturadas, saturadas y poliinsaturadas)- y además se expresan las kilocalorías que se van a ingerir.

Lentejas Cuchara Lentejas guisadas con jengibre y verduras, uno de los platos del menú Tradición y Salud de restaurante Álbora

Ahora os muestro cual es el menú previsto para esta primera semana, aunque ya se han publicado los menús que continuarán ofreciendo durante las próximas ediciones, todas ellas con la parte de aperitivos común para cuatro semanas y cambiando los platos de entrante de cuchara, plato de pescado y plato de carne, así como el postre, para conseguir variedad en un proyecto que nace con el compromiso de aunar la salud y lo natural con el disfrute gastronómico.

Entre los cambios más notables frente a otros menús similares, se han evitado frituras y salteados sustituyéndolos por otras técnicas como la plancha o la cocción al vapor, se han evitado los azúcares refinados y las natas sustituyéndolos por el azúcar natural de los alimentos y se han evitado en lo posible los aditivos químicos.

Aperitivos del menú de Alta Cocina Saludable

Aperitivos Albora

Una crema de zanahorias en texturas, cubierta de una espuma de naranja -que en la foto casi no se aprecia- muy rica y con contrastes muy interesantes. Dos rollitos de crudités envueltos en papel de arroz y sazonados con una emulsión de soja, -que a la mayoría de comensales no les hicieron demasiada gracia-, un fantástico -pero diminuto- tartar de lomo ibérico de la marca Joselito, y un impecable pisto con huevo de codorniz escalfado, sirven para abrir boca en el menú. Se acompañan de tres rebanadas de pan -blanco, de centeno y de pasas-.

Estos aperitivos se mantendrán durante cuatro semanas, cambiandose en los meses sucesivos. Lo que cambia cada semana es la parte más potente del menú, formada por un plato de cuchara, dos platos principales y un postre que os cuento a continuación.

Platos principales del menú "Tradición y salud"

Lentejas Jengibre Albora

Ese ha sido el nombre con el que se ha bautizado el menú de alta cocina saludable de esta primera semana, que -tras los aperitivos mencionados- consiste en unas lentejas guisadas con jengibre y verduras, bien elaboradas y fantásticas de sabor, una merluza de pincho con sopa de tomate y hierbas aromáticas, -sin duda el mejor plato-.

Merluza De Pincho Albora

El menú se completa con una ración de lomo de vaca al punto con patatitas y salsa de mojo rojo, y de postre una macedonia de frutas con toques de haba tonka, cuyas fotos tenéis a continuación. Tras la degustación de todos estos platos, me sentí plenamente saciado pero sin encontrarme lleno o pesado.

Lomo De Vaca Albora
Macedonia Albora
  • Lo peor: El lomo de vaca que no resultó homogéneo en la mesa y hubo quien disfrutó de porciones tiernísimas y también hubo quien tuvo que pelear con el cuchillo. Además la guarnición de patatas con mojo rojo se comía el sabor de la carne.

  • Lo mejor: El pescado, perfecto de punto y las lentejas guisadas, excelentes, así como la relación calidad-precio para un menú de este tipo de restaurantes gastronómicos.

Datos prácticos
Dónde: Restaurante Albora C/Jorge Juan 33, Madrid
Precio: 49.50 euros, bebidas aparte
Reservas: 917816197 y en su página web

La fórmula reaccionaria que ha llevado a Five Guys a ser la hamburguesería de moda

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La fórmula reaccionaria que ha llevado a Five Guys a ser la hamburguesería de moda

La madre de Jerry Murrell, el fundador de Five Guys, le solía decir que, si no estudiaba, acabaría trabajando haciendo hamburguesas. Esa fue su inspiración para abrir la que es hoy una de las cadenas de restaurantes más exitosas de Estados Unidos, cuya expansión internacional parece imparable.

La historia de Murrell encaja a la perfección en la retórica del sueño americano. Siguiendo los consejos de su madre estudió económicas en la Universidad de Michigan, pero como no tenía un duro y necesitaba un lugar donde dormir, empezó a dirigir la cocina de una residencia universitaria. Allí aprendió el oficio. Pero fue unos años más tarde, cuando, después de que sus hijos decidieran que no querían ir a la universidad, se gastó el dinero que había ahorrado para pagar sus carreras en abrir una hamburguesería.

Corría el año 1986 y parecía que estaba todo inventado en lo que a comida rápida se refiere. Para entonces McDonald´s tenía ya más de 1.000 restaurantes en todo el mundo. Pero Murrell y sus cuatro hijos –los five guys originales, a los que se sumarían después la segunda mujer de Jerry, así como su quinto hijo– apostaron por un modelo que entonces parecía de lo más reaccionario: solo harían hamburguesas y patatas fritas, más caras que las de cualquiera de sus competidores, pero con mejor materia prima. Y todo se elaboraría a diario en el restaurante.

Fiveguys9 La famosa hamburguesa de Five Guys junto a las patatas cajún (picantes).

Un negocio que arrasa

A día de hoy, ninguno de los 1.580 Five Guys que hay en todo el mundo tienen lavavajillas ni congelador. Ni siquiera hay bandejas, las hamburguesas se sirven envueltas en papel de aluminio y dentro de una bolsa de papel. Solo los vasos tienen el logo de Five Guys y Coca-Cola (que ofrece 120 tipos de refrescos en el restaurante, también aquí en España).

Ninguno de los 1.580 Five Guys que hay en todo el mundo tienen lavavajillas ni congelador

Desde el primer momento el restaurante fue un éxito, pero no fue hasta 2003 cuando la familia –que aún controla el 75% de la compañía– empezó a conceder franquicias, algo a lo que Jerry siempre se había resistido (y aún hoy lamenta). Fue un bombazo. En solo 10 años los Murrell pasaron de tener 5 restaurantes en Virginia a tener 1.000 en todo Estados Unidos y Canadá y la marca empezó a cultivar una suerte de fenómeno fan que continúa hoy en día.

Las paredes de los restaurantes están cubiertas de textos de periodistas proclamando la excelencia de sus hamburguesas, noticias sobre chefs de la talla de Heston Blumenthal que aseguran frecuentar la cadena, y fotos de famosos como Ed Sheeran posando con sus patatas. Hasta Barack Obama se pasó en su día por allí y, aunque siendo presidente visitó muchas otras cadenas, la prensa se quedó con la retahíla de que era su hamburguesería favorita. ¿Para qué hacer publicidad si te conviertes en una suerte de icono pop?

Fiveguys5 Agromayor nos enseña los jalapeños murcianos que se sirven en el restaurante.

Una carrera a contrarreloj

En los restaurantes se empieza a trabajar cinco horas antes de su apertura. En el Five Guys de Gran Vía, el primero que la cadena abrió en España, hace justo dos años, el primer empleado aparece allí a las 6 de la mañana, para que el equipo este listo para servir hamburguesas a las 11.

¿Qué se hace durante todo este tiempo? Es lo que nos ha enseñado Daniel Agromayor, director general de Five Guys de España y Portugal (en la foto de apertura), junto al equipo del restaurante de la cadena en la madrileña Plaza de Santa Ana.

Medidas de higiene aparte (escrupulosas, como en todo este tipo de cadenas), Five Guys parece más un taller medieval que una hamburguesería moderna.

Fiveguys4 La maquina con la que se cortan las patatas.

Antes de que lleguen los clientes, los trabajadores tienen que lavar y cortar las patatas en una máquina manual, despiezar las lechugas a mano (pues a cuchillo, aseguran, no quedan igual), preparar todos los vegetales, freír el beicon, elaborar las hamburguesas a partir de la carne picada y cortar los bloques de queso, dejando todo preparado en una cámara frigorífica, de la que se va extrayendo el producto según se necesita en cocina.

Los empleados de todos los Five Guys del mundo compiten por ver quién es más rápido cortando las patatas

En los restaurantes los empleados compiten (medio en broma, medio en serio) por ver quién hace estas tareas más rápido. Los récords de cada establecimiento están anotados en una pizarra. En la hamburguesería de Santa Ana, en la que nos encontramos, el récord de corte de patatas está en 1’ 44’’. En menos de dos minutos, por tanto, hay alguien que corta 20 kilos de patatas, en una máquina en la que solo se puede introducir las patatas una a una. El récord mundial está, no obstante, por debajo del minuto.

Todos los años la compañía celebra unas Olimpiadas en las que los empleados de todos los Five Guys del mundo compiten por ver quién es más rápido cortando las patatas, haciendo hamburguesas o empaquetando el queso –cuyas lonchas hay que colocar en forma de estrella para que puedan extraerse más rápido en cocina–. En EEEU el premio para los ganadores es un deportivo Mustang.

Fiveguys7 Un empleado de Five Guys nos muestra como se empaqueta el queso. Se liquida ese montón en menos de 30 segundos. El récord está por debajo de 20.

En el restaurante siempre suena música rock –en España en una proporción de 85 % anglosajón, 15 % español, asegura Agromayor–, un legado de los fundadores que se ponían rock ochentero para trabajar con energía. De las cocinas pasó a la sala y hoy hasta tienen una lista de Spotify de lo que suena en el restaurante, que parece diseñada por programadores de Rock Fm, con Bon Jovi, Kiss o Journey.

Todo este espíritu competitivo puede parecer una estrategia para camuflar un ritmo endiablado de trabajo, pero Agromayor insiste en que Five Guys paga a sus empleados por encima de la media en el sector y la rotación en sus restaurantes es también más baja (también hemos visto opiniones de trabajadores en páginas de empleo y su valoración es bastante mejor que la que cosechan la mayoría de cadenas).

La compañía, explica, tiene como máxima gastar en la calidad de la materia prima y las condiciones de los empleados lo que no invierte en marketing ni publicidad: la promoción de la empresa se limita a visitas para prensa, como esta a la que hemos asistido. Ni siquiera existe un departamento de marketing como tal.

Fiveguys3 Agromayor nos muestra una de sus patatas.

Patatas de latitudes frías

Todos los elementos tienen además un riguroso control de calidad, que va del origen de las materias primas a su forma de cocción.

Como nos explica Agromayor, en todos los Five Guys del mundo solo se utilizan patatas que hayan sido cultivadas en una latitud superior al paralelo 42 (que en España pasa algo por encima de Valladolid, Zaragoza y Lérida). El clima frío, explica el directivo, hace que las patatas crezcan más despacio y sean más densas. El plan de la cadena es servir pronto patatas españolas en los 14 restaurantes que tiene ya en nuestro país, pero de momento llegan de granjas de Bélgica u Holanda.

Fiveguys8 El encargado del Five Guys de Santa Ana (que viste de negro, frente al rojo del resto de empleados) nos muestra cómo hacen el calibrado de patatas.

Una vez lavadas y cortadas, las patatas se fríen en dos tiempos en aceite de cacahuete. Primero a baja temperatura, para que casi se confiten, y luego en aceite fuerte para que queden crujientes. Antes de cada turno el encargado del restaurante realiza ante los empleados lo que se conoce en la cadena como el calibrado de las patatas, mostrando cómo queda una patata demasiado hecha, demasiado poco hecha y cuál debe ser la perfecta. La lección, asegura, se repite todos los días, antes del turno de mañana y de tarde.

Las leyes locas también rigen sobre el beicon, que se recibe del productor ahumado con madera de manzano. Por la mañana se cocina para que quede tan crujiente que cumpla la siguiente norma: al sujetarlo con la mano por un lado debe quedar completamente recto y al lanzarlo desde una altura de unos 20 centímetros tiene que romperse en pedazos.

Fiveguys11 Agromayor realiza la prueba de calidad del beicon.

La carne, 100 % vacuno, se produce en dos granjas familiares irlandesas que sirven en exclusiva a la cadena y que cuentan con un certificado de bienestar animal que asegura que las vacas se crían al aire libre, con pasto. Solo en sus últimos 120 días de vida reciben alimentación con cereales. Las hamburguesas tienen una proporción de 80% magro y 20% grasa. Se cocinan sin aceite, en su propia grasa, sin ningún añadido. Ni siquiera sal. Su punto está medido al milímetro: bien hecha (quizás demasiado), pero jugosa.

Curiosamente, el punto de la carne es lo único que no se puede personalizar de una hamburguesa que se puede pedir en 250.000 combinaciones. No estamos delirando. La hamburguesa se puede elegir pequeña o normal, con queso y/o beicon, y además añadir 15 guarniciones: jalapeño, lechuga, tomate, cebolla, pepinillos… Hagan los números.

Fiveguys10 El batido de caramelo salado con beicon y nata tiene todo lo que tu nutricionista no te recomendaría.

Agromayor nos cuenta, además, que se puede pedir doble o triple ración de cualquier cosa, sin coste añadido, o pedir que hagan alguno de los ingredientes a nuestro gusto. Su combinación favorita es la conocida como “All the way” que lleva mayonesa, lechuga, pepinillos, tomates, cebolla a la plancha, champiñones a la plancha, kétchup y mostaza, pero él le añade además jalapeños, que se suelen servir crudos, también a la plancha. Tampoco perdona el batido de caramelo salado con beicon: una bomba calórica que nunca me había atrevido a probar. Hasta hoy.

Mientras esperas los diez minutos que suele tardar en salir tu hamburguesa puedes comer los cacahuetes que se ofrecen gratuitamente en el local. “Los pusieron para que la gente no se pusiera a esperar nerviosa en el punto donde salen los pedidos”, concluye Agromayor.

Un menú saludable, elaborado por nutricionistas y avalado por el CSIC, la nueva apuesta del restaurante Álbora

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Un menú saludable, elaborado por nutricionistas y avalado por el CSIC, la nueva apuesta del restaurante Álbora

Cada vez que tengo la oportunidad de comer en un buen restaurante y disfrutar de un menú degustación, mi mujer o mis amigos me preguntan que qué tal estuvo y yo suelo decirles: "Mañana te contaré". La razón es que en ocasiones, aunque la comida me haya encantado, es posible que no me siente muy bien, quizás por la cantidad de calorías que supone uno de estos menús o por los aditivos como espesantes, colorantes, emulgentes o texturizantes que se suelen utilizar en ellos. Por eso me alegró descubrir un menú saludable, elaborado por nutricionistas y avalado por el CSIC, la nueva apuesta del restaurante Álbora.

Hace unos días, tuve ocasión de probar el menú de degustación que ha presentado el restaurante Álbora, que plantea la posibilidad de preparar menús de cuatro aperitivos, un primero, dos segundos y un postre sin superar las 1.100 kcal por persona y sin incluir aditivos en las elaboraciones, y todo ello dentro de un precio de menos de 50 euros por persona. Os cuento la experiencia.

En un trabajo conjunto de la dirección y equipo de I+D del Grupo Álbora con técnicos especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, se ha elaborado un menú que se sirve a los interesados todos los días -coexistiendo con sus menús habituales- y que permite disfrutar de una buena comida, sabiendo a la vez que no se están cometiendo excesos con los alimentos incluidos.

El chef de A Barra Juan Antonio Medina y el equipo de cocina de Álbora, reciberon formación en nutrición y asesoría para elaborar los menús, que a su vez fueron testados y valorados por los expertos, para adaptar cantidades y técnicas culinarias para hacerlos más saludables. Tras llegar a un consenso que aunase alta cocina y salud, se presentaron al público.

Alta Cocina Saludable Albora

Desde el lunes 21, se puede solicitar este menú de degustación de alta cocina saludable al precio de 49,50€ -bebidas aparte- y que cambiará cada semana para hacer atractiva la oferta a los que quieran cuidarse sin renunciar a comer un menú gastronómico lleno de creatividad y buen producto.

En la composición del menú se indican desglosados los nutrientes -hidratos de carbono, fibra, proteína, grasa total (distinguiendo entre monoinsaturadas, saturadas y poliinsaturadas)- y además se expresan las kilocalorías que se van a ingerir.

 Dsc1940 Lentejas guisadas con jengibre y verduras en Restaurante Álbora

Ahora os muestro cual es el menú previsto para esta primera semana, aunque ya se han publicado los menús que continuarán ofreciendo durante las próximas ediciones, todas ellas con la parte de aperitivos común para cuatro semanas y cambiando los platos de entrante de cuchara, plato de pescado y plato de carne, así como el postre, para conseguir variedad en un proyecto que nace con el compromiso de aunar la salud y lo natural, con el disfrute gastronómico.

Entre los cambios más notables frente a otros menús similares, se han evitado frituras y salteados sustituyéndolos por otras técnicas como la plancha o la cocción al vapor, se han evitado los azúcares refinados y las natas sustituyéndolos por el azúcar natural de los alimentos, y se han evitado en lo posible los aditivos químicos.

Aperitivos del menú de Alta Cocina Saludable

Aperitivos Albora

Una crema de zanahorias en texturas, cubierta de una espuma de naranja -que en la foto casi no se aprecia- muy rica y con contrastes muy interesantes; dos rollitos de crudités envueltos en papel de arroz y sazonados con una emulsión de soja, -que a la mayoría de comensales no les hicieron demasiada gracia-, un fantástico -pero diminuto- tartar de lomo ibérico de la marca Joselito; y un impecable pisto con huevo de codorniz escalfado, sirven para abrir boca en el menú. Se acompañan de tres rebanadas de pan -blanco, de centeno y de pasas-.

Estos aperitivos se mantendrán durante cuatro semanas, cambiándose en los meses sucesivos. Lo que variará cada semana es la parte más potente del menú, formada por un plato de cuchara, dos platos principales y un postre que os cuento a continuación.

Platos principales del menú "Tradición y salud"

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Ese ha sido el nombre con el que se ha bautizado el menú de alta cocina saludable de esta primera semana, que -tras los aperitivos mencionados- consiste en unas lentejas guisadas con jengibre y verduras, bien elaboradas y fantásticas de sabor, una merluza de pincho con sopa de tomate y hierbas aromáticas, -sin duda el mejor plato-.

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El menú se completa con una ración de lomo de vaca al punto con patatitas y salsa de mojo rojo, una ración de unos cien gramos de carne magra sin apenas grasa, muy rica en vitaminas A y B12, hierro y zinc, que daba paso al postre.

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La parte dulce del menú consiste en una macedonia de frutas con toques de haba tonka, con el jugo servido en el momento sobre la fuente de piezas de fruta por cada comensal. Un final muy agradable y sorprendentemente rico para ser solamente fruta.

Macedonia Albora

Valoración

Tras la degustación de todos estos platos de este menú de degustación de alta cocina saludable de Álbora, me sentí plenamente saciado pero sin encontrarme lleno o pesado y que mi digestión fue perfecta, pasando una tarde ligera y llegando bien a la cena.

  • Lo peor: El lomo de vaca que no resultó homogéneo en la mesa y hubo quien disfrutó de porciones tiernísimas y también hubo quien tuvo que pelear con el cuchillo. Además la guarnición de patatas con mojo rojo tenía un sabor potente que se comía el sabor de la carne.

  • Lo mejor: El pescado, perfecto de punto y las lentejas guisadas, excelentes, así como la relación calidad-precio para un menú de este tipo de restaurantes gastronómicos.

Datos prácticos
Dónde: Restaurante Albora C/Jorge Juan 33, Madrid
Precio: 49.50 euros, bebidas aparte
Reservas: 917816197 y en su página web

Así son los proyectos megalómanos con los que Ferran Adrià sigue explotando el legado de El Bulli ocho años después de su cierre

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Así son los proyectos megalómanos con los que Ferran Adrià sigue explotando el legado de El Bulli ocho años después de su cierre

2011, Ferran Adrià anuncia en Madrid Fusión el cierre de El Bulli. Ocho años después de que el restaurante sirviera su última cena, vuelve a este escenario para anunciar sus planes para el que fuera considerado el mejor restaurante del mundo. Unos planes que, como ha explicado ante un auditorio abarrotado, suponen la culminación del trabajo de la fundación en la que ha centrado todos sus esfuerzos desde que abandonara los fogones.

Se prometían novedades, pero Adrià ha centrado su discurso, atropellado y confuso, en presentar los mismos proyectos que lleva anunciando años en todo tipo de escenarios, insistiendo en varias ocasiones en la idea de que “esto es solo el principio”. Pero ya han pasado ocho años, y los proyectos no suenan tan ambiciosos. ¿Está Adrià vendiendo humo?

El cocinero ha reconocido que el proyecto ha tenido muchas contradicciones, “porque era una cosa y se ha convertido en otra”. ¿Y en qué ha quedado todo? Básicamente, en cuatro propuestas concretas:

1. ElBulliDNA: una página web en la que se ha volcado todo el archivo digitalizado de El Bullí, que se abrirá a otros contenidos, previo pago.

2. Sapiens: como lo ha definido literalmente el cocinero en Madrid Fusión, “una metodología que está hecha a base de conectar metodologías y teorías y tal. Es difícil de comprender” Tanto que como explican David Brunat y Antonio Villarreal en este artículo de El Confidencial, nadie acaba de entenderlo. La escuela de diseño Elisava oferta ya su primer Master en Proceso Creativo basado en el método Sapiens, un curso intensivo de tres meses, 10 alumnos y 19.500 euros la inscripción.

3. La Bulligrafía: un archivo-museo de más de 1.000 m2 basado en la auditoria creativa del antiguo El Bulli, que Adrià ha explicado abrirá en 2020 en Barcelona.

5. La Bullipedia: la colección de 35 libros sobre gastronomía, que incluye, según ha explicado el cocinero, el primer libro de la historia que explica qué es la cocina.

5. ElBulli1846: el proyecto de Adrià para resucitar el restaurante que le dio la fama, en Cala Montjoi, reconvertido en una suerte de laboratorio de innovación.

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¿Cómo será el nuevo Bulli?

“El Bulli no vuelve, no se marchó nunca”, ha aclarado el cocinero. “Llevamos ocho años haciendo cosas. Hemos hecho 15 exposiciones, hemos hecho 35 libros...” Lo que vuelve ahora, asegura, es El Bulli de Montjoi. ¿Por qué han tardado tanto en estrenarlo?

En primer lugar, asegura Adrià, porque “se ha convertido en algo muy grande”, con 1500 m2 de exposición interior y 3000 y pico en el exterior. Pero, además, como ha reconocido el cocinero, porque han tenido problemas con los permisos y este es el cuarto proyecto que se presenta.

Y ¿qué va a ser exactamente? Además de albergar un museo permanente sobre la innovación, será el hogar del nuevo taller de El Bulli (según Adrià el primer taller gastronómico de la historia), para seguir explorando la creación gastronómica.

La principal novedad presentada en la esperada ponencia de Adrià han sido las convocatorias para escoger los participantes de los primeros talleres de ElBulli1846, que comenzarán en febrero y versarán sobre la innovación en sala y cocina.

Este taller, explica Adriá, permitirá a España colocarse a la cabeza del conocimiento en gastronomía. “El país que lidere el conocimiento de calidad va a ser el que gane”, ha asegurado el cocinero. Veremos.

Los tres platos básicos de pasta reinventados por el chef obsesionado con la historia de la gastronomía italiana

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Los tres platos básicos de pasta reinventados por el chef obsesionado con la historia de la gastronomía italiana

Cuentan que Riccardo Camanini, chef del restaurante Lido 84, devora antes de dormir los libros de Apicio, gastrónomo romano que vivió en la misma época que Jesucristo; de Bartolomeo Scappi (1500-1557), considerado por muchos el cocinero más grande de todos los tiempos, o de Georges Auguste Escoffier, el caballero que se encuentra en los orígenes de la alta cocina del Novecento.

Camanini es un erudito de la gastronomía, y se nota, pero utiliza sus conocimientos para acabar elaborando platos de apariencia sencilla, que siguen la máxima del menos es más. Y también para desterrar esa idea de que solo existe una cocina italiana, inalterable en el tiempo.

Solemos pensar que la pasta es un invento antiquísimo, con unas normas ortodoxas inalterables, pero como ha explicado Camanini en Madrid Fusión, hasta principios del siglo XX se llamaba a todo ’macaroni’. Solo entonces empezaron a definirse las distintas tipologías de pasta y sus elaboraciones icónicas.

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Camanini ha realizado una importante investigación sobre el origen antropológico de la pasta italiana, y se ha propuesto recuperar tres de los platos primigenios de la gastronomía de su país: la pasta in brodo (en caldo), la pasta all pomodoro (con tomate) y la pasta bianca (acompañada solo de aceite y queso parmesano). Tres platos simplísimos con los que Camanini ha decidido complicarse la vida.

Pasta in brodo

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La pasta in brodo es muy similar a nuestra sopa de fideos: una pasta con caldo de pollo o verduras. Camanini utiliza un tipo de pasta conocida como risoni, pues imita la forma del arroz, pero el secreto está, claro, en el caldo.

Un día el chef se detuvo a observar el agua de remojar los garbanzos, que adquiere un característico color ambar, y se le ocurrió reducirla. Fue todo un descubrimiento, asegura, pues al reducir esta agua despacio, durante ocho horas, se obtiene un sabor muy particular, que recuerda a un fondo de crustáceos, a caldo de bogavante

Para presentar el plato, Camanini se limita a servir la pasta cocida al dente en el fondo de un plato hondo y añadir el caldo caliente. Su sabor, explica, es sorprendente, y se trata de un plato baratísimo.

Spagueti all pomodoro

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Como explica Camanini, la pasta con tomate es uno de los platos icónicos de Italia, que se sirve en todas las trattorias del país, pero casi imposible de encontrar en los restaurantes de alta cocina. Pero, pese a ser un plato tradicional, ha cambiado mucho en los últimos años.

“Cuando yo era los espaguetis de tomate se hacían de otra forma”, explica. “Se hacían con concentrado de tomate, que ahora está prácticamente prohibido, aceite extra virgen, chalota y ajo”.

El cocinero ha querido recuperar esta elaboración tradicional, pero buscando un concentrado de tomate casero. Se lo compra a un artesano de Sicilia que lo hace solo en verano, colocando el tomate sobre tejas para que se concentre al sol. “Cada dos hora los hijos tienen que ir a removerlo con una cuchara de palo y por la noche se guarda en una habitación seca”. La operación se repite cada cinco días.

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Este concentrado lo añade Camanini a un sofrito de aceite, ajo y chalota y, tras esto, coloca la salsa en el horno durante 24 horas a 80 grados, para concentrarlo aún más. Tras esto, emulsiona la mezcla y la pone al congelador todo un día, para separar el aceite. La parte solida la mezcla a partes iguales con ajgua, para cocer en esta los espaguetis, que se sirven después con un chorro del aceite concentrado.

“Lo servimos de la forma más sencilla posible”, explica Camanini. “Vamos a sentir los perfumes de esos años, ligados a los espaguetis con tomate muy concentrado”.

Pasta bianca

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El tercer plato es, aparentemente, el más simple, pero el que más trabajo tiene detrás. La idea de Camanini era alterar la pasta dura para que, al cocerse, quedara al dente, pero sin que la parte interior fuera indigerible, transformando su composición nutricional.

El chef mete la pasta seca en el horno de vapor durante 12 horas a 80 grados. Lo saca y la mete en el frigorífico durante otras 12 horas. Esto, explica, permite que se retrograde el almidón, el proceso que ocurre naturalmente cuando un pan queda rancio. “Los almidones que se han descompuesto se vuelven a alinear, pero el almidón se transforma en carbohidrato, más fácil de digerir”, explica el cocinero. “Es un estado cristalizado, se mantiene la textura al dente, pero cocinada”. Este proceso se repite durante cuatro días. El resultado es una pasta que, tras cocerse, queda más sabrosa, pues concentra todos los almidones que de otra forma se habrían desperdigado por el agua, aunque no lleve nada de salsa.

Tras cocer cuatro minutos la pasta, para que quede al dente, se sirve con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y un poco de queso parmesano rallado.

Imágenes | Madrid Fusión

Ricard Camarena demuestra qué es la verdadera "cocina de producto" jugando con la humedad en su reinvención de los sabores más tradicionales

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Ricard Camarena demuestra qué es la verdadera

Con el pequeño marrón de subir al escenario después de Adrià, Ricard Camarena acudía un año más a la cita de Madrid Fusión para presentar el trabajo que ha tenido enfrascado a su equipo en el último año. Y, como ya es habitual en la cocina del chef valenciano, es un trabajo definido por la indagación en las raíces, el entorno y, sobre todo, el producto de proximidad.

“Yo hago una cocina de producto”, le había dicho a José Carlos Capel en uno de sus encuentros. Una sentencia de la que hoy se abusa demasiado, pero que con Camarena cobra un sentido propio y personal. Muy ligado a su tierra y su cultura, la suya es una cocina imposible de descontextualizar, en la que la técnica evoluciona a partir del propio producto. Y esta vez hay una idea clara que hila el discurso de sus platos: la humedad y su versatilidad a la hora de jugar con las técnicas.

“El trabajo del cocinero se basa en observar”

Ya definió Capel a Camarena como alguien que lleva la cocina por dentro, que no necesita buscar referencias o investigar demasiado lejos, pues es la propia reflexión y el pensamiento lo que le llevan a evolucionar. “Nuestro trabajo se basa muchas veces, simplemente, en observar. Y en nuestro caso observar el producto que tenemos cerca es un ejercicio casi diario”. Es la propia materia prima la que revela su esencia, sus virtudes y carencias, y por tanto, sus posibilidades en la cocina.

Camarena

No se puede evolucionar la cocina tradicional si se olvida la tradición de la que se parte, y tampoco parece tener mucho sentido querer dar la vuelta por completo a un ingrediente o plato popular si no se tiene en cuenta su esencia propia. Por eso insiste Camarena en aprender del producto para saber hasta qué punto se puede manipular sin dejar de respetarlo, y así ofrecer una nueva visión buscando sabores que sorprendan a cada comensal.

Jugando con la humedad de los ingredientes: tres platos que indagan en la búsqueda del sabor más intenso

En su ponencia este año, Ricard Camarena y su equipo han presentado tres platos que forman parte del actual menú degustación del restaurante, que cuenta con dos estrellas Michelin. Son propuestas que indagan en las posibilidades culinarias de la humedad de los ingredientes más comunes y cercanos, que liga así con su larga experiencia trabajando los caldos, pues permite extraer y potenciar el sabor más puro e intenso, otra de las notas definitorias de su cocina.

Alcachofas, holandesa de anguilas, angula y estragón

El primer plato es también el más complejo por la combinación arriesgada de sabores, nada fácil de maridar o encajar con otros acompañamientos. La alcachofa es una de las protagonistas, un producto humilde pero que puede ser un bocado de lujo si se manipula bien.

Para esta receta se utiliza la verdura presentada de dos formas diferentes, demostrando así cómo un mismo ingrediente puede ofrecer una experiencia gastronómica completamente distinta dependiendo de cómo se manipule. Por una parte, fritas, por otra, asadas y atemperadas.

Mf Camarena Alcachofas

La anguila, de consumo muy popular en la Comunidad Valenciana, es el otro pilar de este plato, pero usado también de diferentes maneras. El animal se sacrifica, se congela y se desangra, se tritura con mantequilla clarificada y se procesa para decantar el resultado, obteniendo así dos productos: el colágeno y una especie de mantequilla, la grasa de la anguila, con la que se monta una salsa holandesa.

En el montaje final del plato se combinan angulas regeneradas con el colágeno de la anguila, una anguila ahumada marcada a la plancha, dados de pera dashi y un pesto de estragón. El resultado es una combinación de sabores amargos, potentes y ácidos, equilibrados con toques frescos, herbáceos y matices más dulces, siempre buscando el contraste de texturas.

Semiconserva de tomate, ventresca , habanero e infusión de tomate ahumado

Puede parecer una contradicción ese énfasis por el producto y la tierra presentando un plato a base de tomate, pero el equipo de Camarena ha sabido aprovechar esta hortaliza fuera de la temporalidad del verano.

Recientemente han estado elaborando sus propias semiconservas, elaboraciones con las verduras que cultivan en el propio restaurante que tienen una vida útil más corta, pero que a cambio ofrecen un producto más intenso, a medio camino entre la conserva tradicional y el vegetal fresco.

Este plato se presenta a modo de ensalada, encabezando el menú tras los aperitivos. Se prepara una infusión de tomates ahumados que recrean el entorno del dashi japonés, empleando ingredientes como el alga kombu, sake, katsuobushi o jugo de anchoas.

Mf Camarena Tomate

Con esta preparación se prepara una especie de tartar de atún, en el que interesa sobre todo la parte más grasa, aliñado con habaneros, limón, encurtidos, aceite de oliva y sal. Lo más interesante es el contraste de la grasa del pescado con el frescor intenso del tomate, que además sorprende encontrarlo fuera de temporada con un sabor tan intenso.

Además se combina con dos quesos valencianos que ayudan a rebajar la sensación grasa, una especie de requesón y un queso de cabra en salmuera, muy fresco. De nuevo, el emplatado combina texturas y colores, añadiendo costrones de pan para dar un efecto crujiente.

Pez limón, salmón y “cremoso de caviar”

El segundo plato del menú es un pequeño juego al querer recrear los sabores del caviar en una preparación cremosa, pero sin utilizar caviar. Para Camarena, el caviar y las salazones, típicas levantinas, son muy similares por el sabor óxido que ambos contienen, y pensaron en traer esas sensaciones a través del salmón y sus huevas.

Madrid Fusión

El juego de técnicas permite dar completamente la vuelta a las huevas de salmón, que habitualmente se utilizan tal cual, rompiéndolas y combinándolas con otros ingredientes, preparándolas como base de una salsa cremosa a modo de holandesa. Se consiguen así desarrollar sabores oxidados, terrosos y más redondos.

El plato presenta un pez limón en crudo aderezado con el falso cremoso de caviar, caviar cítrico, patatas fritas muy crujientes a modo de costrones de pan, brotes vegetales y, finalmente, una cucharada de auténtico caviar, para culminar un plato de lujo. ¿Qué sabe más a caviar, el verdadero o la crema juguetona del chef y su equipo? Una lástima no haber podido catarlo.

Calabaza en tres servicios

El postre es en realidad una secuencia de tres servicios con un ingrediente común: la calabaza valenciana, muy dulce y con poca agua. Muy presente en la repostería y los dulces típicos de la tierra, aquí de nuevo se reinventa sin traicionar su esencia.

Madrid Fusión

Se comienza con una especie de ensalada dulzona usando la pulpa cocida y decantada, combinada con vainilla, mandarina, pipas de calabaza garrapiñada y aceite de oliva. A continuación se sirve un plato más complejo, con una base de helado de calabaza preparado con horchata de almendras, canela y limón. El helado se acompaña de crema de mazapán de almendra y un jugo decantado de la hortaliza que casi es un espejo.

Este postre se sirve con el tercer y último servicio, un homenaje a los típicos buñuelos de calabaza que inundan las calles valencianas cuando se acercan las Fallas. Sin añadir apenas azúcar, preparan un dulce que recuerda al mochi japonés, combinando puré de calabaza asada, harina de arroz glutinoso y tapioca.

Madrid Fusión

Lo sirven con el tercer servicio, basado en los buñuelos de calabaza. Típico de fallas. Con relleno de calabaza asada, harina de arroz glutinoso y tapioca, se elabora una especie de mochi, sin añadir apenas agua o azúcares. Puro sabor a calabaza con su azúcar natural y una textura melosa y elástica que poco tiene que ver con el típico buñuelo.

Ricard Camarena y su equipo han vuelto a demostrar cómo se puede dar una nueva visión de los sabores más tradicionales sorprendiendo con intensidades y texturas nuevas, sin descontextualizar la cocina ni sus ingredientes, con el máximo respeto al producto pero buscando nuevas formas de evolucionar. Veremos con qué nos sorprenden el año que viene.

Imágenes | Madrid Fusión


Esta es la mejor tapa de España de 2019: es de Bilbao y lleva ‘steak tartar’ y ostras

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Esta es la mejor tapa de España de 2019: es de Bilbao y lleva ‘steak tartar’ y ostras

Borja Echevarría, chef del bar bilbaíno The Boar, ha sido el ganador del XV Concurso Nacional de Tapas celebrado en Madrid Fusión. Y lo ha logrado gracias a una tapa muy sencilla que ha encandilado a un jurado presidido por Sergi Arola.

El chef ha explicado a Directo al Paladar la receta, simple pero efectiva: “Hemos hecho un steak tartar basándonos en una receta súper clásica, a la que hemos dado unos toques yodados añadiendo vegetales de costa y ostras, y lo hemos envuelto en un rulo crocante de pasta filo, para que le dé textura. Es súper sencillo”.

El jurado asegura que ha sido una elección compleja, dado el nivel del resto de finalistas. La tapa de steak tartar ha superado a propuestas más complejas como la de la vinoteca María Manuela, de Vigo, que ha presentado un pan inglés horneado con forma de hueso, con crema de patata, queso de O Cebreiro, una compota de mango dulce con toque de pimienta y una crema de carne de rosario de solomillo.

Tapas5 Borja Echevarría (derecha) posta junto a su ayudante tras ganar el concurso.

No deberíamos, en cualquier caso, perder de vista al resto de propuestas: una versión del foie con anguila, en un bocado que imitaba a una manzana, presentado por Raquel Ferricharo, de Valencia; el cucurucho andalusí con guiso de cordero al ras al hanut, con harisa, almendras y dátiles, del restaurante granadino Sancho Original; y el bombón de ternera, curry japonés y espuma de coco de Salvador Gálvez y Alicia Carrión, de Barcelona.

Tapas1 Tapa de la tapería María Manuela, de Vigo.

The Boar, el bar de moda en Bilbao

El bar ganado del concurso, situado en el Azkuna Zentroa, de Bilbao, pertenece al grupo Yandiola, del chef Ricardo Pérez.

Como nos explica Echevarría, el bar se caracteriza por su oferta de tapas, embutidos, conservas y queso, así como por sus seis grifos de cerveza. Ahora, además, podrá decir que tiene la mejor tapa de España, a la que acompaña un premio de 5.000 euros que otorga el grupo Mahou-San Miguel, patrocinador del concurso.

Cocina a baja temperatura, sin vacío: estas son las nuevas técnicas de cocción de Joan Roca

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Cocina a baja temperatura, sin vacío: estas son las nuevas técnicas de cocción de Joan Roca

En 1997 el Celler de Can Roca presentó su primer plato de cocina al vacío: un bacalao envasado en aceite y cocinado al momento. Como ha reconocido Joan Roca en Madrid Fusión, el pionero de la técnica fue Georges Pralus, que escribió un libro al respecto en 1995, pero el Celler fue el primer restaurante que logró aplicar el sous vide a la alta cocina, y se hizo famoso por ello.

Hoy la cocina al vacío se ha popularizado y cada vez es más habitual, incluso, en el ámbito doméstico, pues los circuladores y envasadoras necesarios para aplicar la técnica son cada vez más accesibles. Pero, como apunta Roca, “cuando una técnica se pone de moda se usa indiscriminadamente y se acaba usando mal”. Incluso en el Celler, explica, han aplicado el vacío a platos que, quizás, se habrían elaborado mejor con otra técnica.

Esto no significa que el chef renuncie a la cocina a baja temperatura, de la que sigue siendo un firme defensor, pero cree que el vacío debe ser solo una técnica más. La baja temperatura se puede aplicar de muchas otras maneras, alternándola con otras técnicas, para conseguir mejores resultados. Y sobre esto han versado las últimas investigaciones de El Celler de Can Roca, que ha presentado en Madrid Fusión junto a la responsable de I+D del restaurantesu, Yunju Choi. Estas son las nuevas técnicas de cocción a baja temperatura que los hermanos Roca aplican en el restaurante:

1. Confitado a baja temperatura

En 2016 Roca presentó en sociedad Rocook, un electrodoméstico que permite cocinar a baja temperatura sin necesidad de usar el vacío, pues al contrario que los circuladores sous vide controla la temperatura gracias a una placa de inducción, lo que permite, por ejemplo, mantener aceite a una baja temperatura constante.

Roca2 La "merluza en salsa verde" de El Celler de Can Roca.

Esta es la clave de uno de los platos de la última temporada de El Celler: una merluza que se confita a 60 grados durante cinco minutos, tras pasar 48 horas en una salmuera al 3 % con alga kombu. “Queda una textura maravillosa y muy regular”, asegura el cocinero.

El pescado se compaña de un pesto de guisante liofilizado, con perejil, rúcula y aceite de oliva; unas piparras confitadas, encurtidas y cocinadas a la la brasa, para que dé un sabor potente; un caldo emulsionado de la cabeza del pescado, cocinada a la brasa; y, por último, un jugo y un aire de perejil.

2. Vapor con presión a baja temperatura

Roca aplica esta técnica con diferentes variedades de pescado de temporada. Abre el pescado, saca las espinas e incorpora una farsa de anémonas y algas. Entonces, mete el interfecto en un horno de vapor a presión. Estos nuevos hornos permiten cocinar con un vapor seco, a baja temperatura, pero en poco tiempo. “Solo hay humedad, no hay vapor en sí”, puntualiza roca.

Roca3

Basta cocinar los pescados a 106 grados y medio bar de presión, aplicando una proporción de un minuto por cada 100 gramos.

“Conseguimos una temperatura de 45º en el corazón aplicando en un poco tiempo un vapor seco”, explica Roca. “Es otra forma de cocina a temperaturas bajas piezas enteras, que luego trinchamos en sala”.

3. Ahumado a baja temperatura

Esta es la técnica a la que Roca ha dedicado más tiempo en el último año, y que es la base de varias de sus últimas creaciones.

Tras un viaje a Argentina, Roca quedó prendado de un tipo de horno de bóveda que, pese a alimentarse con leña, tiene un aporte de gas que permite controlar con más precisión la temperatura. Ha construido uno en el jardín y está encantado con los resultados.

Roca5 Magret de pato con nabo de Taltendre.

Uno de los platos que ha presentado utilizando esta técnica es un magret de pato que desangra con agua y cura dos horas en sal, azúcar y sal nitrosa. Este tratamiento permite ahumar el magret en un rincón de horno, durante dos horas a 80 grados, sin que se pierda un ápice de jugosidad y dejando que el sabor a humo se impregne en la grasa. La carne se remata con un golpe de calor en la piel, para que quede crujiente, y se acompaña de nabo con diferentes tratamientos: hervido, ahumado, fermentado y en crudo. El plato se remata con un fondo de las carcasas de pato, una técnica tradicional que Roca insiste en seguir aplicando.

Roca4 Pastrami con ensalada roja.

Roca aplica este tipo de ahumados en otras elaboraciones que ha presentado en el congreso, como el pichón, que deja madurar durante una semana en una mezcla de especias antes de pasar por el horno, o un pastrami, que primero ahúma y luego cocina al vacío durante 70 horas a 55 grados.

El ahumado tiene una ventaja adicional cuando se cocina a baja temperatura, y es que es bactericida, lo que elimina los riesgos alimenticios derivados de las largas cocciones, con los que siempre se ha de ser muy cuidadoso.

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Así es la carbonara efímera de Macarena de Castro: en crudo, sin pasta y con un queso de yegua que nunca más volverá a elaborarse

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Así es la carbonara efímera de Macarena de Castro: en crudo, sin pasta y con un queso de yegua que nunca más volverá a elaborarse

Suena a un volumen atronador una de las canciones más experimentales de El Niño de Elche. Es la banda sonora escogida por Macarena de Castro para presentar su trabajo en Madrid Fusión, con un vídeo que quiere trasladarnos al entorno en el que se desarrolla su cocina: el norte agreste de la isla de Mallorca.

Hablamos de la música porque, como explica Pepe Barrena, De Castro pidió que cambiaran las canciones de su vídeo: quería poner lo que le apetecía, no lo que se suponía que pegaba.

Sin duda estamos ante una cocinera con personalidad, que basa toda su obra culinaria en el producto que le otorgan proveedores cercanos, presentando platos muy bien pensados, pero sencillos, con no más de tres o cuatro ingredientes. Pero que ingredientes.

De Castro ha presentado una versión de los clásicos espaguetis a la carbonara, que desarrolló para albergar un producto muy especial: un queso de yegua. Se trata de tipo de queso que solo se utiliza en algunas zonas de Rusia y Mongolia, pero que comenzó a trabajar por puro afán de experimentación uno de los proveedores de la cocinera.

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La elaboración del queso es tremendamente trabajosa. Una vaca puede producir unos 60 litros de leche al día, pero una yegua solo produce uno. Además, hay que ordeñar al animal constantemente, cada media hora, sin que los potrillos ni la propia yegua noten la presencia humana. Para obtener 100 gramos de queso se necesitan 7 u 8 litros de leche. Echen cuentas.

Obtener la leche es un trabajo azaroso, pero tampoco elaborar el queso es sencillo. Como explica la cocinera, la leche de yegua no tiene caseína y es muy alta en lactosa, y esto hace que la coagulación sea muy compleja.

El queso resultante, explica la cocinera, es muy especial (solo faltaría): tiene un sabor ácido, pero un retrogusto dulce. Su versión fresca era demasiado intensa, pero al dejarlo curar y rallarlo le vino la idea de utilizar el queso para hacer una carbonara. Un plato efímero, que solo estará disponible en el restaurante mientras dure el queso producido, pues su elaboración es tan compleja que no volverá a repetirse. “Buscamos esa intensidad, la máxima expresión en sabor”.

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Calabaza, ventresca y huevo de pato

Utilizar ese queso único para elaborar una carbonara convencional sería quizás un desperdicio. Y De Castro explica que quiere dar a todos sus platos una mayor personalidad. Los espaguetis convencionales son sustituidos por unos de calabaza tierna, de su propio huerto; el huevo que utiliza es de pato, también de su granja; y el guanciale del clásico plato italiano -un tipo de panceta de cerdo- se cambia por una ventresca curada en sal.

Las yemas de pato, que son mucho más ricas en gasa, más untuosas, se curan con un aceite esencial de hipérico, un arbusto balear que le da un toque cítrico a la mezcla (y, de paso, un aroma local).

Por lo demás, la elaboración del plato es muy sencilla. Se aliña la calabaza con aceite y sal, se añade la ventresca cortada en láminas, la yema con el aceite esencial y se termina en sala con el queso de yegua rayado.

El plato, explica De Castro, “estará un tiempo determinado en el restaurante, unos días”. Una buena muestra de su cocina radical con el producto.

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La croqueta española se rinde al pan rallado japonés: seis de las siete mejores croquetas de España se rebozan con panko

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La croqueta española se rinde al pan rallado japonés: seis de las siete mejores croquetas de España se rebozan con panko

Es uno de los iconos sagrados de la cocina tradicional española, pero el ganador del V Campeonato Internacional Joselito a la Mejor Croqueta de Jamón del Mundo ha sido Javier Ugidos, un chef toledano de cocina fusión, que envuelve la bechamel en panko. Y no es el único: seis de las siete croquetas finalistas del concurso, que se acaba de celebrar en Madrid Fusión, estaban rebozadas con este tipo de pan rallado japonés.

El chef del restaurante Tobiko -situado en el barrio de Ronda de Buenavista, fuera del casco histórico de la ciudad imperial-, ha asegurado a la prensa que su croqueta no tiene nada de especial: “La receta es normal, con su harina, su huevo, su mantequilla, su aceite y su jamón, pero trabajada con mucho cariño”.

El panko, claro, ya no es especial. Pese a que durante todo el concurso se ha insistido en el valor de la cocina tradicional, de las recetas de nuestras madres, del exceso de moderneces, etc, resulta que nuestra croqueta ya no es tan española. El panko, un invento japonés, desarrollado durante la II Guerra Mundial y que no lleva mucho más de una década utilizándose en España, se elabora sin corteza, lo que permite lograr un mejor crujiente. Adiós al discurso tradicionalista.

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Seis croquetas que hay que probar

El jurado, formado por los periodistas y gastrónomos José Gómez, Carlos Maribona, David Morales, Raquel Camacho y Miquel Antoja, ha asegurado, al menos en público, que el nivel era alto. Solo una croqueta ha tenido un fallo técnico con el aceite y ha quedado demasiado aceitosas.

La que prepara Ugidos en su restaurante de Toledo seguro está buenísima, pero miren si alguno de los finalistas les pilla cerca de casa, que es muy probable que merezcan una visita:

  • Álex Sampedro. El Recetario (Gijón, Asturias)
  • Víctor Membibre. Membibre (Madrid)
  • Dani Frías. Pro-Bar (Santa Faz, Alicante)
  • Carlos Arias. Emma Gastrobar (Suances, Cantabria)
  • Ricardo Campos. Nolasco (Zaragoza)

Mucho más que paprika y gulash: así se reivindica la nueva cocina húngara

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Mucho más que paprika y gulash: así se reivindica la nueva cocina húngara

Renovar la cocina sin perder las raíces tradicionales: ese es el discurso que parece guiar el trabajo de los grandes nombres de la cocina húngara actual. Nos decía José Carlos Capel que Hungría representa la despensa de la vieja Europa, pero el país centroeuropeo quiere reivindicar una gastromía renovada que también busca su hueco. Tradición y evolución, producto y técnica, identidad y multiculturalidad; Hungría tiene mucho más que ofrecer que sopas contundentes.

Por mucho que el gulash o gulyás sea un plato mundialmente conocido, y que el paprika se haya convertido en un icono, sería injusto reducir la cocina húngara a un par de tópicos. La proclamación de la nueva República en 1989 ha ido abriendo Hungría cada vez más al exterior, modernizando un país que vuelve a brillar con el esplendor de épocas pasadas. Y esa misma evolución se ve reflejada en la cocina, que sin embargo reivindica sus raíces con orgullo.

Una gastronomía propia y multicultural con gran riqueza de producto

La situación de Hungría, en pleno corazón de Europa, han definido su compleja historia desde antes de la dominación romana. Multitud de pueblos y culturas han pasado por sus tierras, imponiendo su poder o simplemente dejando su huella, creando así una identidad que bebe de muchas influencias, con la cultura magiar de las primeras tribus como base.

Budapest

La ocupación turca fue clave, la cual trajo muchos ingredientes hoy básicos de entre los que destacan el café, el pimiento y el pimentón, además de otras especias. El dominio de los Habsburgo, entrando Hungría a formar parte del Imperio Austrohúngaro, llevó técnicas y productos de otras cocinas europeas, como la francesa o la italiana.

El refinamiento de los gustos de la corte y la alta nobleza contrastaba con la Hungría más rural, que practicaba una cocina más humilde y basada en los productos locales de la tierra. El campo, las aguas dulces y, sobre todo, los frondosos bosques fueron y siguen siendo la base de la despensa del país, con una cocina muy especiada y rica en sabores intensos.

Gulash

Las sopas y platos de cuchara contundentes han marcado la cocina más popular de Hungría, pero en las últimas décadas se está viviendo una transformación que busca evolucionar para adaptarse a los nuevos tiempos. Las nuevas generaciones de cocineros reinterpretan las recetas de siempre aligerando los platos e introduciendo nuevas técnicas, pero sin renegar de sus raíces.

En Hungría están orgullosos de su historia, de su cultura y de su propia tierra, y quieren demostrar que se puede hacer cocina creativa y actual partiendo de la tradición. Y mostrar al mundo que la despensa húngara guarda muchos más tesoros que el pimentón o sopas calóricas y picantes.

El foie gras como icono: así se fusiona con la repostería húngara más tradicional

Pastel de foie

El joven Árpád Győrffy lideraba la primera ponencia que traía Hungría como país invitado a Madrid Fusión, acompañado del bartender Zoltan Nagy y la sumiller Sarolta Bárdos. Győrffy está al frente de la cocina de Kollázs, el bistró-bar del hotel Four Seasons de Budapest, donde quiere reinventar la cocina de su país introduciendo nuevas técnicas y elementos que ha aprendido viajando por el mundo. Pero siempre a partir de los ingredientes más emblemáticos húngaros.

No había nada de pimentón en su propuesta; la base del plato que preparó en el auditorio partía del foie gras, un producto del que en Hungría están muy orgullosos y que representa la cocina tradicional de más prestigio, ligándolo al trabajo de oficio artesanal. En esta ocasión el foie se adentra en el terreno más dulce en su reinterpretación de otro pilar de la gastronomía húngara, la repostería.

El chef planteó elaborar una tarta Diótorta con el foie como protagonista, además de otros ingredientes tradicionales y locales. El pastel en cuestión es una tarta de capas con gran presencia de la nuez, un postre muy típico en cualquier pastelería o casa que el cocinero eleva introduciendo un juego de texturas y matices aromáticos.

Győrffy insiste mucho en la importancia de usar ingredientes locales, de cocinar con productos de proximidad y de estación, pero elevándolos. Por ejemplo, en el restaurante recolectan nueces verdes que dejan macerar durante meses en un almíbar aromático , dándoles un color negro muy llamativo además de una textura tierna y muy dulce.

El pastel va cobrando forma alternando capas de masa con miel de acacia, terrina de foie, nueces y mousse de foie, rematando con una cobertura de café de filtro etíope con Pedro Ximénez. El plato se completa con las mencionadas nueces, un sirope afrutado de albaricoque y naranja, chocolate, gelatina de membrillo, flores... Todo para equilibrar la potencia del foie y dar mayor cromatismo al plato.

Dependiendo de la intensidad de los sabores dulces bien podría servirse como bocado o plato de un menú fuera del postre. Concluye el chef que siempre tiene presente todo el trabajo de expertos y artesanos que han hecho posible cada uno de los ingredientes que ha utilizado; el cocinero es solo el último eslabón, la punta del iceberg de muchos profesionales.

El lado salvaje de Hungría, la caza y la tierra

Eszter Palagyi

Se dice de la también joven Eszter Palágyi que lidera la revolución culinaria húngara, y lo hace también desde el amor por la tradición y los productos de la tierra. En el año 2015 entró a liderar la cocina del restaurante Costes de Budapest, que en 2010 consiguió la primera estrella Michelin del país. Su estilo se define como juguetón, sorprendiendo en su reinterpretación de los platos populares y el uso de los ingredientes locales.

Palágyi creció rodeada del lado más artesanal y hogareño de la cocina, también del lado más "salvaje" por la afición de su padre a la práctica de la caza. La exuberante naturaleza húngara presume de bosques frondosos de gran riqueza cinegética, y la caza mayor es otro de los pilares de su tradición culinaria.

Ciervo con apionabo

Por eso quiso traer una pieza de ciervo al auditorio de Madrid Fusión, refinando la carne de caza en un plato complejo por la cantidad de ingredientes y pasos previos que pide antes del emplatado final, en el que intervienen multitud de productos.

Insiste mucho en la importancia de saber manipular correctamente la carne roja de caza para convertirla en un bocado realmente sabroso; en este caso el filete necesita macerar en una reducción de vino tinto y salmuera un mínimo de cuatro horas para suavizar el sabor y la textura.

Hungría

Da forma cilíndrica a la carne y la envuelve en una plancha de bizcocho con aromas herbáceos, y se asa antes de cortar en medallones. El plato se completa con vegetales típicamente húngaros, de los que siempre procura aprovechar todas sus partes. El apionabo se convierte así en tallarines bañados en una salsa espumosa y en bellos chips crujientes con forma de delicadas hojas.

La conexión con el bosque y la naturaleza continúa en el glaseado final, que aplica con una ramita de pino a modo de pincel, y decora el plato con pequeñas piñas. La propuesta del barman Zoltan Nagy coge el testigo y prepara dos cócteles para acompañar el plato, con y sin alcohol, usando aderezos naturales que introduce en un pequeño cono; casi parece más bien una maqueta de bosque en miniatura.

Copas

Los licores de hierbas y frutas completan la oferta gastronómica húngara con los prestigiosos vinos de la región de Tokaji, como explicó la sumiller y enóloga Sarolta Bárdos. Aunque no son los únicos caldos que se producen en Hungría, sin duda sobresalen los más dulces y aromáticos.

Fotos | Madrid Fusión - upircek - blizniak en Pixabay

El restaurante 'hippie' en el que la élite de Silicon Valley se gasta en una cena para dos lo que cuesta un iPhone

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El restaurante 'hippie' en el que la élite de Silicon Valley se gasta en una cena para dos lo que cuesta un iPhone

Una granja de 70 hectáreas. Un hotel adyacente con cinco habitaciones de lujo. Y una cocina que ha alcanzado las tres estrellas Michelin en tan solo tres años.

Hablamos de SingleThread, el restaurante de moda en California que ha alcanzado el estrellato con una fórmula tan efectiva como estudiada: vender un discurso neohippie a los hijos y nietos de la generación que luchó contra la guerra de Vietnam, ahora adinerados miembros de la élite de Silicon Valley.

Sus responsables, Kyle y Katina Connaughton, se conocieron siendo adolescentes en un concierto de punk-rock. Él es un chef con currículum intachable: discípulo de Michel Bras –para quien cocinó en su segunda localización, en Hokkaido, Japón– y de Heston Blumenthal –fue jefe de cocina en The Fat Duck–. Ella es una apasionada de la agricultura y la jardinería, obsesionada con la sostenibilidad y lo ecológico.

El matrimonio ha estado de visita en España para participar en Madrid Fusión, donde Kyle dio una ponencia en la que no dijo una palabra sobre gastronomía: lo decisivo de SingleThread, entendemos, es su concepto.

Single Thread Mf El matrimonio, durante su presentación en Madrid Fusión.

“Creemos que los viajeros están buscando experiencias por encima del lujo, quieren experimentar autenticidad”, asegura Connaughton. “No queremos que la gente diga que tenemos buena comida, vino o servicio, sino que lo ha pasado bien, que ha disfrutado su tiempo aquí”.

Esta autenticidad tiene un precio: 275 dólares el menú (sin impuestos ni servicio), 185 el maridaje, 50 dólares la botella más barata de una carta de vinos en la que la mayor parte de referencias no pasan de los 100, y entre 800 y 1500 dólares la habitación.

Recorte3 El restaurante tiene una granja adyacente.

Acercar a los pijos al campo

SingleThread ocupa un nuevo edificio levantado en un pequeño pueblo del condado de Sonoma, una región vitivinícola situada a una hora de la bahía de San Francisco.

Es el primer proyecto de Connaughton, que tiene ya 42 años, como propietario, pero es el resultado de varios años de planificación, dos de construcción y una inversión de varios millones de dólares, según explica The New York Times. “Pudimos construir el edificio con nuestras necesidades exactas”, asegura el chef.

Recorte2 El matrimonio diseñó cuidadadosamente el edificio que alberga el hotel y restaurante.

El hotel tiene una estética japonesa, de madera oscura, y el comedor está decorado en tonos neutros, con mesas bien espaciadas. El diseño interior es obra del estudio AvroKO Design, de Nueva York. Los jarrones que decoran las habitaciones, así como buena parte de la vajilla que se usa en el restaurante, están fabricados por la familia Nagatani de Iga (Japón), la octava generación de una respetada estirpe de ceramistas.

El restaurante y el hotel, insiste Connaughton, son una prolongación de la granja, en torno a la que gira todo el concepto: “No solo producimos todos los vegetales, huevos, aceite de oliva, fruta, hierbas, vino y frutas que se sirven en el restaurante, además damos biodiversidad a la zona. Es muy importante dar diversidad a la agricultura, creando un ecosistema completo. Estamos en contra del monocultivo. Nos centramos en el suelo y la sostenibilidad, para poder dar de vuelta a la tierra lo que nos ha dado”.

Recorte5 El comedor tiene una estética japonesa.

Un menú de alta cocina

El menú, explica el chef, cambia constantemente en función de los productos disponibles en la granja, cuya temporada dividen en 72 microestaciones. Los alimentos de la propiedad configuran una propuesta de 11 platos, modelables según las restricciones alimentarias de cada comensal –se sirve, claro, un menú para veganos-.

La cocina de Connaughton está basada en el kaiseki, la comida con la que se acompaña la ceremonia del té japonesa, formada por muchos platos servidos en porciones pequeñas. La influencia de la cocina oriental está muy presente, sobre todo en los fermentados (y también en la vajilla), pero el cocinero no renuncia a elementos clásicos de la alta cocina occidental, como el caviar o el foie gras.

Recorte4 El menú está compuesto por prqueños platos que se comparten.

La comida, no obstante, no parece lo decisivo. “Cuando los comensales vienen de San Francisco, o de todo el mundo, queremos que experimenten no solo Sonoma, sino también ese momento del tiempo”, explica Connaughton al auditorio de Madrid Fusión. “No solo van a probar un puñado de bocados que vienen de nuestra granja o de la costa que nos rodea, sino también van a sentir ese tiempo”.

La comida se adorna con flores escogidas por los cuatro jardineros que emplea el establecimiento a tiempo completo. “Lo que hace Katina es traer lo que ve fuera a dentro”, puntualiza el chef.

Katina Katina trabajando en la granja.

Además de sostenibilidad y autenticidad Connaughton usa otra palabra comodín de esas que gustan en el ecosistema del valle del Silicio: “transparencia”.

“Todo lo que usamos es de nuestra comunidad, soportamos un sistema mayor alrededor nuestro”, explica el cocinero. “Esto exige ser transparentes con nuestras decisiones. Transparencia tiene que ver también con que nuestra cocina esté abierta, que se vea todo. Los comensales pueden venir a la cocina, hacer preguntas, ver cómo cocinamos, los ingredientes que usamos, la profesionalidad del staff. Es parte de la experiencia”.

Una experiencia que los comensales pueden compartir en sus redes sociales antes de volver a la región con los alquileres más caros del mundo, en la que el 30 % de la población, unas 800.000 personas, depende para vivir de las ayudas sociales, públicas o privadas.

Imágenes | SingleTreads(Eric Wolfinger/Garrett Rowland/Sally Egan)/Madrid Fusión

Poesía dulce: el alma gemela de la primer mujer 'triestrellada' de EEUU cuenta historias con sus complejos postres

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Poesía dulce: el alma gemela de la primer mujer 'triestrellada' de EEUU cuenta historias con sus complejos postres

Abrió en 2011 en pleno San Francisco con tan solo ocho mesas, una filosofía de trabajo algo polémica y un éxito casi inmediato. La primera estrella Michelín para el Atelier Crenn llegaría ese mismo año y acaba de recibir la tercera, convirtiendo a su chef y propietaria, Dominique Crenn, en la primera mujer que logra tal reconocimiento. Y cuenta con un cómplice que lleva su poesía culinaria a un mundo dulce de fantasía.

Es Juan Contreras, chef pâtissier del Atelier, compañero inseparable y, en palabras de la propia Crenn, su alma gemela profesional. La sinergia de trabajo que comparten desde que se conocieron ha convertido al restaurante en uno de los más prestigiosos del mundo, no sin levantar algunas ampollas en la industria.

Como máximos exponentes del concepto Farm to table que distingue el panorama gastronómico de San Francisco, ambos cocineros fueron invitados a Madrid Fusión en representación de esa corriente ecologista de la que nos hablaba Capel. Siguiendo un poco la línea de Single Thread, pero sin rozar tanto la pretenciosidad experiencial y centrándose más puramente en la cocina, la propuesta de Atelier Crenn se basa en dos premisas muy claras: la memoria y el producto de la tierra.

Atelier

Quizá suena contradictorio enfatizar lo ecológico en un menú de 335 dólares -sin maridaje-, pero el conceptoque mueve a Crenn y Contreras va más allá de solo potenciar el producto local de temporada. Su cocina es de una sensibilidad extrema, elegante, estudiada y medida hasta el más mínimo detalle, en el que nada está fuera de contexto.

Los platos tienen que contar una historia y evocar la memoria, reconectando al comensal con la naturaleza de la tierra. Sus propuestas siempre se han ganado los elogios de la crítica por la perfección técnica en la ejecución sin caer en artificios innecesarios, con emplatados de gran belleza, sugerentes, pero restar nunca el sabor del producto.

Atelier Crenn

Y esa misma filosofía se traslada a los postres, con una propuesta dulce dirigida por Contreras que comparte su visión de la cocina. En su ponencia para Madrid Fusión, Crenn quiso ceder todo el protagonismo a su compañero, quizá porque la repercusión mediática del Atelier se centra siempre en su figura como mujer. Pero, como siempre defiende, el éxito del restaurante es resultado de un trabajo de equipo.

El restaurante como una familia unida y el éxito como plataforma de visibilidad

Dominique Crenn recibió en 2016 el galardón de Mejor Cocinera del Mundo por The World 50’s Best, reconocimiento que inicialmente no supo muy bien cómo digerir. Sin embargo, prefiere ver el lado positivo de todo el éxito mediático que está obteniendo, como una plataforma de visibilidad que le permite difundir su trabajo, como mujer y como profesional preocupada por el aspecto social de la alta cocina.

Los premios y el éxito mediático son una plataforma de visibilidad

"El mundo gastronómico sigue siendo masculino, y continúa habiendo mucha ignorancia en cuanto al papel de la mujer", declaró en Madrid Fusión, y aunque el panorama está cambiando poco a poco, aún queda mucho camino por recorrer, también en términos generales de diversidad, porque, considera, el problema de base es social.

"Nuestra responsabilidad con respecto a la gente que trabaja con nosotros, y no para nosotros, es que queremos que sean buenos seres humanos, personas decentes que entiendan que hay que ser respetuosos con los demás y con el mundo que nos rodea. Para nosotros no es importante cocinar bien si no eres una buena persona."

Subrayan la importancia del trato humano y de construir lazos familiares y emocionales con todos los miembros de su equipo, considerando a cada trabajador como individuos que tienen su propia vida fuera de las cocinas. Crenn quiere invertir en las personas con las que trabaja, garantizando un sueldo digno y horarios decentes, aunque eso suponga limitar el margen de beneficio. "Tratamos a la gente como todos queremos ser tratados", repite la chef en las entrevistas.

Contando una historia muy dulce: memoria y producto

Atelier Crenn

Juan Contreras tenía claro desde muy joven que quería dedicarse a la cocina, al contrario de su compañera, quien inicialmente pensó estudiar fotografía. El cocinero, natural de Los Ángeles, se empeñó en trabajar con Crenn cuando la chef entró al equipo de Luce, en San Francisco, y la conexión entre ambos fue instantánea. Tras un año formándose en cocinas de todo el mundo, volvieron a unirse para emprender su propio proyecto, abriendo Atelier Crenn en 2011.

Como jefe de pastelería del restaurante, Contreras se plantea cada postre con la misma relevancia que los demás platos del menú degustación. Todo tiene que contar una historia, y la forma de lograrlo era conectando con el pasado y el propio entorno. Algunos platos enfatizan la memoria y otros ese nexo con la tierra y el producto.

Atelier Crenn

La naturaleza juega un papel clave, especialmente la bahía, el bosque y las plantas que lo habitan. Y junto al pilar botánico destaca el profundo trabajo del mundo de las abejas, de cuya problemática no son ajenos. Recalcan a menudo la necesidad de concienciar a su equipo en el propio entorno, en tratar de ser sostenibles cada día en su trabajo, al menos respetando y honrando cada ingrediente que otorga la tierra.

"La industria culinaria es una de las responsables del cambio climático"

"La sostenibilidad no puede ser cuestión de tendencias", afirmó Dominique Crenn después de la ponencia. Reconocen que la cocina y la industria culinaria en general tienen un gran impacto en el cambio climático, y como chefs tienen una gran responsabilidad en el trato a la naturaleza. "Tienes que saber qué pones en el plato, de dónde viene el tomate que estás cocinando, y ser consciente de las consecuencias que tiene tu trabajo".

Muchos platos surgen de la inspiración más experiencial, como un simple paseo por el bosque -literalmente crearon una propuesta llamada A walk in the forest- o una pera en el suelo -A pear found underground-. Y junto a todo ello, la memoria: la cultura hispana de Contreras, el mundo maya, los viajes por tierras exóticas. Un trabajo que recuerda mucho a lo que ya mostró Albert Adrià con su libro 'Natura', publicado en 2008.

Postre de coco

Detrás de cada postre hay un largo trabajo de conceptualización que ya empieza en el diseño de la vajilla, o más bien soporte. El 90% de los utensilios de emplatar los diseñan y elaboran ellos mismos, creando una puesta en escena única que a veces parece pecar de excesiva. Dicen querer crear marcos que realcen el plato, aunque en ocasiones el soporte es tan vistoso que quita protagonismo a la parte gastronómica, rozando el límite con la escultura conceptual.

La vajilla se convierte en un marco para exhibir el plato como un poema visual

A medio camino entre un plato y una peana de exhibición, vemos la base del postre-homenaje de miel y polen que preparó Contreras en Madrid, recreando los paneles de miel con madera de nogal. Combina diferentes técnicas, texturas, aromas y sabores en un postre muy botánico, ligero, fresco, sin gluten y sin lactosa, algo que intentan mantener siempre en las recetas.

Esas características las mantiene el segundo postre, con el coco como protagonista. De nuevo exhibiendo la obsesión técnica por el detalle, Contreras logra recrear la cáscara natural de la fruta creando una esfera completamente comestible a base de ingredientes obtenidos del propio coco. En su interior, un juego de mousse, sorbetes, frutas y otros elementos montados a modo de parfait.

Nos quedamos con las ganas de ver en acción a Dominique Crenn, pero los postres de Juan Contreras representan muy bien ese concepto de crear poesía culinaria mediante el perfeccionismo técnico. Cada plato cuenta una historia, que quizá el comensal no logre captar a la primera sin ponerle en contexto, igual que ocurre con muchas propuestas de arte contemporáneo.

Fotos | Madrid Fusión - Atelier Crenn


Tres por cuatro: el restaurante que se gasta el dinero en dar bien de comer (y ni un duro en mobiliario)

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Tres por cuatro: el restaurante que se gasta el dinero en dar bien de comer (y ni un duro en mobiliario)

La tendencia de abrir restaurantes dentro de mercados lleva décadas afianzándose en Europa. Es una buena forma de traer público joven que había abandonado estos espacios en favor de los supermercados y, además, de alargar su horario útil.

Dejando a un lado los mercados más pensados para el público turista, en Madrid hace ya tiempo que Vallermoso se ha afianzado como un destino gastronómico en toda regla, con restaurantes tan recomendables como Kitchen 154 o Tripea, y poco a poco su modelo se va a extendiendo a otros lugares, como el mercado de Torrijos, situado en Goya. Allí abrió sus puertas hace poco más de un año Tres por Cuatro, la primera apuesta como propietario del chef Alex Marugán (en la foto, a la derecha, junto al resto de su equipo), antes jefe de cocina de Barra M.

“Pensé en abrir algo, pero económicamente era inviable”, explica Marugán a Directo al Paladar. “Este local nos llegó de rebote. La anterior propietaria era una amiga de mi novia. El mercado estaba un poco muerto gastronómicamente hablando, pero haciendo un planteamiento y viendo cómo podíamos llevarlo adelante salían las cuentas”.

Y hay que agradecer que así sea. Tres por cuatro es uno de esos restaurantes en los que se sigue comiendo bien por poco dinero, en los que todo el esfuerzo se centra en ofrecer buena comida de mercado y buenos vinos, no un escenario en el que hacerse fotos para Instagram.

Tres Cuatro 3 Coliflor rustida con especias marroquíes y crema de mejillón escabechado.

El puesto del mercado en el que está alojado el restaurante es minúsculo, así que las mesas se extienden por la zona común de éste, con sillas y mesas plegables, y vajilla de Ikea. Y no se hace así por cutrerío, sino por convicción, con la idea de que faltan sitios en los que comer bien por menos.

“Aquí lo importante es lo que está en el plato”, explica Marugán. “Intentamos que el sitio sea agradable, pero lo importante es lo que vayas a comer y a beber. Mi margen de beneficio es mínimo, para cubrir y ganar poco, pero creo que en Madrid se está abusando demasiado. No estamos aquí para hacernos ricos, sino para hacer las cosas bien y lo que nos gusta. No es un negocio con el objetivo de crecer económicamente, si no de darnos a conocer, que la gente venga y coma bien sin que le sangre el bolsillo”.

En Tres por Cuatro se come y se bebe de maravilla por en torno a 30 euros, algo casi imposible de lograr en Madrid hoy en día.

Tres Cuatro 4 Taco casero de pollo de corral al vino tinto.

Cuatro estaciones, cuatro cartas

Marugán asegura que apuesta por una “cocina de mercado 100%”. El producto que llega es fresco siempre, asegura, “y en el 90 % de nuestro país y en su mejor momento”.

En la carta, que cambia cada tres meses, en cada estación, combina platos españoles clásicos con otros de clara influencia mexicana, pues Marugán viene de trabajar este tipo de cocina, que domina a la perfección. Las únicas propuestas fijas durante todo el año son los callos, los tacos y la tarta de queso, tres de los platos estrella del local.

Es curioso comprobar como un restaurante que a primera vista no tiene nada de mexicano sirve uno de los mejores tacos de Madrid. El secreto reside en las tortitas, que se amasan a diario en el restaurante y se preparan a la plancha para cada pedido. El relleno, delicioso, va cambiando en función de la temporada, pero como apunta Marugán, no sin razón, “sin esa tortilla no estaría tan bueno”.

Tres Cuatro 6 Fritos de merluza con su mayonesa de lima.

En la carta encontramos algunos platos de lo más clásico. En nuestra visita pudimos probar unos fritos de merluza con mayonesa de lima –muy bien cocinados–, una tortilla guisada en salsa verde –rica, aunque no para tirar cohetes– y unos callos con pata y morro, bien picantes.

“Esta carta es en la que menos me he comido la cabeza a la hora de hacer cosas diferentes”, reconoce Marugán. “Cuando algo funciona es por algo y es un acierto”. El cocinero quiere recuperar platos clásicos como la tortilla guisada –“que la hacen en Casa Dani y poco más”– o unas buenas delicias de merluza, que siempre triunfan. En el futuro quiere recuperar otro plato viejuno tan reivindicable como las patatas a la importancia, que “cada vez se ven menos”.

Tres Cuatro 5 Trigo en paella con verduras de invierno.

Una paella de trigo, una tarta de nota

La apuesta de Marugán por algunas recetas clásicas no implica que en la carta no encontremos sorpresas. El plato que más éxito tuvo durante nuestra cena fue la paella de trigo con verduras de invierno, donde este cereal sustituye al arroz.

“Al final la paella es el utensilio, no el plato”, puntualiza el cocinero preguntado por lo que muchos valencianos consideran seguro un sacrilegio. “Lo comí en un restaurante muy pequeño de Cantabria de guarnición, y me gustó mucho. En Sudamérica lo utilizan mucho, pero aquí no acostumbrados. Sorprende igual que hace ocho años comer quinoa”.

Hay que decir, no obstante, que el acierto del plato no es tanto el trigo, sino el fondo de verduras reducido durante toda la noche con el que se cocina, un trabajo que denota oficio. Eso y las alcachofas, brócoli y habas que lo acompañan.

Tres Cuatro 7 Strogonoff de presa ibérica.

Otro plato que se sale un poco de lo convencional es un strogonoff de presa ibérica, en la que esta exquisita pieza del cerdo –marca Joselito– se acompaña con un guiso de champiñones al estilo strogonoff, pero presentado como guarnición. “Es una pieza espectacular y pasarla de punto es un crimen”, explica el cocinero. Era un plato muy logrado.

Para acabar no podemos dejar de hablar de los postres y, sobre todo, de la tarta de queso que se sirve todo el año en el restaurante. Este es el único plato que Marugán deja en manos de su pareja, Clara Pérez Villalón, cocinera que se dio a conocer por su paso en Masterchef y es hoy una conocida influidora gastronómica.

Tres Cuatro 8 La famosa tarta de queso de Clara Pérez Villalón.

En Directo al Paladar ya hablamos de las bondades de esta tarta, y os explicamos paso a paso su receta. Se trata de una adaptación de la clásica elaboración del restaurante santanderino Cañadío que, como apunta Maruga, ha ido copiando todo el mundo, pero que Pérez Villalón borda.

Marugán no niega que el empujón que su pareja ha dado al restaurante en las redes sociales ha ayudado a darlo a conocer. “Me ha ayudado, sería absurdo negarlo”, reconoce. “Yo soy cocinero, pero no entendía lo que pasaba alrededor del mundo gastronómico. Estaba out. Pero en la cocina no se mete, solo le doy a probar las cosas a ver si le gustan, pero no siempre le hago caso”.

Qué pedir: No te pierdas los tacos, los callos ni la tarta de queso. Marugán tiene también muy buena mano con las verduras. Aprovecha también para probar nuevos vinos: están muy bien de precio.

Datos prácticos
Dónde: Mercado de Torrijos. Calle del General Díaz Porlier, 8 (Madrid)
Precio medio: En torno a 25/30 euros.
Reservas: 687 268 432
Cierra domingo y lunes. Martes solo comidas.

Si te gustan los ahumados y marinados Kuc es tu restaurante (y el arenque será tu plato favorito)

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Si te gustan los ahumados y marinados Kuc es tu restaurante (y el arenque será tu plato favorito)

Llevar el apellido de un gran cocinero no es sencillo, sobre todo si te dedicas al mismo negocio. Que se lo pregunten a Elena Arzak, que siempre será la hija de Juan Mari, o al cocinero que hoy nos ocupa, Unai Camba, hijo de Iñaki Camba y, hasta hace menos de un año, su mano derecha en Arce, uno de los restaurantes fundamentales en la historia reciente de la gastronómica madrileña.

Partiendo de esas cocinas, se esperaba mucho de Kuc place to be, el restaurante que Unai ha abierto junto a su socia Cristina Ybarra en el madrileño barrio de Chueca. Pero haríamos mal en compararlo directamente con Arce porque, aunque ni es posible ni es recomendable olvidar lo que uno ha aprendido, Kuc no quiere ser una especie de filial algo más asequible de la casa paterna.

Kuc Portada Unai Camba y Cristina Ybarra.

Iñaki Camba ha sido el gran maestro de la cocina de caza, cuyo legado tan bien defienden sus discípulos César Martín en Lakasa, Álvaro Castellanos en Taberna Arzábal, Marian Reguera en Taberna Verdejo o Saúl Sanz en Treze. Pero Unai tiene claro que no quiere que le cuelguen ninguna etiqueta.

“Tengo uno o dos platos de caza en el menú, pero no quiero encasillarme”, explica a Directo al Paladar. “A mi padre cuando se pasaba la temporada de caza le machacaban”.

Al igual que en Arce, en Kuc domina una cocina de producto, bastante tradicional, pero con toques modernos (que no hípsters) y un toque, eso sí, más desenfadado. La carta del restaurante está pensada para compartir (casi todos los platos se ofrecen en medias raciones) y encontramos propuestas para todos los gustos, pero sin caer en el “todo vale”.

Kuc6 Pez limón con vinagreta de salpicón y encurtidos.

Pasión por los ahumados y salazones

Si algo destaca en Kuc es la obsesion de Unai por ofrecer productos caseros que en la mayoría de los restaurantes se compran fuera. Es especialmente notable el caso de los salazones y ahumados, que el cocinero domina a la perfección.

Tuvimos ocasión de probar un arenque marinado que estaba delicioso (y eso que no suelo ser muy fan de los arenques). Estaba tremendamente suave, y no necesitaría siquiera la compañía del puré de apionabo y la cebolla encurtida con el que se servía. También en esta línea nos encantó el pez limón, marinado en la casa y acompañado de una vinagreta de salpicón y encurtidos. Buenísimo.

Kuc3 Tartar de gamba roja.

Destacable también el tartar de gamba roja, sazonada en crudo con lima, limón, jengibre, pimienta, cebolleta y yema de huevo; así como los mejillones al curry en Tajín, de pequeño calibre y con una salsa de toma pan y moja. Como aperitivo probamos uno de los productos estrella de la casa, la trufa líquida: una yema de huevo con aceite de trufa casero –algo que el chef se esforzó en recalcar, después de que varias críticas le hayan culpado de usar aceite sintético– recubierto con polvo de trompeta de los muertos. No me emocionó, pero estaba buena.

Kuc2 Las "trufas líquidas".

Me parece que es en los platos más clásicos donde Unai se luce –quizás porque últimamente se ven menos–, como es el caso de las “verduras de invierno”, un sencillo plato de verduras confitadas, conformado en nuestra visita por cardo, alcachofa y cebolla, en el que cada hortaliza se confita por separado hasta alcanzar su punto perfecto, para mezclarse luego en sartén. Acompañaban a las verduras una salsa de almendras muy rica y una sal de vino que Unai prepara también en casa.

Kuc5 Verduras de invierno. Muy buenas.

Nuevas incorporaciones a la carta

En nuestra visita pudimos probar algunos platos que se acaban de incorporar a la carta de Kuc. Es el caso del huevo poché cocinado a baja temperatura con camarones, espinacas y rúcula fritas y torreznos en polvo (cuyo sabor no llegue a notar) y el cordero confitado, con puré de orejones y salsa ravigote, que estaba francamente suave. Me sigo quedando, no obstante, con los marinados.

Kuc7 Cordero confitado con puré de orejones y salsa ravigote.

En la comida, bastante notable –regada por unos vinos muy bien seleccionado, de bodegas poco conocidas y a buen precio–, falló el postre, que no nos dijo nada. Probamos un milhojas con crema pastelera y frutos rojos y una tarta de queso, ambos caseros, pero muy planos.

Hay que apuntar que Kuc apuesta por una cocina continuada, que opera de las 10 de la mañana a la media noche, y cuenta con una carta corta cuyos platos se pueden pedir a cualquier hora y que incluye los ahumados y el arenque, así que no dudaría en ir a probarlos aunque fuera como aperitivo.

Qué pedir: todas las salazones, marinados y ahumados, los mejillones al curry y las verduras. El pichón no lo probamos, pero estoy seguro de que está buenísimo.

Datos prácticos
Dónde: Calle Santo Tome, 6 (Madrid)
Precio medio: En torno a 40/50 euros.
Reservas: 912 10 87 09 y en su página web.
Cierra domingo y lunes.

La Virgen 154: una historia de amor entre costillas coreanas y cerveza madrileña

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La Virgen 154: una historia de amor entre costillas coreanas y cerveza madrileña

Jaime y Chicho se conocieron en el madrileño mercado de Vallermoso. El primero tenía un puesto de cervezas artesanas, uno de los primeros lugares en los que comercializó La Virgen, la marca madrileña que es hoy uno de los pesos pesados del mundo cervecero. El segundo, abrió uno de los restaurantes que ha hecho de este antiguo mercado uno de los puntos neurálgicos de la gastronomía madrileña: Kitchen 154.

“Teníamos los puestos al lado y así surgió una historia de amor. Ellos se bebían nuestra cerveza y nosotros nos comíamos su comida”, explica Jorge en la inauguración de La Virgen 154, un enorme espacio de 350 metros cuadrados, situado en la zona de Ponzano, que viene a ser la culminación de su amistad, pero también de su éxito.

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Kitchen 154 comenzó su andadura en 2013, cuando Chicho, Álex y Cristian decidieron llevar su pasión por la comida asiática, y en particular los sabores picantes, a un food truck. En 2014 abrieron el restaurante de Vallehermoso, que fue un éxito inmediato; después un local en Malasaña, centrado más en los sabores indios; y ahora se alían con La Virgen para presentar una carta centrada en los sabores malayos –“que tienen lo mejor de la India, China y la propia Malasia”, asegura Chicho–.

La Virgen empezó produciendo 48.000 litros anuales en 2011. Solo cuatro años después, abrió una nueva fábrica en las Rozas, con capacidad para sacar de entrada al mercado 400.000 litros al año. En 2017 ABInbev, el mayor grupo cervecero del mundo, que cuenta con marcas como Budweiser, Corona, Stella Artois o Beck's, adquirió la compañía, una compra que (a buen seguro) tiene que ver con la inversión necesaria para abrir un local como el que nos ocupa hoy.

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Precios sostenidos, mesas corridas

Viendo la trayectoria de ambas empresas podríamos haber imaginado uno de estos dos escenarios: la apertura de un restaurante o bar más fino en el que explotar su reputación con precios más elevados o la elección de un modelo de cadena, ajustando más los precios del producto y estandarizando la cocina para que se adaptara a un público más amplio.

Aunque no sabemos si se extenderá a nuevas ubicaciones, desde luego La Virgen 154 no parece encajar en ninguna de estas opciones. Mucho mejor, claro. La cerveza, que se trae desde la fábrica de La Virgen en camiones cisterna, tiene un precio de cuatro euros la pinta, un regalo tratándose de una cerveza artesana de calidad. Y la comida, que también se mantiene en un precio ajustado –12 euros los platos principales–, no hace una sola concesión a los paladares mainstream.

En la carta encontramos una ensalada de oreja, curris juguetones o bocadillos de cerdo al estilo chino, todo regado por salsas picantes caseras –que, por cierto, planean comercializar en breve–.

Lavirgen2 Fantásticos Siao Mai.

Entre los hits de la cocina se encuentra una selección de Siao Mai, unos dumplings chinos que en La Virgen 154 se sirven en su versión malaya, con oreja, ternera y langostinos, langostinos solos; y pechuga de pollo y patata en curry malayo. Buenísimos.

Lavirgen3 Codillo khao kha moo.

También nos resulto excelente el codillo khao kha moo, cocinado a baja temperatura y acompañado de huevo encurtido, kailán y arroz. Muy rico.

El mejor plato sigue siendo, no obstante, las costillas coreanas, la única receta que sirven en los tres restaurantes del grupo, por razones más que evidentes. Y es que es un escándalo. Ya hablamos de ella en estas páginas: se cocina a baja temperatura (80 grados centígrados) durante doce horas y se embadurna en una salsa barbacoa que puede recordar a la clásica americana, pero es genuinamente coreana, menos dulce, algo picante y elaborada a partir de salsa de soja. Como guarnición, kimchi casero, y cebolla y pepino encurtidos.

Lavirgen4 Las costillas a la barbacoa coreana siguen siendo el hit absoluto.

Una comida excelente para degustar en un ambiente muy informal: el espacio, un antiguo garaje, es totalmente diáfano, solo tiene mesas corridas que hay que compartir, una cocina a la vista y una enorme barra. Un ambiente de comedor de batalla que le va de maravilla y que permite de disfrutar de una gran comida regada de buena cerveza por, calculamos, no más de 30 euros. Un acierto.

Qué pedir: los Siao Mai, las costillas coreanas y la cerveza 360º Pale Ale.

Datos prácticos
Dónde: Calle José Abascal, 11 (Madrid)
Precio medio: En torno a 30 euros.
Reservas: 910 57 77 28
Cierra lunes.

Los hermanos Aparicio pasan a otra liga con Salino: arroces, guisos y una de las mejores carnes del mundo

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Los hermanos Aparicio pasan a otra liga con Salino: arroces, guisos y una de las mejores carnes del mundo

La pareja formada por los hermanos Javier y Paco Aparicio es uno de los tándems gastronómicos que más ha dado que hablar en el panorama madrileño de los últimos años.

Paco era director de comunicación de Opel España, un puesto que, como explica a Directo al Paladar su hermano Javier, le llevó a comer a los mejores restaurantes del mundo. “Era un sibarita”, asegura. Pero, cansado del mundo del motor, decidió hacer un curso de sumiller y unirse a su hermano, cocinero, para abrir su primer restaurante, Cachivache, en 2013, al que siguió La Raquetista, en 2015.

Seis años después de su estreno en el mundo de la restauración, las tabernas de los hermanos Aparicio están siempre hasta arriba, gracias a una cocina muy variada, pero con los pies en el suelo. En su nuevo restaurante, Salino, pretenden seguir evolucionando, pero dando un salto en calidad que les permita jugar en la primera división.

Sin moverse del barrio de El Retiro, donde está también La Raquetista, los hermanos han encontrado un gran espacio, en el que pueden ofrecer la experiencia de un restaurante con todas las letras, con una participación mayor del camarero en sala –que tiene un espacio que antes no tenía para preparar los platos en la mesa– e, incluso, la posibilidad de montar un pequeño centro de investigación, en el que ya están trabajando.

Salino Comedor

En la carta encontramos un poco de todo. “Muchos restaurantes se están especializando en una cosa, pero yo soy un cocinero más generalista”, explica Javier Aparicio a Directo al Paladar. “Me encanta no renunciar a nada. Me gusta el guiso, el fondo, que os platos tengan un sentido, de la cocina de mi familia, los viaje que hacemos, influencias de otros cocineros… Al final creo que la cocina es algo muy bonito y tenemos que intentar ofrecer una variedad y pasárnoslo bien. Me encanta la cocina asiática, la cocina americana y no quiero renunciar a muchas cosas que sé hacer”.

Torrezno Los famosos torreznos de La Raquetista, unos de los mejores de Madrid.

Una carta variada, pero excelente

Abre el menú una selección de tapas madrileñas, que también se pueden pedir en la barra del local (en la que se sirve una carta reducida). En ella encontramos los famosos torreznos de la Raquetista, cocinados durante 12 horas a baja temperatura y presentados con la corteza aparte, uno de los pocos platos que comparten los tres restaurantes de los hermanos.

Sorprende entre los aperitivos el taco de gallinejas, un homenaje a uno de los productos más típicos de Madrid, injustamente olvidado. “Se ha ido perdiendo porque los platos no se han adaptado al gusto actual, son fuertes y pueden llegar a ser indigestos”, explica Javier. “Por eso planteamos un formato nuevo de tomar la gallineja de una forma más amable, más moderna y más digestiva. Ha tenido un éxito fantástico”.

En el taco de maíz, el intestino de cordero, muy bien frito, va acompañado de aguacate, pico de gallo, chile chipotle, cilantro y lima. Está buenísimo.

Tacos Taco de gallinejas.

Proseguimos nuestra comida con unos guisantes del Maresme, fuera de carta: una variedad especial de esta verdura, conocida como guisante garrofal, específica de la zona y de esta época del año, que es, sencillamente, un alucine.

La intención de los Aparicio es poder ofrecer este tipo de productos, de lujo, a un precio que no sea desorbitado: “Tocamos la trufa blanca y negra, la caza, el pichón, la anguila, la lamprea… Cuando traemos cosas de estas que tienen un precio por kilo superior a los 100 euros intentamos hacer un esfuerzo para que los platos no sean demasiado caros. Queremos que la gente los pruebe y democratizar la gastronomía, que no te tengas que gastar 100 euros para probar estos guisantes”.

El plato, en el que el guisante está acompañado de un poco de butifarra negra y un huevo frito, tenía un precio de 20 euros y pudimos compartirlo entre cuatro, algo que pueden permitirse muchos bosillos.

Guisantes Fabulosos guisantes del Maresme con butifarra negra y huevo frito.

Dumplings y arroces

Proseguimos el festín con uno de los platos más logrados de la carta, unos dumplings rellenos de mogote ibérico, una de las partes más tiernas del cerdo (cercana al cabecero) que Aparicio confita en manteca colorá durante toda la noche. Estos se sirven acompañado de una salsa y están sencillamente espectaculares.

Aconsejadores por el camarero –que nos guio estupendamente durante toda la comida– pedimos un arroz de conejo de monte, alcachofas y setas. En Salino apuestan por ofrecer arroces melosos que, como nos explica Javier, no siguen un patrón de receta tradicional.

Salino Dumpling De Mogote Con Manteca Colora Dumpling de mogote con manteca colorá.

“El arroz meloso ofrece muchas posibilidades de ingredientes, sabor, textura…”, asegura el cocinero. “Tenemos bien cogida la medida. Usamos refuerzos como la ñora o el pimiento choricero con mucha frecuencia en nuestros guisos y arroces, porque es el umami de La Mancha”.

No miente, era un arroz excelente, que nos deja con ganas de probar sus otras propuestas como el arroz de salmorreta y carabinero.

Arroz Arroz de conejo de monte, alcachofas y setas.

Una carne con premio

Aunque nos quedamos con ganas de probar platos de la carta como el all i pebre o las albóndigas Garam Masala, de las que hablan maravillas, optamos por rematar nuestra comida con una chuleta de vaca finlandesa.

Como bien nos explicó el camarero, se trata esta de una carne que fue premiada en la última edición de World Steak Challenge como la mejor carne del mundo. Procedente de una raza irlandesa, criada en Finlandia y alimentada en parte con pastos, tiene un sabor verdaderamente distintivo.

Chuleta Chuletón de vaca filandesa.

En el restaurante se presenta en chuletón y en lomo bajo, que es el corte favorito de Javier –“Muy elegante, fino, tierno…”–, con una maduración de 45 días, más que suficiente según el cocinero, que cree que se está empezando a madurar demasiado la carne.

La chuleta, por cierto, salió acompañada de unas patatas fritas estilo chips caseras que estaban que te mueres.

Postre Papaya con café.

Nuevos postres

Terminamos la comida, como no, con una selección de postres. Javier explica que la nueva cocina tiene un cuarto frío de pastelería, lo que les permite trabajar más los dulces. “Son postres de restaurante, concebidos con bastante reflexión”, apunta.

Probamos una quesada elaborada con torta de El Casar, con cereza y limón; una papaya acompañada de yogurt y café y un postre con varios chocolates. Estaban todos excelentes. Nos gustó menos la torrija de berenjena que, pese a resultar curiosa, no logra remplazar al postre original.

Nada que objetar al nuevo restaurante de los hermanos Aparicio y mucho que agradecer en una comida en la que no falló ningún plato. Obviamente, el precio medio sube un poco respecto al de sus otros establecimientos, pero se come estupendamente por unos 50 euros, un precio más que ajustado si se incluyen productos como son los guisantes del Maresme, el conejo de monte o una de las mejores carnes del mundo. Para repetir.

Qué pedir: los torreznos, los arroces, los dumplings, y los productos de temporada fuera de carta.

Datos prácticos Dónde: Calle Menorca, 4 (Madrid)
Precio medio: En torno a 50 euros (20/30 en barra).
Reservas: 912 141 682 o en su página web.
Cierra lunes y domingos por la noche.

Las razones que te impiden tener una estrella Michelin si te llamas Begoña Rodrigo, saliste en la tele y no te callas una

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Las razones que te impiden tener una estrella Michelin si te llamas Begoña Rodrigo, saliste en la tele y no te callas una

El pasado 21 noviembre se entregaron las nuevas estrellas Michelin en España. El restaurante valenciano La Salita, comandado por Begoña Rodrigo, estaba en algunas quinielas (aunque no en las de los principales críticos). No salió elegido. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero tenemos algunas pistas.

El restaurante ha tenido altibajos, que la propia Rodrigo reconoce, pero hoy ofrece una cocina de gran categoría, original y con discurso, donde brilla el mejor producto de la huerta valenciana. Una cocina más en el camino de la segunda estrella que de la primera que, sin embargo, apenas ha recibido atención a nivel nacional hasta hace unos meses cuando, por primera vez en los casi catorce años que lleva abierto el restaurante, uno de los críticos más conocidos del país fue allí a comer. “Nunca había venido nadie y, evidentemente, nadie puede escribir si no viene”, apunta Rodrigo.

Esto no quiere decir que Rodrigo no sea conocida. De hecho, lo es, y mucho, todo porque fue ganadora de Top Chef, uno de los primeros concursos de cocina que se emitió en prime time. Un programa que fue a la vez su salvación y su condena.

Salita2 La tiara' es uno de los platos que más lleva en La Salita. Es una mezcla de salazones de bonito, bacalao y mojama, polvo de almendra, tartar de tomate y aceite de albahaca. Todo sobre una base de salsa pesto de verde intenso y una yema de huevo encurtida. Un plato visualmente muy atractivo que casi da pena comer.

La maldición de ser mujer y salir en TV

“Me llamó una amiga de la agencia EFE y fui medio engañada, esa es la verdad”, explica Rodrigo a Directo al Paladar. “En dos semanas estábamos grabando. No me dio tiempo a pensármelo. Tampoco sabía de qué iba esto. Para mí la experiencia fue brutal, y me sirvió para ver otras cocinas, yo no había salido de aquí, pero no tenía ni idea de que iba a tener la repercusión que tuvo”.

De repente Rodrigo empezó a ser muy conocida, algo que a priori parecía bueno para el negocio pero que acabó siendo una especie de maldición. “Trajo muchísima gente, pero que no estaba interesada en nada de lo que hacíamos”, explica Rodrigo. “La satisfacción que se llevaban de aquí dependían de si estaba yo o no, lo único que les importaba es que estuviera aquí y pudieran hacerse una foto conmigo”.

Esta popularidad televisiva, sumado a una cocina que no había acabado de definirse, el machismo endémico de este país y la habilidad de Rodrigo para meterse con quien no debía provocó que el elitista mundo gastronómico le pusiera la cruz.

Salita3 Tallarines de calamar, con cous-cous de coliflor, perejil y cítricos

“La gente ha hablado mucho de mí sin conocerme. Ahora se pueden decir las cosas, podemos tener una opinión, antes era una malfollada. Es la lectura que se hacía. Yo sé que el programa de la televisión me vino bien para ganar pasta, tener más clientes y hacerme popular, pero en cuestión gastronómica evidentemente me restó, porque dejé de importarle a quién tenía que importarle”.

“Un tipo me dijo que por llevar gorra ya no era profesional”

Aunque Rodrigo reconoce que en su cocina no ha tenido que sufrir el machismo, pues siempre ha sido la jefa, no duda de que a un hombre su paso por la televisión no le habría afectado de esa manera. “Un tipo me dijo que por llevar gorra ya no era profesional. Joder, el que no lleva tatuajes lleva cresta y todo está bien, pero yo como soy tía me pongo una gorra y no soy profesional”.

La cocinera nunca se ha dejado amedrentar, algo que aprendió a la fuerza, sufriendo a un padre maltratador durante años. “Aprendí sobre todo a sobrevivir sin morir en el intento, explica Rodrigo. “Yo nunca había hablado de estas cosas, pero hay muchas chicas jóvenes que me escriben y me tienen como referente, y tienen que saber que nunca fue así de fácil, ni es así de bonito, y me parece muy importante que la gente sepa esto, porque a mí no me da vergüenza ninguna, la vergüenza le tiene que dar a él, que fue el que lo hizo. Desde que lo conté me quité un peso de encima, tendría que haberlo contado hace 20 años”.

Salita4 Corvina a la plancha con menestra de verduras, algas y espinaca. Buenísimo.

Encontrar tu camino a base de esfuerzo

Durante sus catorce años de recorrido, Rodrigo ha hecho un enorme esfuerzo por colocarse en el mapa, tratando de encontrar su propio camino.

El establecimiento empezó ofreciendo una cocina súper global: noodels, saams, baos… Todo lo que a Rodrigo, que viajaba mucho, se le pasaba por la cabeza. “De ahí empezamos a hacer una comida mucho más local, pero pasamos por una cocina muy barroca, muy chunga”, reconoce Begoña. “Estaba entre lo otro y lo que hacemos ahora, usando mucha técnica de El Bullí, muchas cosas de estas. No tenía un gusto definido, pero en el momento que lo hacía estaba orgullosa de lo que hacía, y era totalmente coherente con lo que pensaba que quería hacer. Ahora miro atrás y digo "Joe Begoñita, menudos platos" pero la clientela siempre pensó que estábamos haciendo algo honesto”.

Salita7 Salmonete a baja temperatura, con salsa de sus higadillos, seta enoki, tirabeque y raíz de apio.

De un tiempo a esta parte Rodrigo empezó a centrarse en realizar cocina de proximidad, apostando fuerte por los productos de la huerta valenciana y la cocina mediterránea, pero con mucha personalidad.

“La prensa española no ha escrito nada de nosotros, pero hemos salido en el Times irlandés, en prensa holandesa...”

Quizás su trabajo más destacado es la investigación en torno a las raíces y tubérculos olvidados de la zona. “Si te fijas en Kiko Moya o Quique Dacosta, todos estaban tirando por el tema de las salazones, los túneles de sal y tal”, explica Rodrigo. “A mí me parece muy interesante, pero si lo hacía iba a ser una más y nunca iba a llegar al nivel de ellos porque no tengo los precios que tienen ellos y no puedo acceder a los productos que tienen. Era partir en desventaja”. Fue entonces cuando pensó en hacer algo parecido con las verduras.

Salita11 Begoña Rodrigo, durante la entrevista.

Su cocina, actualmente, tiene a las hortalizas como protagonistas e, incluso, se ofrece un menú completamente vegetariano. La idea de Rodrigo es ofrecer una comida equilibrada, que no resulte nada pesada. Esto le ha cultivado un enorme éxito entre el público foráneo, que demanda mucho más que el español una cocina rica en vegetales.

“La prensa española no ha escrito nada de nosotros, pero hemos salido en el Times irlandés, en prensa holandesa...”, explica la cocinera. “Tenemos una clientela turista de boca a oreja que lo flipas. Tenemos un 70 % de guiri en julio y agosto. Ellos no conciben que tengas que avisar que eres vegetariano. Entienden que en un menú hay una opción vegetariana. Las cosas cambian y cuanto antes llegues, mejor”.

Salita6 La impresionante tabla de tubérculos y raíces compuesta, de derecha a izquierda, por salsifí con yema encurtida y trufa, raíz de perifollo con caviar, raíz de perejil con remolacha y kalamata, boniato con salmón, raíz de nabo daikon con algas y plancton, y zanahoria con nori y cogollo. Un plato de muchísima categoría.

Por qué es necesario tener una estrella

Seis años después de su paso por televisión, en 2013, pocos se acuerdan de Rodrigo como la tía borde de Top Chef. Todos menos los inspectores de la Guía Michelin, que quizás tampoco perdonan sus críticas al hablar de la sacrosanta institución de la gastronomía. Unas críticas que la cocinera amaga con evitar, pero no consigue guardarse cuando le preguntas por qué aún no le han dado la estrella:

“Creo que tiene que ver con el personaje, conmigo. Me he quejado alguna vez en las redes, pero he dicho lo que pienso. Me parece que es una guía privada, que tiene los intereses económicos que tiene, que venden ruedas, y que los locales que estamos en determinados sitios pues no somos tan interesantes y por lo que sea no les intereso”.

Salita12 Bajoqueta, ceps y calabacín con crema de queso de leche cruda de vaca. Una suerte de carbonara vegetal que era sencillamente increíble. De lo mejor que he probado en mucho tiempo. En serio.

Esto no quiere decir que no quiera la estrella. La quiere, y mucho. “Es muy importante conseguirla, sobre todo para gente que lleva aquí mucho tiempo, ellos se la merecen”, asegura. “Si me tengo que tragar la lengua y comerme todo lo que he dicho para que me den la estrella pues lo hago, porque no me la dan a mí, se la dan a todo el equipo. Es algo en lo que he pecado mucho tiempo. He dicho lo que me ha dado la gana, porque no me ha importado tanto, pero es muy duro cuando llega noviembre y no te dan la estrella, venir a abrir el restaurante y explicarles a los chicos que no te han dado la estrella, sin saber tampoco por qué no te la han dado. Levantar la moral para que quiera seguir creando es muy complicado”.

Una estrella Michelin, explica Rodrigo, también te da cierto margen para, sencillamente, vivir mejor. La cocinera está trabajando ya en un nuevo negocio: un pequeño hotel instalado en una huerta, con un pequeño restaurante. Su idea es poder compaginar la actividad cerrando más días La Salita, algo para lo que vendría bien una estrella.

Salita10 Los postres también destacan. Esto es un pastel de calabaza con parmesano y naranja. Riconudo.

“Lo que me encantaría es cerrar sábado y domingo, ese es mi sueño, por eso quiero también que me den una estrella”, concluye Rodrigo. “Las mujeres deberían señalar qué se ha hecho mal durante tantos años en hostelería. Hay muchas cosas que se hacen o por inercia. ¿No quieres conciliar? Nosotros hay una cosa que hacemos desde el principio casi, y es que mi cocina un cocinero no la limpia. Hay dos personas para limpiar la cocina, mis cocineros cocinan, acaban de hacer su trabajo y se van a su casa. ¿Por qué tienen que limpiar la cocina? Dicen que es un tema de disciplina, pero no, es un tema que hay que subsanar, como el tema de horarios, y se puede hacer, tienes que poner una motivación, poner algo que valga la pena, y eso es lo que tendrían que hacer las mujeres, porque crearíamos un modelo de negocio en el que todos querrían venir a trabajar con nosotras en vez de trabajar con ellos. Tienes que buscar como atraer a la gente para que venga a ti, y eso es un cambio fundamental en hostelería”.

Qué pedir: Hay tres menús degustación. Nosotros tomamos el menú Rodrigo, que tiene un precio de 67,95 euros, sin vino, y nos pareció excelente y nada pesado.

Datos prácticos
Dónde: Carrer de Sèneca, 12 (Valencia)
Precio medio: En torno a 80/90 euros, con vino.
Reservas: 963 81 75 16 y en su página web.
Horario: Cierra domingos

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